No. El miedo a los espacios no es solo agorafobia. Y es posible que si has tecleado estos términos en internet hayas encontrado agorafobia sin ser ese, realmente, tu padecimiento. Hoy hablamos de la fobia a los espacios.

Mientras que la agorafobia, la entendemos como el miedo u ansiedad a encontrarse en lugares o situaciones en los cuales la fuga pueda ser difícil (o embarazosa) o en los cuales pueda no tener ayuda disponible en caso de tener un ataque de pánico inesperado , la fobia a los espacios es entendida como el miedo a poder “desplomarse” en cualquier momento, miedo a la inestabilidad y por ende miedo a no tener sujeción en caso de sentir determinada sintomatología que la persona relacione con perder el equilibrio ( mareo, inestabilidad, taquicardias…).

Para las personas con fobia a los espacios el mundo se complica cuando no hay sujeción, cuando el espacio está abierto y no hay nada cerca en lo que apoyarse, una pared, un coche, un bastón, un paraguas o incluso una persona que sirva de “anclaje”.

Quizá una experiencia de desmayo, de pérdida de conocimiento o de equilibrio pudo ser el desencadenante de todo. Tal vez, también, pueda ser un miedo feroz a uno de los síntomas que has experimentado teniendo ansiedad: el mareo/ la sensación de inestabilidad. Sea cual sea el motivo, ésta fobia condiciona enormemente la vida de las personas, traduciéndose en una evitación de lugares (grandes avenidas, pasos de cebra, grandes superficies…) donde la persona considera estar en peligro al no tener un punto de apoyo inmediato.

“Para María cada día resulta una odisea. Cualquier plan inesperado le supone una fuente de ansiedad, pues no sabe porque calles tendrá que transitar. María podría hacer una vida normal si siempre pasara por calles estrechas, pues le resulta tranquilizador, saber que puede apoyarse rápidamente en caso de sentir una sensación de inestabilidad o inestabilidad. Pero el mundo no está hecho para su fobia. María vive en una gran ciudad, llena de avenidas inmensas e interminables plazas. Cada día sale a comer con sus compañeros de trabajo, sufriendo una gran ansiedad previa pues… ¿A qué restaurante iremos hoy? ¿Habrá que pasar por alguna calle muy abierta? ¿Habrá que atravesar algún paso de cebra? Cuando finalmente sabe a qué lugar irán a comer, suele evitarlo si en su mapa mental entran calles no abordables para ella. Calles amplias, calles “sin sujeción”, calles donde para ella, su integridad, está en peligro.”

Ahora que ya conocemos más sobre la fobia a los espacios ¿Podemos hacer algo?

Tratamiento de la fobia a los espacios

La fobia a los espacios no es una condena eterna. Con trabajo y persistencia se puede solucionar, aunque como la mayoría de las fobias, requiere tiempo y entrega para poder obtener los resultados esperados.

La intervención que se ha mostrado más eficaz en la recuperación de esta fobia específica es la cognitivo conductual, ya que abarca tanto los componentes cognitivos (creencias irracionales, pensamientos negativos automáticos…) como conductuales.

La persona debe recibir información psicoeducativa parapoder comprender que le está ocurriendo. Explicaciones acerca del proceso que ocurre en la mente y en el cuerpo, para comprender el porqué de nuestros temores y poder construir una historia con sentido.

Otra de las técnicas significativas a emplear es la reestructuración cognitiva con el objetivo de modificar posibles creencias erróneas que la persona ha construido a lo largo del tiempo.

Uno de los factores más importantes a tratar en esta fobia es el entrenamiento en atención. Es lo que llamamos establecimiento del foco. La persona con fobia a los espacios debe aprender a poner la atención “hacia fuera” para dejar de obsesionarse con su propio cuerpo. Debemos desarrollar la consciencia para tener una visión cada vez más ecuánime y menos deformada de la realidad.

Y por último el plato fuerte, la exposición. Será fundamental que tras determinados aprendizajes la persona aprenda a exponerse a aquellos espacios temidos. El objetivo es que la persona se demuestre que puede tolerar no tener un punto de apoyo cerca y que las consecuencias temidas, pertenecen más a sus fantasías que a una creencia certera.

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