En la actualidad, a pesar de que el estigma está desapareciendo poco a poco, aún se da que mucha gente no se decide a acudir a una cita con el psicólogo porque no saben muy bien lo que se pueden encontrar. A esa incertidumbre debemos sumarle también el temor que existe a que el profesional que tenemos enfrente nos juzgue, a no saber muy bien que hacer o cómo actuar delante de él. Verdaderamente, en la mayoría de los casos, resulta mucho más sencillo de lo que uno se había pensado.

Ir por primera vez a un psicólogo no es de débiles como muchos piensan y opinan, más bien todo lo contrario, es de valientes. Es de valientes escucharse y percibir que algo no va bien en nuestro interior, que por sí solos no vamos a poder manejar aquello que nos está haciendo sentir mal a pesar de los esfuerzos por ponerle remedio. Aclarar que no todo el mundo que acude a un psicólogo tiene que tener un trastorno psicológico (otro estigma más añadido) al igual que no acudimos al médico de cabecera solo por enfermedades graves.

Hay muchos motivos por los cuales puedes acudir a una consulta psicológica, como, por ejemplo: tener un espacio solo para ti, comprender que es lo que te está ocurriendo, ser escuchado sin que te juzguen, obtener un punto de vista más objetivo y global, conocerte mejor a través del desarrollo personal, aprender a gestionar tus emociones, pensamientos y conductas, desarrollar habilidades de diversos tipos (asertividad, habilidades sociales, resolución de conflictos y problemas…), problemas laborales, problemas de pareja o familiares… Como veis no partimos solo de los trastornos psicológicos.

¿Qué se hace en una intervención psicológica?

Es muy importante saber y tener en cuenta que cada maestrillo tiene su librillo. Es decir, cada profesional seguirá un esquema adaptado a cada paciente (ya que cada persona es única y diferente) en cuanto a la intervención terapéutica. Teóricamente existe un esquema por el cual los profesionales nos vamos guiando, dividido en cuatro fases (más o menos).

1. Evaluación:

El objetivo es la obtención y recogida de toda la información necesaria sobre el motivo objeto de la consulta. A través de preguntas guiadas, entrevistas (más o menos estructuradas) cuestionarios y tests (si fuesen necesario) registros y autoregistros, el psicólogo indaga en el origen del problema y su mantenimiento en el tiempo. La duración de esta fase es variable dependerá del paciente, el problema y otras variables implicadas.

2. Explicación de la hipótesis:

Esta fase se pueda dar sobre la marcha a la par con la fase de evaluación. Consiste en ir devolviendo al paciente mediante explicaciones el porqué de su problema, es decir, que factores están influyendo en la aparición de su conflicto y cuales lo mantienen. Estas explicaciones facilitan la comprensión para el paciente de aquello que le está ocurriendo. Las hipótesis ayudarán a marcar los objetivos a conseguir dentro de la terapia.

3. Tratamiento:

A través de las diferentes técnicas adaptadas a cada problema, se enseñará al paciente los recursos que le ayuden a obtener nuevos conocimientos, habilidades, formas alternativas de actuar y pensar, con la finalidad de que estos nuevos aprendizajes le ayuden a la resolución o manejo de su malestar. Estas nuevas estrategias brindarán al paciente nuevas formas de pensamiento o actuación.

Para un buen aprendizaje es necesario un entrenamiento, para ello se recomienda la realización de tareas entre las sesiones (¡ojo! no todos los profesionales mandan tareas). La duración de las sesiones vuelve a ser relativo, no hay un número exacto, todo dependerá de trabajo conjunto entre terapeuta y paciente.

4. Seguimiento:

Una vez que el paciente tiene todos los recursos necesarios y hace uso de ellos para el manejo de su conflicto, o malestar, o incluso cuando el mismo está resuelto. En esta fase el paciente pone en práctica todo lo aprendido y comienza a manejarse verdaderamente solo. Las sesiones se espacian de manera considerable y pasan a ser entre 3 y 6 al año (aproximadamente, es algo flexible) y donde se afronte las posibles recaídas e incluso las nuevas situaciones problemáticas donde sea necesario nuevos aprendizajes.

