Definimos el estrés como el proceso de activación fisiológica derivado de la valoración de una demanda externa y la percepción de nuestros propios recursos para afrontarla. Si el resultado de esta valoración es negativo, es decir, si percibimos que la demanda es superior a nuestros recursos para hacerle frente, surge el estrés como respuesta de afrontamiento.

Por tanto, el estrés es la forma en la que nuestro cuerpo responde a cualquier tipo de demanda o amenaza. Cuando se detecta un peligro (real o imaginario), las defensas del cuerpo se ponen a trabajar y nos activamos. Este es un proceso rápido y automático conocido como la reacción de lucha o huida. Es decir, en realidad el estrés es la forma en que tu cuerpo te protege, es un proceso adaptativo y funcional en nuestras vidas. Cuando funciona correctamente, te ayuda a mantenerte concentrado, enérgico y alerta. En situaciones de emergencia, el estrés puede salvarte la vida y superar desafíos.

¿Qué pasa cuando se vuelve disfuncional?

Para poder dar respuesta a esta pregunta tenemos que hablar de dos tipos de estrés:

• Hablaremos primero de un estrés “positivo”, este nos ayuda a dar la mejor respuesta ante una situación determinada. La activación que se genera en nuestro organismo es adaptativo y funcional, no nos genera un malestar extremo y nos moviliza hacia el cambio. Lo llamamos eutress y tiene una función clave en la supervivencia, nos permite reaccionar de forma rápida a los problemas y peligros.

• Por otra parte, hablaremos del estrés que de forma más común nos encontramos en terapia, ese que nos genera gran malestar y se convierte en disfuncional en nuestro día a día. El conocido distress, un funcionamiento exagerado y continuo del mecanismo natural de protección y supervivencia ante estímulos externos adversos y generalmente prolongados.

¿Cómo puedo saber que sufro estrés?

Los síntomas del estrés involucran cambios a nivel físiológico, cognitivo, emocional y conductual.

Nivel fisiológico: 

  • Dolores de cabeza y tensión muscular generalmente en cuello y espalda.
  • Problemas del aparato digestivo: digestiones pesadas, colón irritable, dolores y acidez de estómago.
  • Tensión alta que puede desembocar en trastornos coronarios.
  • Cansancio físico.
  • Enfermedades de la piel: brotes de psoriasis, dermatitis.

Nivel cognitivo: 

  • Disminución de la concentración y la memoria.
  • Dificultad para la toma de decisiones.
  • Fatiga mental.
  • Embotamiento mental.
  • Insomnio.

Nivel emocional: 

Angustia, nerviosismo, alteraciones del estado de ánimo e irritabilidad.

Nivel conductual: 

Trastornos del apetito, conductas impulsivas,  aceleración, bloqueos mentales y agresividad.

Partimos de la idea de que cualquier estímulo o situación puede generarnos estrés, puesto que dependerá de la interpretación que hagamos de los hechos, la valoración del individuo sobre si la situación requiere más recursos de los que uno posee, esto modulará la respuesta.

Fuentes más comunes

El ámbito laboral

Puede ser una de las principales causas de estrés, se caracteriza por agotamiento emocional, una actitud distante hacia el trabajo, insatisfacción, disminución del rendimiento laboral y motivación. La sobrecarga de trabajo, problemas con jefes y/o compañeros, temor a no estar a la altura de las expectativas, ausencia de trabajo y trabajo a turnos, son los motivos y causas de estrés relacionados con el entorno laboral.

Exceso de actividad/ falta de autocuidado

En muchas ocasiones funcionamos en nuestro día a día en un modo de “piloto automático” en el que desaparecemos, no nos dedicamos tiempo, esto suele suceder por una sobrecarga. La falta de tiempo o la percepción de esto mismo provoca altos niveles de estrés en la vida cotidiana de las personas. Un volumen excesivo de tareas a desempeñar y sobretodo una mala distribución o gestión del tiempo, puede suponer la aparición de síntomas de estrés como son la fatiga, la presión en el pecho, la sensación de agobio.

Eventos vitales estresantes

Salir de la zona de confort genera una situación de estrés en muchas personas que si se prolonga durante bastante tiempo puede general problemas a nivel emocional. El estrés en situaciones surge cuando no lo podemos ejercer un control sobre ellas como por ejemplo la muerte de un familiar o ser querido, un divorcio, un despido, etc., son algunas de las situaciones que pueden llevarnos a un estrés emocional.

Enfermedades crónicas

El diagnóstico de una enfermedad (tanto propia como de un familiar) supone pasar por diversas fases donde el estrés va a estar presente como pueden ser: el tener que hacer frente a una enfermedad, tener que gestionar la diversidad de emociones que aparezcan, entre ellos el miedo, la ira, tristeza, la incertidumbre o incluso la elaboración de un proceso de duelo. Todo ello supone un desgaste emocional y una fuente de estrés y ansiedad altamente importante, que mal gestionado puede derivar en diferentes problemáticas de carácter psicológico.

Problemas de sueño

Unas de las grandes claves para contrarrestar el estrés es conseguir un buen descanso, un sueño reparador que nos permita tener la sensación de descanso. La falta de sueño puede ser un desencadenante, así como el estrés es la causa muchas veces de un mal descanso, la mayoría de las veces esto forma un círculo vicioso del que es difícil salir y que provoca un gran pico de estrés, al que se suma el cansancio, fatiga y abatimiento físico.

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