Vivir hace que todos nos tengamos que enfrentar a veces a situaciones que nos generan estrés y, su forma más aguda y a veces paralizante, ansiedad. ¿Con qué remedios naturales contamos que nos puedan facilitar su abordaje?, hagamos un repaso de los remedios naturales para la ansiedad, herramientas y estrategias a las que podemos prestar atención.

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Remedio natural 1: Fitoterapia y ansiedad

fitoterapia como remedio natural contra la ansiedad

La fitoterapia se trata de la utilización de productos de origen vegetal con finalidades terapéuticas, para prevenir, aliviar o curar un estado patológico, o con el objetivo de mantener la salud. Este método aúna el conjunto de conocimientos y uso terapéutico de las plantas que hacían los antiguos, y el actual conocimiento científico, médico y farmacológico. La fitoterapia tiende a recomendarse para patologías psiquiátricas menores: como por ejemplo para personas que están empezando a tener los primeros síntomas o en casos de ansiedad leves, incluso moderados.

Para entender uno de los remedios naturales para la ansiedad, debemos preguntarnos ¿Qué nos puede ayudar si tenemos ansiedad? Principalmente la aquilea y la valeriana han demostrado ser muy eficaces en un momento dado. La aquilea por sus propiedades relajantes puede ayudarnos con problemas de insomnio ocasional, estados de nerviosismo o estrés. Por su parte la valeriana resulta ser un sedante suave, que nos puede ayudar con la ansiedad que se genera en un proceso de deshabituación tabáquica, además de ser un inductor del sueño que no produce somnolencia residual al día siguiente.

Además, históricamente se han utilizado Kava Kava o extracto de Kava para el tratamiento a corto plazo de síntomas de ansiedad leve o moderada (aunque actualmente está retirada del mercado por la posibilidad de ser nociva para nuestro sistema hepático); La pasiflora, que actúa de relajante y sedante, pudiendo ayudarnos con problemas de insomnio y cuestiones relacionadas con los nervios o malestares gastrointestinales; el ginkgo biloba aumenta la circulación sanguínea central y periférica, haciéndose más eficiente la irrigación en el corazón y las extremidades; calderona amarilla, que posee propiedades sedativas, produciendo una significativa reducción de la ansiedad durante la primera semana; también se ha utilizado el espino albar o espino blanco para aumentar el flujo sanguíneo por su efecto vasodilatador, y como sedante del sistema nervioso y relajante muscular; la amapola de california, ya que actúa como sedante del sistema nervioso central, además de resultar un hipnótico suave, analgésico, bactericida, fungicida y acelerador del flujo coronario; y por último el magnesio, del que puede que últimamente hayas escuchado con frecuencia, que nos ayuda a controlar la presión arterial y el colesterol, a combatir el cansancio, la fatiga y el estrés, aunque un consumo excesivo en un periodo corto de tiempo puede provocar efectos laxantes.

Segundo de los Remedios naturales para la ansiedad: Practicar con nuestro cuerpo

yoga como remedio natural contra la ansiedad

Cuando sentimos ansiedad (o miedo muy intenso) el cuerpo acompaña fisiológicamente esta emoción, aunándose los pensamientos que desarrollamos con cambios en nuestro organismo. Una reacción que la mente no siempre entiende del cuerpo. Conocer bien mi cuerpo es uno de los remedios naturales para la ansiedad mas importantes.

Físicamente los músculos se tensan como resultado de un mayor aporte energético y de oxígeno para que el cuerpo reaccione enfrentando o huyendo de lo que interpretamos como amenazante. La respiración y el ritmo cardiaco se aceleran para que lo anterior se haga posible en poco tiempo, puesto que lo que le interesa a nuestro organismo es que reaccionemos (no que pensemos). Nuestra atención y sentidos se enfocan mayoritariamente en percibir la amenaza y sus posibles cambios, para tomar un rumbo u otro en nuestras acciones con una única intención: sobrevivir.

Los resultados de estos cambios fisiológicos (entre otros) si experimentamos ansiedad con frecuencia son:

  • Acabar con el cuerpo rígido, dolorido y posiblemente contracturado, sobre todo en la zona de cuellos, hombros y espalda.
  • Un hábito superficial a la hora de respirar, es decir, que no respiramos de forma abdominal aprovechando toda nuestra capacidad pulmonar, práctica que hace que no trabajemos lo suficientemente con nuestro diafragma y con la que en ocasiones podemos llegar a hiperventilar.
  • Además, en cada ocasión que experimentemos los síntomas es probable que estemos entrenando el dirigir nuestra atención hacia los posibles peligros o lo que interpretamos que nos puede ser peligroso, con la intención de que no vuelvan a aparecer esos síntomas que tan desagradables nos resultan.

El problema de estos procesos es que generalmente no los llevamos a cabo voluntariamente, sino de forma automática, los hemos aprendido y no nos paramos a observarlos. A veces ni nos damos cuenta de estos resultados: no somos conscientes de que la mayoría del tiempo vamos con una postura encogida, que respiramos como lo hacemos, o que al entrar en cualquier sitio lo primero que buscamos son las salidas o los métodos de escape por si pasase “algo malo”.

