Por mucho que nos empeñemos en negarlo o tratemos de huir de ello, la vida es un sendero empedrado, un río de aguas turbulentas, un reparto de bofetones constante, y nosotros podemos elegir… Podemos elegir quedarnos sentados en una piedra con los zapatos en la mano, al borde del sendero, pensando si seguir caminando o cómo seguir; podemos bracear como locos, hasta quedarnos sin aliento, para tratar de llegar a la orilla del río a salvo, o dejarnos llevar por la corriente sin más; podemos quedarnos quietos recibiendo porrazos o tratar de liberarnos de ellos o, al menos, tratar que estos inevitables nos lleguen más suavecitos. La diferencia entre una elección y otra está en la valentía, en el coraje, en el valor.

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Valentía: ¿qué es ser valiente?

Podríamos definir la valentía como la capacidad del ser humano que, siendo consciente de sus miedos, es capaz de aceptarlos y afrontarlos. Fortaleza que nos ayuda a poder hacer frente a las situaciones difíciles que se nos pongan en el camino, así como, para defender nuestros ideales, emociones, creencias o pensamientos a pesar de que exista la posibilidad de no ser comprendidos o aceptados. Esto nos permite comprobar que somos capaces de superar las dificultades, lo cual nos aporta esperanza y seguridad.

Una persona valiente es aquella que no se deja intimidar ante la amenaza, el cambio, la dificultad o el dolor; aquella que es capaz de defender una postura que cree correcta, aunque exista una fuerte oposición por parte de los demás; aquella que actúa según las propias convicciones, aunque eso suponga ser criticado.

En este sentido, la valentía podría incluir la fuerza física, pero no se limita a eso, sino que describe aquellos puntos fuertes que tienen que ver con la superación de los miedos, manifestándose tanto dentro de cada uno de nosotros como expresado hacia el exterior, dado que pueden estar compuestas por pensamientos, emociones, motivaciones y decisiones.

¿Qué No es ser valiente?

La valentía no significa no tener miedo, todo lo contrario, trata de hacernos conscientes de nuestros miedos y decidir qué hacer con ellos.

Ser valiente, no consiste en superar las dificultades en soledad y sin ayuda, todo lo contrario, es más valiente aquel que al reconocer sus miedos y sus límites, pide ayuda (si es necesario) para poder afrontar y superar las dificultades.

Ser valiente no significa no tener ningún momento malo, o no encontrarnos mal y, por tanto, tener que estar siempre bien, contentos y dispuestos a superar la adversidad. Significa ser conscientes de nuestras emociones, darnos permiso y ser comprensivos con nosotros mismos cuando estamos sintiendo emociones que no nos gusten (tristeza, rabia, enfado, ansiedad, miedo, culpa…). Significa no luchar contra lo que estamos sintiendo.

Ser valiente no es intentar ser un superhéroe o una superheroína las 24 horas del día, recuerda que ante todo somos humanos, nuestras capacidades tienen un límite, es hora de aceptar que hasta aquí podemos llegar y no hay nada de malo en ello.

Tipos de Valentía

Existen tres tipos de Valentía:

El valor físico: es el que muestran las personas que superan el miedo a ser heridos, a morir o a la enfermedad.

El valor moral: está relacionado con la superación del miedo a la opinión de los demás. Es la persona que hace lo que es correcto, a pesar de las consecuencias sociales negativas que puede tener (como perder el trabajo, la soledad, perder a los amigos, hacer enemigos, ser dejado de lado, etc.). Sería, por ejemplo, el político que denuncia un caso de corrupción dentro de su propio partido, aunque piensa que podrían tacharlo de traidor y mentiroso. O quien denuncia una injusticia en su lugar de trabajo a pesar del miedo a ser despedido.

El valor psicológico: es el valor que necesita la persona que tiene miedo a la pérdida del equilibrio psicológico. Muchas personas necesitan armarse de valor cada día para superar sus ansiedades, admitir sus problemas psicológicos o hacer algo a pesar de la ansiedad que les produce (aunque se trate de conducir un coche, algo que no asusta a la mayoría de la gente). Estas personas tienen miedo al desequilibrio o inestabilidad del yo.

Beneficios del Ser Valiente

  • La valentía nos pone en marcha, nos permite superar obstáculos, buscar soluciones, ser creativos y no parar hasta conseguir nuestros objetivos.
  • Nos aporta una dosis de optimismo y humildad para saber tropezar y volver a levantarse para empezar de nuevo.
  • Nos ayuda a entender los errores no cómo fracasos, sino como aprendizajes y oportunidades.
  • Gracia a esta fortaleza nuestra confianza en nosotros mismos aumenta, y nos ayuda a reconocer los propios valores y no hacer caso de los prejuicios ni de voces ajenas que pretenden perturbarnos en nuestro empeño.
  • Fomenta y potencia otras fortalezas como la constancia y la perseverancia.
  • La valentía hace que seamos conscientes de nuestros propios límites y no gastemos energía y fuerzas en imposibles.
  • Nos hace emocionalmente conscientes. Saber conectar con las emociones para transformarlas y usarlas a nuestro favor y no en contra.
  • Gracias a ella podemos manejar nuestra ansiedad con mayor facilidad. Reconociendo de nuestros patrones de pensamiento que nos aprisionan en el rincón del miedo.

