¿Notas que, cuando tienes ansiedad, de repente y de forma abrupta aparece como una especie de “hueco” en la boca del estómago, una repentina sensación de asco e intensas náuseas o ganas de vomitar? No te preocupes, suele suceder. Y, aunque no te lo creas en un primer momento, es también un síntoma físico característico de ansiedad. A continuación veremos qué son las náuseas por ansiedad y por qué se producen.

Las náuseas por ansiedad. ¿Qué son?

Todos nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos tenido náuseas. Las náuseas son esas sensaciones que experimentamos de molestia en la parte posterior del estómago y de la garganta (aunque también en cualquiera de las zonas implicadas en el tracto intestinal del sistema digestivo), y que en ocasiones incluso pueden derivar en vómitos, ya que suelen ser una sensación que indica la proximidad de los mismos –aunque no siempre ocurre así-.

Las náuseas por ansiedad son, ni más ni menos, un síntoma físico gastrointestinal, el mismo síntoma físico que notamos cualquiera de nosotros con una causa específica: estar experimentando ansiedad. Un cambio corporal que se produce en nuestro organismo como consecuencia de la ansiedad, más concretamente, en el estómago y la garganta, como acabamos de ver.

¿Por qué aparecen?

La ansiedad es, como ya bien sabemos, un estado de activación del cuerpo, que se desencadena para prepararnos para afrontar un posible peligro y/o amenaza y así, de esta forma, garantizar nuestra supervivencia. Para conseguirlo, se activan determinadas funciones corporales (por ejemplo, aumenta la tensión muscular –para atacar al potencial peligro con fuerza o movilizar las piernas para poder correr más rápido y escapar o huir de la amenaza-, el corazón bombea más rápido para llevar más oxígeno en sangre, etc.) y se desactivan otras funciones corporales, que se consideran innecesarias, obstáculos o irrelevantes para poder movilizar la conducta de ataque o huida ante el peligro.

Pues bien, precisamente una de esas funciones que el cuerpo paraliza cuando tenemos ansiedad es la función digestiva, ya que el estómago requiere de mucha energía para procesar los alimentos ingeridos, y esta energía es necesaria para atacar o huir del peligro. Como consecuencia de ello, es lógico que aparezcan síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos o incluso gases o ardor de estómago, entre otras molestias digestivas.

Más concretamente, el hecho de que notemos náuseas por ansiedad puede deberse a varias razones o causas, a saber, como consecuencia de una tensión muscular excesiva, en concreto, tensión en la musculatura abdominal (la cual conlleva la apertura de la válvula separadora entre el estómago y el esófago, experimentando esa sensación de que se nos “cierra” el estómago o notamos un fuerte “nudo” en él), aunque también puede ser consecuencia de episodios de cefaleas tensionales, o tensión excesiva en las cervicales, por ejemplo. Por otra parte, también pueden ser consecuencia del aumento de la adrenalina y el cortisol, hormonas liberadas durante la respuesta de ataque/huida, y que en algunas personas producen mareo.

Sea como fuere, lo importante es identificar que, aunque parezca mentira, las náuseas también pueden constituir un síntoma físico de ansiedad, y no exclusivamente un síntoma de una enfermedad física. Si notas sobre todo que tienes importantes ganas de vomitar cuando te encuentras especialmente nervioso/a, y ya se ha descartado previamente cualquier otro posible origen médico, recuerda que entender por qué mi cuerpo está reaccionando de esta manera constituye una importante ayuda durante mi proceso de ansiedad, al igual que trabajar directamente sobre la ansiedad con estrategias de gestión adaptativas (como, por ejemplo, practicar técnicas de relajación que actúan directamente sobre los síntomas físicos de ansiedad, reduciendo su intensidad y ocurrencia).

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