Siempre digo que si hay alguien en el mundo que conoce con profundidad la ansiedad, son las personas que la padecen. Ellos han escrito y escriben la historia y gracias a sus historias, nosotros y ésta ciencia sigue creciendo. Hoy nos cuentan cuál es su arma secreta contra la ansiedad.

Así que son ellos y sus aprendizajes quienes llenan hoy éste blog. Muchas de las personas que padecen un trastorno de ansiedad buscan incansablemente el arma secreta para combatirla, deseando ponerse delante de alguien que haya o que esté superando la ansiedad, para que puedas darle el secreto. Si algo nos enseñan los testimonios de nuestros pacientes, es que no hay un “arma” universal. Y que cada uno, en su andadura, ha labrado su propio camino y ha encontrado sus propias armas.

Hoy algunos de ellos comparten con todos sus testimonios. ¡Gracias! 😉

Entonces… ¿Cuál es tu arma secreta contra la ansiedad?

“Mi arma es el tiempo. He sido muy impaciente durante mucho tiempo y eso me ha propiciado mucha ansiedad, culpabilidad y frustración. Un día entendí que hasta ahí habíamos llegado, que me merecía mi tiempo porque iba a hacer algo muy grande. Entendí que iba a enfrentarme a una de las cosas más importantes de mi vida y que eso requería paciencia y amor propio. Cuando ya no esperaba cambios diarios, ni cuestiones milagrosas dejé también de autobservarme tan obsesivamente y mi ansiedad bajó considerablemente. Le he preguntado muchas veces a mi psicóloga: ¿Pero si entiendo esto que me pasa por qué me sigue pasando? Ahora entiendo que hay cosas que debo experimentar y vivir y que llevo el suficiente tiempo enfadado con mi cabecita para que nos lleve un tiempo hacer las paces. En ello estamos “.

Paciente con trastorno de pánico

¡Qué mal nos llevamos con la paciencia! Lo queremos y lo queremos ya. Y si solo supusiese algún mosqueo esporádico por no conseguirlo cuando queremos… Pero no. La impaciencia es más tóxica de lo que imaginamos y nuestro paciente está en lo cierto.

Cuando creemos que debemos de mejorar de manera constante e inmediata nos solemos volver inspeccionadores de nuestro yo. Nos volvemos termómetros que miden constantemente nuestro propio estado. ¿Bien? “Menos mal” ¿Mal? “Menudo fracaso, esto no va a curarse nunca“. Y así aparecen recaídas, emociones desagradables y pensamientos destructivos.

Si alguien quiere atravesar exitosamente su camino hacia la “curación” ha de aliarse con la paciencia. Y no nos vengamos abajo, no hablamos de tiempos interminables, pero cada uno necesita su propio proceso y sus propios tiempos. Yo siempre pongo un ejemplo: Imagina que quieres coger mucha confianza conmigo, pero quieres que sea rápido, instantáneo… Esto puede hacer que te curres más la relación y te impliques en ella, pero… ¿Acaso no necesitamos pasar tiempo juntos y conocernos para poder confiar el uno en el otro? Pues algo así pasa con nosotros mismos, llevamos meses o años desconfiando de nuestra mente y organismo. Necesitamos tiempo para recuperar nuestra confianza y quien lo acepta tiene la opción de hacerse mucho más amable el camino.

“Si tuviese que decir cuál es mi arma secreta le llamaría la balanza. Cada vez que tengo que hacer algo que me da mucho miedo pongo las cosas en una balanza. ¿Qué puedo perder? ¿Qué puedo ganar? La balanza me ha hecho tomar decisiones aun teniendo mucho miedo, me ha hecho sopesar y darme cuenta que cuando comparo las dos cosas, suele merecerme la pena seguir adelante. Reconozco, que cuando tomo la decisión de seguir adelante y el resultado no es el esperado, suelo cabrearme con la balanza y todavía caigo en el no sé si valdrá la pena todo el esfuerzo. Entonces en mis horas de terapia cuento esta sensación y al salir por la puerta sigo queriendo utilizar mi balanza muchas veces más“.

Paciente con Agorafobia

Resulta atractiva la idea de que, si puedo empezar a perder, entonces podré empezar a ganar. Observamos que según las expectativas que pongamos en la experiencia, según lo que creemos que nos estamos jugando, tomaremos unas u otras decisiones. Es decir, que, si creemos que tenemos mucho que perder, nos pondremos más nerviosos y nos bloquearemos más. Magnificamos en muchas ocasiones la idea de que las cosas no salgan como esperamos y nos parece insoportable tenernos que exponer a la incertidumbre. A veces, creemos que si dejamos las cosas como están, no perderemos, creyendo que solo al arriesgar podemos perder. Pero hay algo que esta paciente descubrió, que intuyo fue motor para seguir adelante: cada vez que elegía no ir, se perdía a ella un poquito más.

