Como seguramente sabrás, la ansiedad es una emoción que todos hemos experimentado en algún momento de nuestra vida, que aparece de manera automática en cualquier situación que interpretemos como dañina o amenazante. Es una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo que nos permite afrontar situaciones de peligro o amenaza, desarrollando conductas automáticas de huida o lucha. Es normal y es necesaria para nuestra supervivencia. Pero, ¿cómo se si lo que me está pasando es ansiedad? Hoy te contamos 10 síntomas característicos de la ansiedad que te ayudarán a identificarla.

10 síntomas característicos de la ansiedad

Cuando la ansiedad sobrepasa ciertos límites, interfiere de manera acusada en nuestras relaciones sociales, familiares, laborales y también en nuestras actividades sociales. Produce una reacción psicofisiológica de activación intensa del sistema nervioso central y de todo el organismo. A continuación hacemos un repaso a 10 síntomas característicos de la ansiedad, tanto físicos como cognitivos.

Dolor muscular

En numerosas ocasiones no somos conscientes de la tensión que vamos acumulando durante días en determinadas zonas de nuestro cuerpo como, el cuello, los hombros e incluso en la mandíbula, a veces ocasionándonos contracturas. Esta tensión muscular se va acumulando y aumenta a medida que la ansiedad se mantiene.

Alteraciones del sueño

El insomnio es uno de los trastornos más frecuentes y que afectan a un tercio de la población. Por un lado, podemos tener problemas a la hora de conciliar el sueño, es el llamado insomnio de conciliación o fisiológico, que consiste en la dificultad de iniciar el sueño, suele estar ligado a la presencia de estrés o de ansiedad y al pensamiento rumiativo que describiremos en el siguiente punto. Y por el otro lado, estaría el insomnio de mantenimiento, que se caracteriza por despertares muy tempranos, sin poder volver a conciliar el sueño o despertares nocturnos frecuentes y prolongados.

Dar vueltas y vueltas a un mismo pensamiento (rumiación)

No paramos de dar vueltas, una y otra vez a los mismos pensamientos, toda nuestra atención esta enganchada a ese pensamiento y no podemos salir de él. La mente gira una y otra vez sobre lo mismo, como cuando tenemos una canción en la cabeza y no nos podemos dejar de tararearla. El contenido suele ser negativo, se presenta de manera recurrente, de manera intrusiva y llegamos a sentirnos desbordados porque nos genera gran malestar, generando sentimientos de frustración, angustia y ansiedad y con la consiguiente sobrecarga mental.

Molestias en el estómago

Uno de los síntomas más habituales son los problemas digestivos: nauseas, gases ardor, estreñimiento o diarrea. La famosa sensación de tener un “nudo en el estómago” como consecuencia de la presión o tensión muscular excesiva en la zona del diafragma. Tenemos que tener en cuenta que el estómago es una zona de nuestro cuerpo que se ve afectada por nuestras emociones.

Preocupación excesiva

No estamos hablando de una preocupación puntual en un momento determinado de nuestra vida, nos referimos a vivir con una preocupación constante sin que podamos dar una solución a todos los problemas que se nos presentan. Te preocupas de tu familia, del trabajo, de la salud…sin que en exista un motivo real para ello. Provocando que nos quedemos atrapados en este tipos de pensamientos y que nos generan emociones negativas.

Dolores de cabeza

Las llamadas cefaleas tensionales se producen por una contracción muscular sostenida provocada por la ansiedad. Consiste es un dolor difuso de leve a moderado, se caracteriza por una opresión bilateral, esto es a ambos lados de la cabeza. La sensación es como si llevásemos una venda apretada alrededor de la cabeza.

Ahogos

Me falta el aire”, tenemos la sensación que no estamos respirando correctamente y nos vamos a ahogar. En los estados de ansiedad y estrés es típico que la respiración se haga rápida, superficial y torácica (parte de arriba del pecho), llegando a hiperventilar, esto ocurre cuando cogemos más oxigeno del que necesitamos en ese momento.

Parestesias

Las parestesias son esos hormigueos que sentimos en las extremidades, manos y pies, y también puede aparecer en la cara. Esta sensación de adormecimiento tiene mucho que ver con la manera que tenemos de respirar.

Fatiga excesiva

Sensación de estar excesivamente cansado, sin motivo aparente. Esa fatiga, hace que todas nuestras acciones que realizamos en nuestra rutina nos cuesta mucho llevarlas a cabo, como si no tuviésemos energía suficiente. Nos sentimos agotados al finalizar el día, tanto físicamente como emocionalmente.

Falta de concentración

Cuando estamos atravesando un periodo ansioso nos sentimos como “con muchas cosas en la cabeza”. Nos cuesta focalizarnos en una tarea en concreto, nos cuesta prestar y mantener la atención a lo que estamos oyendo, haciendo, viendo…Como si todo estuviese difuminado, como con niebla. Llegando incluso a sentirnos desconectados de lo que ocurre en nuestro entorno.

Para conseguir aliviar o rebajar la intensidad de estos síntomas que estas sintiendo, te recomendamos algunas técnicas para manejar el nivel de activación fisiológica. Podríamos empezar por practicar la respiración diafragmática, es una técnica sencilla y que nos será de utilidad en muchos momentos, si quieres puedes empezar ya puedes hacerlo a través de este vídeo:

Otra técnica es la relajación progresiva de Jacobson para que vayas obteniendo estados de relajación de forma gradual aunque continua. En resumen, esta técnicas nos ayudarán a mantener una mejor con nuestro cuerpo y por la tanto, con nuestra mente.

Si sientes que tu malestar va en aumento y que no consigues gestionar de un modo adecuado los síntomas de ansiedad, te recomendamos que consultes con un profesional especializado en trastornos de la ansiedad.

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