¿Sabías que no necesitas estar bien para hacer cosas, sino que ocurre al revés, precisamente haciendo cosas –aun no estando del todo bien- te sientes mejor? Este es uno de los planteamientos básicos de la terapia de activación conductual. ¿Quieres saber más? ¡Bienvenido/a a la cuarta entrega semanal de los tipos de intervención psicológica!

¿Qué es la terapia de activación conductual?

La terapia de activación conductual (AC) es un tipo de intervención que se enmarca dentro de las llamadas terapias de tercera generación o contextuales (la llamada “tercera ola” en Psicología, que surge tras la orientación cognitivo-conductual o “segunda ola”). Es un modelo de intervención psicológica que se centra en la modificación de las conductas, es concreto, en la planificación y puesta en marcha de actividades agradables para mejorar el bajo estado de ánimo o depresión, que generalmente se debe en parte a una situación de inactividad total o parcial la cual, a su vez, intensifica el bajo estado de ánimo, generándose un círculo vicioso.

La idea que subyace es que sobre todo el contexto externo (y no tanto los factores internos al individuo) y su funcionalidad y, en concreto, la evitación de actividades que la persona lleva a cabo, es una de las principales causas de la depresión, bien sea ésta debida a falta de actividades agradables o cosas que le hacen disfrutar y sentirse bien en su día a día (reforzadores positivos), bien sea a la existencia de situaciones desagradables (castigos positivos).

Por tanto, su objetivo principal es, como su propio nombre indica, el de “activar” a la persona, animarle a actuar a pesar de tener depresión, como paso previo para dejar de tenerla. Supone aceptar en primer lugar que aún se está mal y crear condiciones para cambiar y empezar a estar bien a través de la acción o realización de actividades con las que la persona disfruta –o cuanto menos disfrutaba en el pasado-.

Resulta importante recalcar en este punto que es esencial encontrar actividades que sean reforzantes para la propia persona, en base a sus propios gustos, intereses y valores personales, y no un paquete de actividades “estándar”. Asimismo, es esencial matizar también que, si bien es cierto que esta terapia prioriza el hacer (o la conducta) como principal causa de la depresión, no es cierto que niegue el papel de los pensamientos negativos en la génesis de este problema psicológico, sino que entiende que los pensamientos irracionales se desmontarán y modificarán como consecuencia de la activación conductual.

¿Cómo se estructuran las sesiones?

La terapia de activación conductual es una terapia estructurada en torno a unas 15 sesiones, en las que se intenta de forma gradual y progresiva aumentar las actividades placenteras de la persona para que consiga consecuencias positivas y agradables y, por tanto, se rompa el círculo vicioso de la tristeza.

No requiere, por tanto, del entrenamiento en la identificación y posterior modificación directa de pensamientos o creencias irracionales.

¿Cuánto de eficaz es la terapia cognitiva focal?

La terapia de activación conductual surgió hace aproximadamente 30 años tras un estudio científico de desmantelamiento que puso de manifiesto la elevada eficacia de las técnicas conductuales (planificación y práctica de actividades reforzantes) frente a otras técnicas inicialmente recogidas dentro de los protocolos cognitivo-conductuales para el tratamiento eficaz de la depresión, como pudieran ser las terapias cognitivas (modificación de pensamientos), la realización de actividad física o incluso la ingesta de psicofármacos. Como consecuencia de ello, esta técnica alcanzó el grado de terapia por méritos propios y no como una parte de la terapia en sí.

En resumen, la terapia de activación conductual es una terapia psicológica que parte de la idea de que es necesario actuar, activarse y realizar actividades agradables para sentirse mejor y, consecuentemente, superar la depresión.

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