Para trabajar con todas estas costumbres que hemos enraizado en nuestra vida hay ciertas prácticas que favorecen la consciencia de estos resultados y nos ayudan a reaprender hábitos más saludables que nos reconcilien con nuestro cuerpo. Si integramos en nuestra rutina estiramientos, deportes como yoga o pilates, y ejercicios como la respiración, relajación y Mindfulness nos ayudarán a observar y a atender nuestro cuerpo desde otros puntos de vista, aprenderemos a identificar la rigidez muscular y a relajarla, trabajar con nuestro diafragma y a no permanecer tanto tiempo en estados de tensión.

Una cuestión importante a tener en cuenta es que no se trata de practicar puntualmente estas actividades, sino de entender que estas prácticas nos servirán como medidas de “higiene” frente a la tensión interna casi constante que vivimos si las incorporamos a nuestro funcionamiento diario (al igual que podemos llegar a hacerlo con una dieta más saludable o hábitos de higiene del sueño); como hábitos para dirigirnos hacia una sensación saludable y de mayor bienestar.

Remedio natural 3: El manejo de los pensamientos

entrenar nuestros pensamientos como remedio natural contra la ansiedad

Otro de los remedios naturales para la ansiedad que conforman nuestro kit y que se pone en marcha de forma automática son nuestros pensamientos y la manera de interpretar las situaciones.

Aunque la mente humana no está hecha para estar en el presente, en nuestro caso está muy entrenada en irse hacia el futuro. Normalmente lo que nos preocupa no es lo que nos está pasando sino lo que tememos que nos puede pasar, y a través de ciertos procesos de aprendizaje interpretamos y asimilamos lo que sucederá:

  • Anticipamos. En nuestra mente aparecen pensamientos e imágenes de escenas que no han sucedido aún
  • Nos imaginamos catástrofes, es decir, suele ser la peor de las posibilidades (será horrible).
  • Magnificamos la dificultad de lo que está por venir y cuando lo comparamos con nuestras capacidades, o más bien la percepción que tenemos de ellas, las minimizamos y salimos perdiendo de todas todas (no lo podré soportar).
  • Generalizamos focos de peligro (Si tuve ansiedad en el metro ¿por qué no la voy a tener en un avión?), también generalizamos estados de ánimo (Si no me encontré a gusto en la reunión social anterior ¿por qué va a ser diferente en la próxima?)
  • Como caracteriza a la mente humana en general, atendemos selectivamente a la información que fortalezca nuestros argumentos (y que nos mantienen excesivamente pendientes del miedo) y desechamos la información que los contradice (¿por qué siempre uno se acuerda de las veces que empezó a tener un ataque de ansiedad, y no de que todas y cada una de las veces que ha terminado cesando ese estado?)
  • Desarrollamos ideas supersticiosas o lo que se denomina pensamientos mágicos, que consiste en atribuir causas de forma ilógica y sin pruebas empíricas a ciertos resultados: si voy por este camino iré tranquila (si no, no), si hay mucha cola a la hora de comprar voy a tener ansiedad, los demás hacen lo que quieren tan tranquilos y felices y yo no.
  • Al hilo del último ejemplo, solemos idealizar lo ajeno a nosotros mientras que lo propio se vive con mucha carga y dramatismo. Llegando a considerarnos raros o muy diferentes a lo que nos rodea.

Para manejar este tipo de planteamientos y que no sean ellos los que nos manejen a nosotros/as, uno de los remedios naturales para la ansiedad, consistirá en adquirir cierto gobierno de nuestros pensamientos y dirección de la atención; tarea que a todos/as nos es difícil, por lo que quizás sea interesante plantearnos si necesitamos ayuda de un profesional para aprender a integrarlo y llevarlo a la práctica (algo que también recomendamos para practicar con nuestro cuerpo).

En este proceso de reaprendizaje es importante que primero podamos llegar a identificar cuáles son los pensamientos que llevamos a cabo, observarnos como un biólogo estudia la naturaleza. Una vez que aprendamos a ver el funcionamiento que solemos llevar con nosotros/as mismos/as, el siguiente paso que podemos dar es el de cuestionarnos los planteamientos de los que partimos, ya que la mayoría de las veces no son muy ajustados a lo que nos termina sucediendo. Nos puede servir, por ejemplo, distinguir entre el presente y lo que ahora me sucede, del futuro o lo que temo (me imagino) que suceda; o basarnos en datos empíricos y no en interpretaciones (10 minutos ¿es mucho o poco?, seguramente si son 10 minutos en los que estamos a gusto nos sepan a poco, mientras que si son 10 minutos en un estado de ansiedad nos parezca una eternidad; pero lo cierto es que son 10 minutos igualmente).

Y ahora el trabajo más complicado: plantearnos cuánto espacio, tiempo y energía mental está ocupándo el miedo en mi vida, y si con las estretegias que hasta ahora desarrollamos hemos conseguido nuestro objetivo de neutralizarlo. Quizás la cuestión resida en aprender a tolerarlo más que esquivarlo a la hora de vivir, a volver a plantearme qué deseos me apetecen cumplir y no hacer tanto caso a lo que no quiero que me pase. En definitiva, a luchar por mi y lo que quiero hacer en mi vida, y no tanto por intentar controlar cómo me voy a sentir o que lo más importante de vivir sea estar tranquilo/a. Por lo tanto pmerece la pena tener en cuenta esto como uno de los remedios naturales para la ansiedad

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