¿Qué ocurre en la primera sesión terapéutica?

La duración de la primera sesión será relativo, es posible que esa primera sesión se extienda hacia una segunda, todo dependerá del profesional y del paciente. Estamos ante el primer contacto que se dará entre terapeuta y paciente, los objetivos generales de la primera sesión van a ser entrar en contacto, conocer el motivo de consulta por la cual se acude y muy importante, comenzar generar una buena relación terapéutica (este factor es esencial para el buen desarrollo de la terapia). A rasgos generales, existe una presentación bidireccional, a la par que se intenta romper el hielo generando un clima favorable, positivo y de confianza donde el paciente se sienta a gusto. Dejarle claro que todo lo que allí se diga y se trabaje será absolutamente confidencial.

Lo siguiente que hará el profesional será indagar sobre el motivo de consulta (es posible que se tomen notas, aunque no todos lo hacen), a través de preguntas (la finalidad es un dialogo fluido no un interrogatorio) el psicólogo ira recogiendo la información que el paciente le vaya dando, sobre su problema, malestar, hábitos del día a día, laborales, sociales, familiares, hitos personales, y datos básicos del sujeto del entorno (por ejemplo: ¿Qué te trae acudir aquí?, cuéntame que te ocurre, cuál es tu mal estar, ¿Cómo es tu día a día?, ¿Cómo son tus relaciones sociales o familiares?).

Importante: la recogida de información ha de respetar límites éticos: el profesional se centrará en aquellos aspectos que resultan relevantes para aproximarse y abordar el motivo de consulta, pudiendo si lo considera necesario abordar alguna temática con mayor profundidad. Existe otro método para recabar cierto tipo de información mediante instrumentos cuantitativos (cuestionarios o test), su utilización dependerá del profesional si lo ve necesario o no.

La actitud que el psicólogo tendrá será la de escucha activa, atendiendo a lo que el paciente quiere decirle (y también a lo que no dice, siendo algo que también proporciona mucha información), empática, cordial y libre de juicios (esto es lo más importante, ser incondicionales con la persona que haya enfrente).

Una vez, que se haya recogido parte de la información, se le puede hacer una devolución al paciente de lo que le ocurre, o bien mediante explicaciones, psicoeducación, origen y mantenimiento del problema, explicación de un modelo adaptado a su malestar… (la manera de devolver información puede ser muy variada y por supuesto dependerá del profesional y de la corriente que siga.)

Posteriormente el psicólogo conjuntamente con el paciente valorarán las expectativas y objetivos con respecto al motivo de consulta. En base a toda la información recogida se negociarán (de nuevo de manera conjunta) los objetivos a conseguir en la terapia. Casi al finalizar la sesión, se realizará una devolución de lo acontecido, para aclarar dudas si existiese de algún tipo.

Finalmente, el profesional le explicará al paciente el encuadre que se seguirá a lo largo de las posteriores sesiones (Betisa Bárez, 2018).

Horarios, duración, frecuencia de las sesiones y precio (generalmente suelen durar 1 hora y una vez a la semana, pero dependerá del psicólogo y el paciente).

Planificación de citas y la política de cancelación de las mismas, la delimitación del contacto fuera de las sesiones (si estuviese permitido establecer las condiciones).

Espacio donde se desarrollarán las sesiones (presencial u online).

Estructura y temáticas a abordar en las sesiones terapéuticas.

• Cuestiones sobre la confidencialidad de las sesiones.

• Elementos o componentes a partir de los que se configurará una sesión (técnicas, exposiciones, revisión de tareas…).

Aclarar, que lo expuesto en este post dependerá tanto del profesional como del paciente, recordad que cada maestrillo tiene su librillo y que las fases son flexibles y por supuesto lo importante es adecuarse lo máximo posible a la persona que acude recibir ayuda de un psicólogo.

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