Hoy recopilamos datos que nos hablen acerca de la ansiedad, concretamente de la ansiedad en España; algunos puede que nos resulten curiosos, y otros nos permitirán reflexionar si esto de padecer ansiedad nos es tan ajeno y extraño como a veces llegamos a interpretar.

La ansiedad ya no es un concepto desconocido para casi nadie. Hoy en día hay mucha información que podemos consultar para entender un poco mejor qué es y cómo afecta a las personas que la experimentan. A pesar de ello, en la consulta veo que se vive en soledad, como un estigma y experimentado como algo que marca una notable diferencia con “el resto del mundo normal”.

La ansiedad en España, ¿cosa de unos pocos?

Según los datos recogidos por la Encuesta Nacional de Salud realizada en el 2017, una de cada diez personas de 15 y más años declaró haber sido diagnosticada de algún problema de salud mental.

Para que nos hagamos una idea, esto supone que en nuestro país son casi 4.700.000 personas las que en algún momento de su vida han recibido un diagnóstico por parte de un especialista de la salud mental; y eso, sin contar los casos que nunca han llegado a acudir a una consulta por temor o desconocimiento. Y, aunque estemos hablando en términos generales acerca de trastornos mentales, sepamos que entre las enfermedades o problemas de salud más frecuentes de este estudio están la ansiedad y la depresión.

Concretando más, la ansiedad, según la OMS, afecta a 1,9 millones de personas en España (el 4,1% de la población). Una de cada cuatro personas aquejadas de ansiedad experimenta “un sentimiento de aprehensión o de miedo, una preocupación incontrolable y excesiva sobre gran cantidad de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), que suele prolongarse más de seis meses“; sin embargo 3 de cada 4 desconoce la fuente de este sentimiento, lo que genera aún más angustia en lo que supone la convivencia con la ansiedad.

Siguiendo con los resultados de la Encuesta Nacional de Salud, aproximadamente 67 adultos de cada mil refieren padecer ansiedad crónica. Para hacernos una idea de la cifra que podemos estar hablando, si a finales de 2018 sólo en la Comunidad de Madrid la población adulta (de 15 a 64 años) era aproximadamente de 4.100.000 personas, casi 300.000 estarían atravesando procesos de ansiedad duraderos en el tiempo.

Mujeres y desempleados, la población más propensa

De este último dato, también se extrae la diferencia que se estima entre sexos: el 4,3% de los adultos serían hombres y el 9,1% mujeres.

Según los resultados del proyecto Estudio Europeo de la Epidemiología de los Trastornos Mentales (European Study of the Epidemiology of Mental Disorders, ESEMeD), las mujeres en edad reproductiva son más vulnerables a desarrollar trastornos de ansiedad, aproximadamente entre 2 a 3 veces más que los hombres.

Incluso señalan que el hecho de ser hombre o mujer no sólo puede influir en la prevalencia de los trastornos mentales, sino también en la manifestación y expresión de los síntomas, la voluntad para solicitar asistencia médica o psicológica, el curso de la enfermedad, incluso en la respuesta al tratamiento.

Personas desempleadas

Además, en la Encuesta Nacional de Salud se refleja que la ansiedad en la población adulta afecta al doble a las personas que se encuentran en situación de desempleo (un 9,4%) frente a los que están trabajando (4,4%) en 2017.

El alto nivel de desempleo de larga duración unido a la incertidumbre económica por la que ha atravesado y sigue coleando nuestro país, ha motivado un significativo aumento de los casos de ansiedad, depresión y estrés. Su situación les hace más sensibles y vulnerables a las circunstancias de su entorno, predisponiendo a estas personas a problemas del estado del ánimo como la ansiedad o la depresión.

En el estudio ¿El desempleo daña la salud mental?, publicado por el Observatorio Social ‘La Caixa’ concluyen que perder el trabajo y no ser capaz de encontrar uno nuevo en varios años genera problemas de salud como ansiedad y estrés. El informe cruza datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y de la Encuesta Nacional de Salud (ENSE) del 2006 y el 2011, analizando el colapso del sector de la construcción.

Ansiedad en el trabajo

Pero no sólo situaciones de larga duración nos afectan, el vernos casi obligados a hacer horas extras (en muchos casos no remuneradas) para conseguir alcanzar la consecución de objetivos que reclaman las empresas (a veces lejos de expectativas realistas), cambios inesperados en las condiciones laborales, o situaciones de abuso de poder y acoso laboral pueden precipitar en nosotros cambios de ánimo dentro y fuera del trabajo.

El aumento de bajas laborales por incapacidad temporal también es una situación que queda patente, y se da con mayor frecuencia y duración en las consultas de Atención Primaria (AP) en los últimos años. Solamente en Castilla y León, los trabajadores que no pudieron acudir a su puesto por estas causas fueron 8.152 el año 2017, un 38% más que cinco años antes.

Infancia y ansiedad

En España, otra población vulnerable a desarrollar trastornos de ansiedad son los menores de edad.

En población infantil la prevalencia de depresión y ansiedad según la Encuesta Nacional de Salud es de un 0,6%, esto es, de cada mil niños y niñas, seis padecen un trastorno de ansiedad y/o depresión. De hecho, la ansiedad es el problema psicológico más diagnosticado en las unidades de salud mental en población infanto-juvenil.

Trastorno de ansiedad por separación

Concretamente entre los problemas de ansiedad más frecuentes y con inicio más precoz se encuentra el trastorno de ansiedad por separación (TAS). En un estudio llevado a cabo en el 2011 con 1.407 niños españoles de entre 8 y 12años, se encontró que el 3,9% cumplían los criterios diagnósticos para el TAS.

