Somos seres sociales que buscan relacionarse con otras personas, desde que nacemos estamos acompañados, es más, sin la compañía de un adulto el bebé no sobreviviría. Tenemos una necesidad imperiosa de estar continuamente en contacto con los demás evitando a toda costa la temida soledad. La soledad es un sentimiento interno que hemos experimentado todos en algún momento de nuestras vidas. En este post te contamos en que consiste el miedo a la soledad y cómo lidiar con él.

¿Qué es la soledad?

La palabra soledad procede del latín solitas y hace referencia a la carencia de compañía, que puede ser deliberada (cuando determinamos que queremos estar solos) o natural (cuando nos encontramos solos por múltiples circunstancias de la vida). Soledad, por lo tanto, comprende la falta de contacto con otras personas y se concibe entonces como un sentimiento o estado, que se produce en diferentes niveles o matices, percibidos de diversas formas según la persona.

Cuando se habla de soledad, la principal imagen que se presenta es de vacío, de carencia, de ausencia, de aislamiento, de ansiedad, de necesidad de algo, de falta de algo o de alguien que haga compañía. Pero ¿cómo se concibe la soledad? podría decirse que es un sentimiento, que es la experiencia difícil de que algo falta, de que alguien no está. La soledad podría también entenderse de dos formas: física (objetiva), cuando apreciamos y sentimos que nos falta compañía. O bien, soledad emocional (subjetiva), cuando nos sentimos solos a pesar de estar acompañados o rodeados de otras personas, es una condición psicológica desgastante que se caracteriza por un profundo sentimiento de vacío, inutilidad, falta de control y amenaza personal.

Lo soledad como tal puede ser un acto voluntario, es decir cuando elegimos vivir en solitario. O también puede ser involuntaria, cuando por diversas circunstancias o acontecimientos de la vida, éstos nos llevan a sufrir ese sentimiento de soledad. Aunque no siempre hay una relación causal, algunas veces la soledad también se ve influenciada por las características personales de cada uno de nosotros, por ejemplo, la timidez o la introversión, lo que nos pueden llevar al aislamiento del resto del grupo.

Miedo a la soledad

La autofobia o emerofobia es un fenómeno psicológico que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado a estar solo. Se trata de un temor excesivo e irracional a la soledad, puede ser de dos tipos:

  • Miedo a encontrarse solo o estar solo en un determinado lugar, que sería un miedo secundario a otros miedos de raíz, como, por ejemplo: miedo a un ataque de pánico, miedo a no ser ayudados si nos pasa algo, miedo a que nos hagan daño…
  • Miedo a la soledad emocionalmente hablando, donde el miedo central es el miedo a la sensación de abandono, cuando nos sentimos de esta manera perdemos confianza en nuestras sus capacidades personales, sobre todo emocionales y afectivas, para salir adelante, es como una imposibilidad de autonutrirnos emocional y afectivamente. Tenemos miedo de quedarnos solos con nosotros mismos; a nuestro vacío, a nuestro aislamiento, a tener que escucharnos y definirnos.

Como es natural ante cualquier miedo intenso e irracional (fobia) nuestro recurso es evitar aquellas situaciones y momentos en los que la soledad se nos avecina y escapar del objeto de nuestro temor. Además, cuando se encuentre solo hará todo lo posible para dejar de estarlo y así eliminar las sensaciones de ansiedad y miedo que experimenta.

¿Cómo nos afecta el miedo a la soledad?

La autofobia se caracteriza por los siguientes síntomas o manifestaciones en base a diferentes niveles:

Miedo intenso y desproporcionado ante la idea de soledad o la situación real de la misma. No existe un peligro o amenaza real que explique esta emoción. Este temor es irracional e ilógico, y en la mayoría de los casos solemos ser consciente de ello.
• El miedo que experimentamos no puede ser controlado voluntariamente por nosotros, lo que puede causarnos una pérdida de autoestima y sentimiento de autoeficacia, así como frustración y culpa.
Sintomatología fisiológica relacionada con la ansiedad como palpitaciones, sudores, taquicardia, mareos, angustia ante la experiencia de estar solo o sola, o simplemente al pensarlo.
• Sintomatología cognitiva: Pensamientos de carácter rumiativos, negativos y catastróficos de hechos que pueden ocurrir si nos quedamos solos, por lo que existe una permanente sensación de peligro o amenaza. En la autofobia existe la creencia de que algo perjudicial puede ocurrir cuando no nos encontramos acompañados, y por lo tanto nos sería imposible recibir ayuda.
• Sintomatología conductual: Conductas de evitación de la soledad de forma anticipada, o de escape de ellas una vez nos vemos expuestos a la ausencia de compañía.
Dependencia emocional que se manifiesta mediante la necesidad constante de que una persona esté a nuestro lado para sentir protección.