Ejercicios para potenciar la Valentía

EL MENTOR DE LA VALENTÍA

Objetivo: Ayudar a otras personas a ser más valiente.

Descripción: Las personas que tienen equilibrada la fortaleza de la valentía, les es relativamente fácil ponerla en práctica.

Puede ser una fuente de motivación para las personas que la tienen equilibrada, enseñar a otras personas que la tienen menos desarrollada: explicándoles cómo la ponen en práctica, cómo superan sus
temores, poniendo ejemplos prácticos, sirviéndoles de modelado y acompañándoles en retos.

Conclusiones: La valentía puede ser una fuente de energía, si además puede enseñarse a otras personas a desarrollarla, puede ser una fuente de doble satisfacción.

Tiempo: Un mes.

Materiales: No se necesitan.

PERSPECTIVAS

Objetivo: Afrontar las situaciones complicadas y/o nuevas paso a paso y enfocando en el presente, sin anticipar miedos futuros.

Descripción: Seleccionar un objetivo que sientes que no tienes el coraje en estos momentos para avanzar.

Tomar y posicionarse en las diferentes perspectivas desde la que ver el tema y sentir la energía de cada una de ellas, en ese momento, una vez recorridas al menos 5 perspectivas, elegir aquella en la que has sentido una mayor resonancia y movilización.

Desde esa energía, se hace un brainstorming con opciones que puedas hacer para actuar en esa situación, es muy importante estar conectados a la energía en todo momento.

Se seleccionan y ordenan las opciones más relevantes y nos comprometemos con la acción y llevarlas a cabo paso a paso.

Conclusiones: El cambiar la perspectiva de una situación nos aporta creatividad y nuevas opciones, al tiempo que descomponer una situación complicada en pasos intermedios facilita la acción y la consecución.

Tiempo: 30 minutos de perspectivas, 5 por cada una de ellas + 20 min de brainstorming, +10 de seleccionar opciones y comprometerse a la acción.

Materiales: Papel y bolígrafo para el brainstorming, y espacio para movernos en las perspectivas.

UN PASO ATRÁS

Objetivo: Aprender a controlar las respuestas automáticas ante situaciones que percibo injustas o que desafían mis creencias.

Descripción: Reaccionar permanentemente ante las situaciones que percibimos amenazantes para nosotros o alguien externo pero que no constituyen un peligro real, puede acarrear a la persona numerosos inconvenientes y conflictos en su vida cotidiana.

Dar un paso atrás y regular la tendencia a ser el primero en responder permite dar la oportunidad a otras personas de que actúen con valentía.

Conclusiones: No ser el primero en responder da oportunidad a los otros y me permite observar mejor la situación y las reacciones de los demás.

Tiempo: Variable.

Materiales: No se necesitan.

PEQUEÑOS EJERCICIOS DIARIOS

• Resistir la presión social o de las personas allegadas por valores nobles y causas de manera significativa (escribir, hablar, participar en una protesta, unirse a un activista de la organización).
• Hablar o escribir acerca de una idea impopular en un grupo.
• Tomar medidas pequeñas y prácticas para un cambio social constructivo.
• Informa de una injusticia, abuso, flagrante falta de ética, o el abuso de poder o recursos a las autoridades competentes, incluso si el autor es alguien cercano a ti.
• Protege o defiende a alguien (como un hermano menor o una mujer maltratada) que no pueda defenderse a sí mismo.
• Pregúntate cuestiones difíciles que te ayuden a ti y a los demás a afrontar la realidad.
• Aclara tus valores pensando cómo te han beneficiado en situaciones difíciles.
• Cultiva una reputación para reconocer y apreciar los actos valientes que suponen un desafío.
• Identifica un área en la que generalmente evites confrontaciones.
• Practica las frases, los tonos, y los manierismos que te permitirán enfrentarte con eficacia a esa situación la próxima vez.
• Recopilar historias contemporáneas de valentía en situaciones de la vida cotidiana.
• No tengas miedo de ser diferente, y positivo.
• No tengas miedo de ser amigo de alguien diferente, y positivo.

¿Se os ocurre alguno más?

Para ser valientes necesitamos saber quiénes somos y cuáles son aquellos principios que articulan nuestra vida. ¿Te parado a pensar sobre ello alguna vez? ¿Podría escribir alguno de esos principios ahora? ¿Basta con tener principios? La clave está en identificarlos y practicarlos, en lo segundo es donde se nos va la vida, no olviden que un principio es lo que se lleva hasta al final, a saber, hasta las últimas consecuencias.

Con la valentía nos encontramos, nos conectamos con la auténtica pasión y nos sentimos vivas de verdad. Una verdad que nos ayuda a tener una conciencia espejo, es decir, cuando contemplamos actos de valentía evaluamos nuestras acciones y tomamos conciencia sobre nuestras decisiones y deseamos ser valientes, si recordamos es una de las tres respuestas de un ser vivo a un peligro inminente, las otras dos son la huida y hacerse “el muerto”.

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