Según Steven C. Hayes, precursor de la terapia de aceptación y compromiso, el término flexibilidad psicológica se definiría así:

La flexibilidad psicológica es la capacidad de sentir y de pensar con apertura mental, de asistir voluntariamente a la experiencia del momento presente y de avanzar en las asistir direcciones que son importantes para nosotros, al tiempo que forjamos hábitos que nos permiten vivir de un modo congruente con nuestros valores y aspiraciones. Se trata de aprender a no evitar lo que nos resulta doloroso y a aproximarnos al sufrimiento, para poder vivir una vida llena de sentido y de propósito.

El modelo de flexibilidad psicológica, que se desarrolla dentro de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), presenta un conjunto limitado de procesos que contribuyen a la adaptabilidad humana y en su contrario la psicopatología y el sufrimiento. Estos procesos formarían lo que han llamado flexibilidad psicológica y su opuesto, rigidez psicológica.

Procesos de la flexibilidad psicológica

La flexibilidad psicológica la constituyen seis procesos, el modelo también ha recibido el nombre de Hexaflex:

Defusión. Para entender este término tendremos que explicar antes que es la fusión cognitiva. La fusión cognitiva significa que asumimos como cierto lo que nos dicen nuestros pensamientos, literalmente y esto hace que tenga influencia en nuestros actos. Por el contrario la defusión, sería ser conscientes que estamos pensando, sin fusionarnos, sin pegarnos, con el fin de tomar distancia con nuestros pensamientos para conseguir desprendernos de los negativos. Observarlos para poder elegir que acción tomamos.

Yo. Tendría que ver con las historias que nos contamos a nosotros mismos de lo que somos y también como son los demás en relación a nosotros. Conectando con nuestro yo a un nivel más profundo veremos que somos más que las historias que nos contamos y más que lo que dice nuestra mente que somos.

Aceptación. Implica reconocer y abrirnos a nuestras emociones, pensamientos y sentimientos. Asumiendo plenamente nuestras experiencias de vida, desde una postura de ser capaces, sin victimismo. En contraposición estaría la evitación vivencial, intentamos controlar o evitar determinadas experiencias desagradables de nuestra vida, incluidos pensamientos sentimientos y sensaciones y algunas situaciones como asumir una pérdida de alguien querido. El control y la evitación son estrategias que utilizamos porque en un principio creemos que es la manera de gestionarlas, sin embargo, con el tiempo a largo plazo aumentan nuestras limitaciones y nuestra capacidad de sentir. La idea sería que nos demos permiso para sentir aunque algunas de esas emociones nos produzcan sufrimiento y sintamos vulnerables.

Presencia. Tendremos que focalizar nuestra atención de manera flexible y centrada en el momento actual, en el ahora, en nuestro interior y lo que ocurre a nuestro alrededor. Entendiendo que la atención rígida nos dirige al pasado y al futuro, dando lugar a procesos de rumiación y de preocupación.

Valores. Implica tener la capacidad de elegir nuestros propios objetivos, valores y no los designados por la sociedad. En ocasiones intentamos alcanzar determinados objetivos porque creemos que es lo que se debe hacer. Elegir un camino marcado por nuestros propios valores y con un propósito.

Acción. Habilidad para dirigirnos en la dirección que marcan nuestros valores, ya que si los valores no los llevamos a la acción se quedan en proyectos, y dejar de actuar con el fin de evitar sentirnos mal. Para conseguirlo debemos comprometernos en la construcción de ciertos hábitos, esto se llevara a cabo de manera paulatina y de manera competente.

Desde este enfoque estos seis procesos son los responsables de la flexibilidad psicológica, cuando uno de ellos falta se corre el riesgo de rigidez psicológica, la cual nos llevaría a un funcionamiento no adaptativo y que nos causaría sufrimiento.

El modelo de flexibilidad psicológica mantiene que el dolor es una consecuencia natural del vivir pero que la gente sufre sin necesidad cuando su nivel de rigidez psíquica le impide adaptarse al contexto interno o externo.

Los seis procesos de flexibilidad psicológica, desempeñan un papel fundamental a la hora de determinar hasta qué punto los humanos son capaces de adaptarse a la circunstancias y a los retos de la vida. Estas habilidades que hemos expuesto se pueden practicar para conseguir una mayor flexibilidad, con el fin de canalizar nuestras emociones y nuestros pensamientos del momento presente. Nos ayudaran a superar determinadas situaciones vitales y también nos permitirán llevar una vida más plena y sana.

Bibliografía:

Hayes, S.C. Una mente liberada: la guía esencial de la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Barcelona: Paidós.
Hayes, S.C. et al. (2015). Terapia de aceptación y compromiso. Desclée De Brouwer.

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