¿Sabes lo que es la coulrofobia? Nada más y nada menos que el miedo a los payasos.

Este halloween seguro que os habéis fijado en la cantidad de gente disfrazada del Joker, también del mítico payaso de la película de IT de Stephen King, o simplemente de payasos siniestros ensangrentados que daba la sensación de que en cualquier momento iban a cometer algún acto delictivo relacionado con la agresión o el asesinato.

Es posible que si os habéis cruzado con alguno de los citados anteriormente le hayáis mirado con desconfianza o incluso algo de miedo, no os preocupéis, esto es normal; aunque si el miedo que habéis sentido es muy muy elevado volviéndose irracional, estaríamos hablando de coulrofobia o miedo a los payasos.

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Breve historia de los payasos

El origen de los payasos se remonta hace 4.500 años atrás en el Antiguo Egipto, por entonces, formaban parte de la corte del faraón Dadkeri. Apenas se parecían a los payasos que conocemos hoy en día, como os podréis imaginar.

En esta época, los encargados de entretener a los faraones y a la corte eran pigmeos africanos. Estos “payasos primigenios” se encargaban de amenizar a su público imitando a los diferentes dioses egipcios. Para ello, iban ataviados con pieles de leopardo y máscaras, e incluso en esta época tan temprana ya había cierto reconocimiento para estos artistas.

En la antigua China, un bufón llamado Yusze, servía en la corte del emperador Chiiu Shih Huang-ti, a quien se debe la construcción de la gran muralla china. Desde esta época ya le sería otorgado a este personaje un privilegio que le será reconocido a lo largo de la historia: el poder burlarse del rey, hacerle sugerencias, e influir contundentemente en sus decisiones.

En esa misma época, la Antigua Grecia y el Imperio Romano fueron otros dos de los lugares señalados en los que emergieron figuras cómicas que se relacionan con el origen de los payasos. Es más, empezaron a jugar un papel mucho más parecido al actual, ya que estos artistas no fueron en ningún momento bufones de la corte, más bien eran personajes teatrales.

En la Edad Media los artistas cómicos estaban, de nuevo, al servicio exclusivo de la corte. Conocidos inicialmente como bufones, sus rudimentarias técnicas de entretenimiento se irían perfeccionando con el paso del tiempo, mostrando posteriormente mayores similitudes con la labor de los payasos, los juglares o los malabaristas medievales que todos conocemos por cuadros, libros o películas.

Y precisamente es, tras la Edad Media, cuando este personaje da un salto cualitativo, y a partir de este momento empieza a germinar la historia que todos conocemos del payaso dentro del mundo del circo.

¿Por qué nos dan miedo los payasos?

El payaso se creó para entretener, hacer reír y divertir, las novelas y el cine se ha encargado de darle un giro de 360º a esta figura, convirtiéndola en un ser tétrico, aterrador, horrible y nada deseado. Basta con recordar a Pennywise, el célebre payaso de la novela It, de Stephen King, luego llevada al cine, que terminó de definir la imagen definitiva del payaso diabólico, asesino y tormento de los niños.

  • Aunque una de las causas de este miedo puede estar desencadenada por una situación traumática con algún payaso, esto es cierto, pero hoy vamos a ir más allá, pues la fobia a los payasos suele estar muy relacionada con causas emocionales latentes en el subconsciente de la persona. La mayoría de los casos, las personas que refieren esta fobia, verbalizan que aquello que les genera mayor incomodidad es el maquillaje de colores brillantes, el cabello extraño, los ojos y boca acentuados, su sonrisa, los sonidos que hacen los e incluso los ropajes que usan.
  • Lo que ocurre en nuestra mente cuando vemos un payaso es una disonancia cognitiva, este fenómeno fue expuesto por Freud. Este postuló que cualquier cosa que nos resulta familiar, pero al mismo tiempo extraña, puede causar en nosotros una sensación de inquietud e incluso miedo. Cuando el cerebro no tiene claro lo que expresa algo o alguien, tiende a desconfiar y esa desconfianza puede expresarse en miedo.
    En el caso de los payasos, a priori no nos queda claro qué intenciones esconden bajo su maquillaje estridente y la risa desproporcionada. La desconfianza que nos genera la cara histriónicamente maquillada, que no deja ver la expresión facial auténtica, puede llegar a causarnos verdadero rechazo. Estas características permiten a los payasos adoptar una nueva identidad y no cumplir con ciertos patrones sociales que no sería posible de otra forma en la vida “normal”, por lo que nos resultan impredecibles, de ahí que nos generen desconfianza.
    Con la sonrisa permanente congelada en el rostro pasa igual, nos produce una disonancia cognitiva en la mente. Sabemos que sonreír es positivo, pero es imposible hacerlo siempre. En cambio, un payaso lo hace, y eso es interpretado por el cerebro como una anomalía.
  • En otras ocasiones, la persona puede desarrollar coulrofobia simplemente al ser expuesta a creencias irracionales relacionadas con payasos, pudiéndose haberse establecido mediante informaciones erróneas transmitidas por otras personas, películas, novelas de ficción, noticias… sin la necesidad de que la persona lo haya vivido u observado. Por ejemplo: “los payasos son malos y van hacerme daño, los payasos son peligrosos y matan a la gente”.

Síntomas de la coulrofobia o miedo a los payasos

Los síntomas de la coulrofobia o miedo a los payasos serán los propios de cualquier fobia específica, aunque es cierto que pueden variar según la persona:

• Presencia de un miedo o ansiedad intensa por un estímulo desencadenante específico.

• El objeto o situación fóbica casi siempre provoca una reacción de miedo o ansiedad inmediata.

• La persona busca con todo su empeño evitar o resistirse activamente el objeto o la situación.

• El miedo o la ansiedad presentados generan una respuesta desproporcionada al peligro real que representa el desencadenante.

• La presencia del miedo y la ansiedad son persistentes, durando normalmente seis o más meses. Genera un malestar clínicamente significativo, así como un deterioro social, laboral y en otras áreas de la vida de la persona.

• Y por supuesto síntomas fisiológicos como temblores, sudoración, taquicardia, respiración irregular o sensación de ahogo.

Tratamiento de la coulrofobia

El tratamiento más habitual para combatir la fobia a los payasos suele incluir, mediante una terapia psicológica, la exposición prolongada, que permite a la persona con fobia tomar contacto progresivamente con la causa del miedo de modo que síntomas vayan disminuyendo de forma gradual y la persona se vaya habituando poco a poco. La exposición puede entrar en combinación con técnicas de relajación para reducir los niveles altos de ansiedad (respiración diafragmática, por ejemplo).

Por otro lado, debemos tener en cuenta que los pensamientos juegan un papel fundamental debido a que se establecen un conjunto de pensamientos irracionales entorno al estímulo fóbico. Por ello, otra técnica muy útil es la de reestructuración cognitiva, con el objetivo de reestructurar estos pensamientos negativos asociados a la situación u objeto fóbico a otros más adaptados a la realidad y saludables.

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