Ganar dos medallas de oro en un Campeonato del Mundo con tan sólo 16 años, es un nivel de prestigio con el que muchas personas sueñan alcanzar. Ese fue tan sólo el principio de la intensa y aclamada carrera profesional de Simone Biles, la deportista de gimnasia rítmica que superó lo que ninguna mujer de EE.UU. había conseguido. En los pasados juegos olímpicos de Tokio la expectación hacia la que es ya considerada la mejor gimnasta de la historia era máxima, sin embargo, en esta ocasión Biles sorprendió al mundo entero no por ganar más oros sino por anunciar su retirada en mitad de la competición. La ansiedad se había apoderado de ella, y de sus repercusiones hablaremos hoy.

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Lo cierto es que Simone Biles no creció en un ambiente facilitador: sus progenitores eran adictos, su padre terminó abandonando el hogar, y por la situación disfuncional en la que estaban creciendo los menores, los servicios sociales de Ohio tuvieron que intervenir quitándole la custodia a su madre. Simone (con tan sólo tres años) y sus hermanos, fueron llevados a un orfanato, de donde más tarde una hermana suya y ella serían adoptadas por sus abuelos, mientras que los hermanos mayores vivirían bajo la tutela de su tía abuela.

Quizás a lo que se terminó dedicando profesionalmente fue una manera intuitiva de sobrevivir, buscando (a base de entrenar) el afianzar un poco de equilibrio en un contexto cambiante y turbulento. El caso es que a la precoz edad de seis años comienza su relación con el mundo del deporte al ir de excursión con el colegio a un centro de gimnasia; en aquel lugar quedó fascinada, y a partir de ahí comenzó a practicar imitando los movimientos de las gimnastas que había visto. Gracias a una de las entrenadoras que se percató de sus habilidades y el apoyo de sus abuelos, Simone empezaría a tomar clases particulares que compaginaría con sus estudios. Y es que a pesar de que cuando empezó a hablarse de ella lo único que conocíamos eran sus hazañas deportivas, ella ya llevaba un largo recorrido vital a sus espaldas.

Tokio: rompiendo con lo esperado

Desde que comenzó su debut como atleta en 2011 hasta ahora, destacan de ella una maestría absoluta en los fundamentos de la gimnasia: de pequeña estatura, ha desarrollado una increíble capacidad atlética y potencia, combinando así a la perfección tanto fuerza como flexibilidad. Su palmarés lo refleja.

Ya había resplandecido en los Juegos Olímpicos de Río, y se esperaba que en los de Tokio eclipsase del todo. Pero ni las expectativas del deporte de alta competición, ni la ambición de muchos por encima de ciertas limitaciones humanas, arrastraron a Simone a otras preocupaciones que no fuese “concentrarse en su salud mental”. Así con estas palabras, en mitad de la competición olímpica, Biles anunciaba su retirada de cinco de sus seis finales.

Según ella misma ha compartido en entrevistas posteriores, había estado viendo a un terapeuta en el período previo a los Juegos Olímpicos y contó que la ansiedad se apoderó de ella cuando llegó a Tokio.

“Debería haber renunciado mucho antes de Tokio” dijo, “Me puse cada vez más nerviosa” y “No me sentía tan confiada como debería haber estado con tanto entrenamiento que tenía”. Más tarde explicó “Es un milagro que aterrizara de pie” porque tenía “twisties”, un bloqueo mental en el que las gimnastas pierden la orientación en el aire y que puede ser peligroso, motivo por el que accidentarse en la práctica artística.

“Nos dicen que lo superemos”

Para traer el tema de la salud mental, creo que debería hablarse mucho más de él, especialmente con los atletas porque sé que algunos de nosotros estamos pasando por las mismas cosas y siempre nos dicen que lo superemos“, dijo Biles tras terminar en el tercer puesto después de reincorporarse con dificultad a lo que quedaba de juegos. “No sólo somos entretenimiento, somos humanos”.