Este diagnóstico que se caracteriza por un miedo o ansiedad excesiva e inapropiada (teniendo siempre en cuenta el nivel de desarrollo del menor) a separarse de las personas con las que ha establecido mayor apego. Se considera ansiedad por separación cuando persiste durante al menos 4 semanas en niños y adolescentes, provoca un malestar significativo y afecta a su funcionamiento en áreas como la social y la académica.

Malos hábitos de sueño y horarios irregulares

Otro foco que predispone a nuestros niños y niñas a padecer ansiedad es mantener malos hábitos de sueño, como mantener un horario irregular para ir a la cama.

En 2011 se llevó a cabo un estudio con 1.507 niños de la Comunidad Valenciana de entre 6 y 14 años, en donde encontraron que un alto porcentaje de niños deciden por sí mismos cuándo irse a dormir y que informan no levantarse descansados a lo largo de la semana.

Otro resultado llamativo fue la detección de un porcentaje considerable de niños que no duermen solos, que tienen pesadillas y que se van a la cama de algún familiar durante la noche. Las repercusiones de los malos hábitos y problemas de sueño pueden ser importantes; dormir poco está asociado a un peor funcionamiento cognitivo, mayores problemas de conducta y peor rendimiento escolar.

Así, los hábitos del sueño pueden influir en la ansiedad y al revés. El niño puede llegar a considerar el ir a dormir como una separación de sus figuras de apego y, si este paso no es modulado por el adulto de una forma saludable, puede provocar una reacción de ansiedad en el niño, así como miedo a futuras separaciones tanto en hijos como en padres.

A la par, según los resultados de otro estudio con 1.110 niños edades entre 8 y 12años, los que muestran síntomas de ansiedad por separación, tienen peores hábitos para dormir y más problemas de sueño; por ejemplo, necesitan dormir acompañados y suelen dormir en la cama de sus padres, tienen dificultad para dormirse o sensación de estar adormilados durante el día.

Maneras de afrontar la ansiedad en España

En el Estudio Epidemiológico Europeo sobre los Trastornos Mentales llevado a cabo en 2007, se encontró que en España un 39% de personas diagnosticadas de trastorno de ansiedad en los 12 meses anteriores no había recibido tratamiento alguno, y solo el 5,8% de los pacientes con trastorno del estado de ánimo activo y el 0,9% de los pacientes con algún diagnóstico de trastorno de ansiedad, habían recibido tratamiento psicológico sin medicación.

Líderes en consumo de tranquilizantes

A estos datos hay que añadir que España es uno de los países que lidera el ranking con mayor consumo de tranquilizantes en el mundo. El consumo de benzodiacepinas en nuestro país, sigue aumentando año tras año, llegando a ser en el 2014, 2,7 veces superior a la media de los países de la OCDE.

Según la Encuesta Nacional de Salud, con datos más actualizados, el 10,7% de la población consume tranquilizantes, relajantes o pastillas para dormir (13,9% en mujeres y 7,4% de los hombres), y el 4,8% antidepresivos o estimulantes (6,7% de las mujeres y 2,7% de los hombres).

Para que nos hagamos una idea de la cantidad de personas que, intentando hacer frente a sus estados de ansiedad, se les termina prescribiendo psicofármacos en nuestro país, tenemos que atender a un par de informes que llevaron a cabo desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).

Uno de los informes, publicado el 2014 acerca de la utilización de medicamentos ansiolíticos e hipnóticos durante el periodo 2000-2012, concluye que a lo largo de esos 12 años el consumo de ansiolíticos en nuestro país aumentó un 46,8%.

Al año siguiente, en 2015, se realizó otro informe recogiendo la utilización de medicamentos antidepresivos en España durante el periodo 2000-2013, los resultados mostraron que durante esos 13 años el consumo de antidepresivos ha aumentado un 200%; siendo los ISRS (como fluoxetina, paroxetina, sertralina o citalopram) los antidepresivos más consumidos en todo el periodo de estudio, su consumo representa el 70,4% del total de los grupos de antidepresivos estudiados.

Tratamiento psicológico

Sin embargo, sólo un 5,4% de la población refiere haber acudido al psicólogo, psicoterapeuta o psiquiatra en los últimos 12 meses, 6,1% de las mujeres y 4,6% de los hombres.

Actualmente en España ya se han puesto en marcha diferentes iniciativas con el objetivo de facilitar el acceso al tratamiento psicológico en las consultas de Atención Primaria.

En concreto, en 2011 arrancó el proyecto Psicología en Atención Primaria (PsicAP) que pretendía investigar e implantar un protocolo de actuación estandarizado para llevar a cabo tratamientos psicológicos desde los centros de Atención Primaria (AP).

En la Comunidad de Madrid y en el Principado de Asturias ya se ha implantado la figura del psicólogo clínico en AP, que viene atendiendo desde 2018 los casos leves y moderados de depresión y trastornos de ansiedad.

Los datos obtenidos hasta el momento, demuestran claramente la eficacia del tratamiento psicológico sobre el tratamiento habitual, que principalmente es de tipo farmacológico. De los 323 pacientes, que han sido evaluados y han concluido el tratamiento psicológico, se han recuperado en torno a un 70% de los pacientes (67% en casos de ansiedad y 72% en caso de depresión), 3 veces más que con el tratamiento habitual de Atención Primaria (27,4% y 24,2%, respectivamente). Además, la intervención psicológica ha conseguido la disminución del consumo de psicofármacos y la frecuencia que establecían estas personas a las consultas de atención primaria.

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