Como característica general necesitamos la presencia constante de otra persona, por lo que a veces podemos acompañarnos de gente con la que apenas mantenemos un vínculo o con la que no existe una buena relación. Esto implica que somos especialmente vulnerables, ya que podemos tolerar cualquier tipo de trato o relaciones tóxicas con tal de no estar solo o sola. En casos extremos, podemos hasta fingir enfermedades de cara a nuestro círculo cercano para evitar a toda costa la soledad.

El funcionamiento diario se ve invalidado muchas veces a causa de no poder realizar muchas actividades de manera independiente.

¿Qué podemos hacer ante este miedo?

Para superar el sentimiento de soledad, no existen fórmulas mágicas universales que sirvan para todas las personas, ya que, cada persona lo vive de una determinada manera. Cada uno de nosotros debemos llevar a cabo nuestro propio proceso individual de mano de un profesional que nos guie y nos ayude a lidiar con este miedo. Desde aquí os queremos mostrar parte del proceso:

Reconocer y permitir la emoción de miedo

Aceptar que tenemos miedo, es un buen comienzo, y que reconocerlo no es un síntoma de debilidad, porque todos lo tenemos. Negar o reprimir los sentimientos dolorosos o desagradables, lo único que consiguen es que se mantengan ahí, hasta que estemos dispuestos a escucharlos y a sentirlos. Si no le abrimos la puerta al miedo no podremos manejarlo de ningún modo.

Identifica los pensamientos y creencias asociados a la idea de soledad y cuestiónalos

Escucha que te dices en los momentos en los que te tienes quedar solo o crees que te vas a quedar en soledad. ¿Qué es lo que temes de la soledad? Identificar las ideas y creencias que tenemos acerca de la soledad, las expectativas que tenemos de nosotros mismos y del mundo nos ayudará a vislumbrar porque tenemos esa necesidad imperiosa de compañía.

Exposición prolongada

Junto al profesional se elabora una jerarquía de miedos de las situaciones que producen más temor y ansiedad, de menor a mayor. Basándonos en este rango de miedos, nos iremos exponiendo de forma gradual (con el apoyo del profesional) a las situaciones temidas. Esto nos ayudará a generar una mayor habituación al estímulo fóbico (la soledad) y progresivamente un descenso de la sintomatología ansiosa y de los pensamientos anticipatorios negativos.

Técnicas de relajación y respiración

Un buen entrenamiento en estas técnicas nos ayudara a mantener a raya los síntomas fisiológicos propios del miedo y la ansiedad. Y a la hora de exponernos a la situación nuestra sensación de autoeficacia y seguridad aumentará.

Busca actividades en solitario que te produzcan emociones agradables

Demos otra connotación diferente a la palabra soledad, cambiemos su significado, transformándolo en algo agradable como un momento idóneo y propicio para conectar con actividades que te guste y te agraden.

Practica la introspección

Disfrutar de esos momentos de soledad y silencio es un acto fundamental para la madurez ya que nos permite ser más conscientes de lo que nos acontece con nosotros mismos y nos convierte en personas más independientes emocionalmente y con mayor autoestima. Poder pensarse a uno mismo es parte importante del desarrollo de la propia identidad, y en este sentido se ha descrito como una capacidad que ha de ser necesaria para el propio bienestar y a su vez para poder generar vínculos que sean satisfactorios. Permítete compartir contigo mismo y conocerte. Muchas veces tememos estar solos, porque no nos conocemos y no sabemos qué hacer con nosotros mismos en esos momentos

Esto es solo una parte del proceso que se puede llevar a cabo, si finalmente sientes que de igual forma el temor a la soledad es algo que te abruma, te causa terrible malestar y no te permite establecer relaciones sanas cuenta con nosotros.

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