El hecho de que Simone anunciase su retirada sin haber sufrido ninguna lesión física (uno de los pocos hechos reconocidos como motivo suficiente para retirarse de un campeonato) abrió un acalorado debate en las redes sobre la presión y la ansiedad en el deporte. Que se diese esta división de pareceres, dejó constancia de la dificultad que aún tenemos en parte de nuestra sociedad para entender por qué las lesiones emocionales o mentales son igual de relevantes que las físicas.

De entre las críticas más representativas que recibió por haber priorizado su bienestar psicológico a las medallas de oro, nos encontramos con las declaraciones que realizó en una columna de opinión el famoso presentador de noticias británico Piers Morgan “¿Son ahora los ‘problemas de salud mental’ la excusa para cualquier mala clasificación en el deporte de élite? Menuda broma”, “Únicamente admite que lo has hecho mal, que has cometido errores y que te esforzarás por hacerlo mejor la próxima vez. Los niños necesitan modelos a seguir fuertes, no estas tonterías”. O el también deportista de alta competición en tenis Novak Djokovic, el cual lejos de empatizar con la situación por la que podría estar atravesando Biles declaró “La presión es un privilegio y sin ella no existiría el deporte profesional. Si tu objetivo es estar en la cima de tu deporte debes aprender a lidiar con ella y con los momentos difíciles, tanto en la pista como fuera de ella”.

Pregúntate, ¿a qué cima quieres llegar?

Pero ¿estamos hablando de tonterías, de errores o falta de esfuerzo cuando una persona decide parar en pro de su salud mental? ¿Qué significa llegar a la cima, aguantar la presión a cualquier precio? Lo cierto es que, con la controversia, se ha puesto el foco en Biles y se ha conocido parte de la vida personal de esta gran deportista que pasará a la historia por su fuerza y entereza, tanto dentro como fuera del tapiz: un hermano en la cárcel acusado de homicidio, el fallecimiento inesperado de su tía mientras se sucedían los JJ.OO., y el haber denunciado, junto a otras deportistas, ser víctima de agresión sexual por parte del ex médico del equipo de gimnasia de Estados Unidos. Son dolorosas vivencias a encajar psicológica y emocionalmente, con las que poco o nada tienen relación con tonterías o falta de valentía.

Ella misma explicó a la prensa “Desde que entro al tapiz, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi salud y mi bienestar”.

Probablemente los problemas que sostenía en su ámbito personal sumados a la presión y exigencia sin límites que se estila en su ámbito profesional, hicieron que Simone tuviese que rechazar la cima por la que llevaba años duramente trabajando para concentrarse en alcanza otra cima diferente: atender su malestar psicológico y reconstruirse. “Hacer algo que he hecho desde siempre y no poder hacerlo por todo lo que he pasado es realmente una locura, porque amo mucho este deporte. Es difícil, lo siento. Y no creo que la gente entienda la magnitud de lo que estoy pasando”, dijo en una entrevista con la voz quebrada.

Actualmente aún no ha decidido si volverá a competir, pero sí ha compartido que está en terapia, y desprende confianza pese a la dificultad cuando afirma que “esto probablemente será algo que iré superando durante 20 años”,No importa cuánto trate de olvidarlo. Es un trabajo en proceso”. Y suponemos que seguramente parte ese proceso es el aprender a reinventarse a sí misma, aprovechando sus fortalezas pero en otros contextos: porque está llevando adelante el Gold Over America Tour, un espectáculo itinerante por Estados Unidos en el que trabaja conjuntamente con otros miembros del equipo de gimnasia nacional, con el objetivo de celebrar el deporte femenino e inspirar a una nueva generación de gimnastas.

Desde aquí nos sumamos a muchas de las personas que la han apoyado en su decisión, y no podemos sino admirar la valentía, la fuerza de esta mujer que ha roto con todos los moldes predestinados para ella, y que alto y claro se ha expresado, abriendo un debate que debe ser escuchado y meditado. Porque está ahí, porque es una realidad a la que no debemos dar la espalda: la ansiedad es algo con lo que conviven a diario muchas personas, famosas y anónimas, del deporte y de otras áreas profesionales. Quedamos agradecidos y agradecidas por lo que han significado y continúan significando tus palabras.

“Debemos proteger nuestras mentes y cuerpos, y no salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos”

Simone Biles

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