En la capital Japonesa conviven 35 millones de habitantes, 13 millones se concentran en su área metropolitana. Son algunos de estos datos los que nos hacen pensar que en Japón todo el mundo tiene que estar estresado y por ende tener una peor calidad de vida.

Lejos de lo que podemos imaginar, en Japón, se encuentra una de las llamadas “zonas azules”, es decir, uno de los lugares del mundo donde las personas son más longevas. Se trata de Okinawa.

¿Qué sabemos de las longevas personas de esta zona de Japón?

Francesc Miralles, escritor, ensayista, traductor y músico Español, se hizo esta misma pregunta. Producto de muchos viajes realizados por este autor por Japón, surgió la inquietud de encontrar un por qué a la longevidad de estas personas.

Francesc viaja a Japón todos los años al menos una vez. En uno de sus viajes su amigo Héctor García (Español que reside en Japón y que está casado con una mujer Japonesa), le comentó que su suegro, le había hecho saber, que al norte de la isla de Okinawa existía un pueblecito de 3000 habitantes con el nombre de Ogimi y que tenía la particularidad de dar cobijo a las personas más longevas del mundo, teniendo el pueblo el Record Guinness mundial de longevidad.

Se empezaron a entusiasmar con esta idea y quisieron ir a entrevistar a todos los ancianos del pueblo para que les explique su secreto ¿Por qué viven tantos años estas personas? ¿Cómo puede ser que en un pueblo donde no hay nada, donde solo hay árboles frutales vivan más que en cualquier parte del mundo?

Pero en Japón todo es muy protocolario, por eso, mientras esperaban a obtener ese permiso que les permitiera acceder a estas personas estuvieron estudiando a cerca de la dieta, las opiniones de los médicos, el entorno ambiental en el que vivían, el poder antioxidante del té, de los cítricos que crecen allí… Aunque muchos de los estudios apuntan a que su longevidad tiene que ver con su dieta, Francesc y Héctor seguían teniendo curiosidad por conocer más a fondo cómo vivían estas personas.

Después de 6 meses con mucha investigación llegó el permiso para poder hacer las entrevistas.

Ikigai: Sigue tu pasión

Una de las cuestiones que encontraron estos autores, tras pasar largos ratos conversando con estos expertos en “mantenerse con vida” es que todos ellos expresaban algo en común, la pasión por lo que hacen.

Todos hablaban del Ikigai. Ikigai es una palabra japonesa que no se puede traducir con un solo término, significa razón de ser, razón de vivir, propósito vital y por lo tanto es aquello que te impulsa cada día a salir de la cama para empezar una nueva jornada. Para los habitantes de Okinawa, los más ancianos del mundo, el ikigai es la razón por la que nos levantamos por las mañanas. La esencia del Ikigai se puede expresar en tres palabras: Sigue tu pasión.

Todos tenían un ikigai, una motivación vital, una misión, algo que les daba fuerzas para levantarse de la cama por las mañanas”, dice Francesc Miralles.

En palabras de Miralles el objetivo último del ikigai no es la felicidad.  “El objetivo es identificar aquello en lo que eres bueno, que te da placer realizarlo y que, además, sabes que aporta algo al mundo. Cuando lo llevas a cabo, tienes más autoestima, porque sientes que tu presencia en el mundo está justificada. La felicidad sería la consecuencia”.

Héctor García y Francesc Miralles publicaron el libro “Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz”, fascinados por lo que habían encontrado en aquella comunidad.

Algunos de los secretos que nos muestran en esta obra que pudieron recopilar de estos ancianos fueron:

  • Mantente activo, no te retires: Necesitamos seguir dando un por qué a nuestra existencia y no hay mejor fórmula que enfocarnos en aquello que nos gusta.
  • Tómatelo con calma: Vivir con prisa afecta a nuestra calidad de vida y no nos permite disfrutar de aquello en lo que estamos empleando nuestro tiempo.
  • No llenes tu estómago: Y es que parece que resulta mucho más sana la idea de no atiborrarnos a comida. Es más sano comer sin llenarse del todo.
  • Rodéate de buenos amigos: Parece que la calidad de nuestras relaciones sociales influye también en nuestra calidad de vida. Somos seres sociales y necesitamos del contacto del otro para “nutrirnos”.
  • Ponte en forma: Y es que como ya sabrás, tu cuerpo necesita estar cuidado para poder acompañarte.
  • Sonríe más: La alegría, entre otras cosas, favorece los vínculos sociales y relaciones interpersonales; y nos ayuda a cargarnos de energía para emprender movimiento.
  • Da las gracias.
  • Reconecta con la naturaleza: El poder sanador de la naturaleza se ha definido tradicionalmente como una respuesta de curación interna diseñada para restaurar la salud. Sus ventajas para el bienestar mental y físico, la cognición, la habilidad para aprender e incluso para la productividad están fuera de duda.
  • Vive el momento presente: “Hoy es todo lo que tienes”.
  • Y sobre todo sigue tu Ikigai: Para saber cuál es nuestro ikigai, Francesc Miralles aconseja, como punto de partida, responder cuatro preguntas: ¿Cuál es mi elemento? Es decir… ¿Con que cosas me siento cómodo al hacerlas? ¿Con qué actividades se me pasa el tiempo volando? ¿Qué te resulta fácil hacer? ¿Qué te gustaba cuando eras niño? Una vez identificado aquello que nos motiva y por lo que estamos dispuestos a luchar, debemos trazar un plan y ponernos manos a la obra.

Si algo nos enseña el concepto de Ikigai es la importancia de que identifiquemos un papel que seguir en nuestra vida. Necesitamos tener un por qué, darle sentido a nuestra existencia. Andar sin rumbo suele ser un sinónimo de malestar psicológico. Necesitamos encontrar nuestro rol para fluir y disfrutar de la vida. Necesitamos sentirnos útiles y para ello no hay nada mejor que encontrar aquello en lo que somos buenos y sobretodo disfrutamos siéndolo.

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