“Mi arma secreta es conocer. Cuando conozco porque pienso así, porque siento así y porque me comporto así todo es esclarece ante mis ojos y el mundo y sobre todo yo, me da menos miedo. Sé más de mí, cada vez un poco más y eso es como un ansiolítico para mí. ¿Qué me pasó en aquel lugar para tener una crisis de ansiedad? Cuando lo descubro, me lleno de fuerzas, porque sé que con esfuerzo podré cambiarlo. Entonces tengo la sensación de que todo depende de mí y de mi esfuerzo y capacidad de cambio y por momentos me siento muy, muy poderosa“.

Paciente con agorafobia

Existe la percepción equivocada de que el pánico nos invade de golpe, sin que podamos hacer nada para remediarlo, de que es algo que no tiene motivo ni porque… Nos decimos a menudo “va a darme una crisis “, como si nos fuera a poseer un inmenso mal en cualquier momento, sin avisar. Claro está, que esta idea nos deja “fuera de juego” en una posición donde no podemos hacer nada más que esperar a que aparezca y aguantarlo. Conocer el mecanismo del miedo, o más bien, del miedo al propio miedo, permite a las personas comprender cuál es el recorrido previo a una crisis de pánico y poder gestionar así los pensamientos que llevaban a ella.

“Mi arma secreta es hacerme más flexible, cualquiera diría que estoy entrenando gimnasia rítmica. Padezco toc, con fobias de impulsión y he entendido que mi manera rígida de ver el mundo y verme a mí me ha hecho tener mucho miedo a perder el control. Si no dormía, era un caos, sino pensaba como quería era un caos… Procuro, aunque aún me cuesta desdramatizar, ver el mundo más neutral. Esa es mi arma secreta, el color gris, porque llevo viendo mi vida durante mucho tiempo en blanco o en negro“.

Paciente con trastorno obsesivo compulsivo

El ser humano ha tendido siempre a clasificar y categorizar el mundo para poder ordenar y entender la gran variedad o “caos” de la realidad (en ocasiones es incluso necesario), es cierto. No obstante, hacerlo en exceso supone quedarnos muy cortos, parcelar y reducir a una pequeña parte la enorme variedad y diversidad.

El pensamiento polarizado o dicotómico es una distorsión cognitiva o tipo de pensamiento irracional que hace referencia a la tendencia a verlo todo exclusivamente en los extremos o polos (o blanco o negro), como dos absolutos, sin términos medios (sin escala de grises).

“Mis armas secretas son mis ratos en silencio conmigo misma, ratos donde dejo que todo pueda pasar, que todo pueda pensar. Estoy enamorada de la relajación autógena y de lo que me ha proporcionado. Gracias a ella aprendí a sentirme y a estar en silencio conmigo misma. Contacté como nunca antes con mi cuerpo y le dejé de temer“.

Paciente con ansiedad con síntomas disociativos

Aprender cómo relajarme es uno de los aliados más interesantes contra la ansiedad. Normalmente la ansiedad nos desparrama, nos descoloca; así decimos que “el estado de flujo” sería lo contrario: en la medida en que nos concentramos en una tarea, es más fácil permanecer en la actividad.

Por otro lado, el silencio, es enemigo para muchos de nuestros pacientes que temen escucharse. El Silencio es quietud, tranquilidad, calma, es una reflexión interior de uno mismo sobre nuestros propios pensamientos. Es interesante preguntarnos cuánto tiempo dedicamos al silencio y a la amabilidad en nuestras vidas. Cuánto a crear espacio entre pensamiento y pensamiento, o a ser silenciosos y afables testigos o espejos de nuestro mundo interior, de esas olas de experiencia continuas y cambiantes. Detrás del miedo al silencio podemos escuchar los sonidos sutiles de nuestro mundo interno, haciéndonos conscientes de sensaciones, emociones, pensamientos y sentimientos que se nos hacen inaudibles en nuestra ajetreada vida diaria, y que pueden estar esperando a ser escuchados y darnos valiosa información.

“Mi arma secreta es la tenacidad. Llueva, nieve o salga el sol voy a seguir con los objetivos propuestos. Estoy tan convencida de ello que he dejado de tener miedo a tener días malos, porque me he prometido que pase lo que pase y me sienta como me sienta no voy a parar. Y no voy a fallarme”.

Paciente con claustrofobia

A veces les digo a mis pacientes, que cuando uno se deja la piel en el camino, lo difícil es que las cosas salgan mal. Persistir a pesar de los contratiempos va a ser clave en cualquier proceso de recuperación.

“Mi arma secreta es estar dispuesta a morir en cualquier sitio. Siento si suena tétrico, pero es así. Cuando tengo un ataque de pánico, entro en la absoluta convicción de voy a morirme y cómo me es muy difícil, aun, cambiar esa perspectiva, me he autoconvencido de que si tengo que morir lo haré así, viviendo. Me siguen dando ataques de pánico, pero mi agorafobia cada día se merma un poco más. Cuando voy al centro comercial y empiezo a sentir un ataque de pánico, estoy convencida: es aquí donde voy a morir, ni ahí, ni allí, aquí. Si supieras las veces que me ha ayudado a dejar de salir corriendo… Quiero morirme viviendo“.

Paciente con agorafobia y fobia social

Pues como decía esa mítica frase, a veces, uno prefiere morir de pie que vivir siempre arrodillado.

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