Los familiares de personas que sufren problemas de ansiedad se encuentran ante una situación que en muchas ocasiones no saben cómo afrontar o manejar. Ya sabemos que la persona que padece un problema de ansiedad irá manifestando cambios en su modos de pensar, sentir y comportarse. ¿Cómo afecta la ansiedad en las relaciones familiares?
Algunos ejemplos de dichos cambios de comportamiento pueden ser: la disminución del interés por realizar determinadas actividades, las excusas, la irritabilidad, los cambios en el humor, el retraimiento, la evitación de algunas situaciones, búsqueda de mayores condiciones de seguridad, actitudes defensivas (vigilancia, suspicacia, susceptibilidad).
Estos cambios en sus patrones impactarán de alguna manera en las personas que tiene a su alrededor. Recordemos que somos seres humanos y no piedras, por lo tanto, lo que suceda a nuestro alrededor, ya sea a nivel de contexto o ya sea a nivel de los demás, nos va a impactar de alguna manera queramos o no.
¿De qué manera impacta la ansiedad en las relaciones familiares?
Dentro del ámbito familiar pueden surgir cambios en el clima y ambiente, así como en las dinámicas familiares establecidas.
- Déficits en la comunicación: En ocasiones, la ansiedad puede dificultar la comunicación abierta y efectiva, con ello se pueden generar malentendidos y conflictos dentro del ámbito familiar. También, por parte de la persona que sufre la ansiedad puede existir una tendencia a evitar discutir sus preocupaciones, creando un ambiente de silencio y ausencia de comunicación.
- Cambios en las dinámicas dependiendo del trastorno de ansiedad o el tipo de ansiedad. Es decir, las personas que padecen ansiedad cambiaran su manera de responder (pensar, sentir y hacer) ya que esta triple respuesta en cierta medida estará condicionada por el tipo de ansiedad, por tanto, al cambiar sus patrones, de alguna manera los familiares también modificarán los suyos.
- Desplazamiento y adquisición de roles: La ansiedad puede llevar a un desplazamiento de roles, donde un miembro de la familia asume la responsabilidad de lidiar con la ansiedad del afectado y se configura el rol de persona de seguridad, sobre todo en trastornos de pánico y agorafobia.
- Problemas para desplazarse: Limitaciones a la hora de desplazarse condicionados por la persona que padece agorafobia o trastorno de pánico, ya que su zona de confort se suele reducir considerablemente.
- Problemas sociales: Sobre todo en personas con fobia social, agorafobia o trastorno de pánico, donde de nuevo el contacto con lo social se ve reducido considerablemente.
El perdón y la salud mental
El perdón se puede definir como la capacidad de liberarse de sentimientos de rencor, ira y resentimiento hacia uno mismo o hacia los demás para dar paso a la compasión o autocompasión, recurso primordial en nuestra salud mental. En esencia, implica dejar atrás el dolor emocional y la negatividad asociada a las heridas sufridas. Desde una perspectiva psicológica, el perdón no implica minimizar o justificar el daño causado. El perdón implica la elección consciente de soltar la carga de culpabilidad asociada a la persona o así mismo.
Tenemos que tener una cosa muy importante en cuenta, la persona que sufre un trastorno de ansiedad no es culpable de nada, repito de N A D A. La persona no elige tener ansiedad de la manera en la que lo padece, porque creedme, que, si pudiese elegir, estoy convencida de que no elegiría eso.
Perdonar es cambiar, pero no podemos cambiar voluntariamente ni las emociones ni los pensamientos negativos que pueden despertar en nosotros cuando conectamos con el sentimiento de daño.
Los pasos que requiere este proceso/aprendizaje del perdón, son:
– Reconocer que nos hemos sentido dañados: Hay que analizar y objetivar los cambios producidas por el daño en nuestras emociones, pensamientos y en nuestra conducta. Hay que objetivizar este daño y no magnificarlo ni negarlo (como ocurre en el pseudoperdón). Elegir Perdonar para mitigar ese dolor- Una vez objetivizado el daño y comprobado que nuestras conductas no han servido para mitigarlo, elegir perdonar es una opción para superarlo. Elegir perdonar, es un acto libre de nuestra voluntad que requiere valentía y fortaleza e inicia ya el acto de perdonar: Elegir perdonar es empezar a perdonar.
– Aceptación de nuestras emociones y pensamientos negativos. – El problema no es tener ira, rabia o pensamientos negativos. El problema es lo que hacemos con esas emociones y pensamientos y hasta qué punto influyen en nuestra conducta. A través del perdón aprendemos a aceptarlos, asumimos nuestras cicatrices y utilizamos estas experiencias negativas como vivencia regeneradora de nuestro proyecto vital.
– Cambio de conductas. – Si elegimos perdonar y aceptamos nuestras emociones y pensamientos, el paso siguiente es cambiar nuestras conductas hacia el ofensor. A través del perdón cambiamos las conductas destructivas por otras constructivas, que nos permiten seguir adelante con nuestro proyecto vital. Un primer paso podría ser abandonar alguna conducta destructiva, como por ejemplo dejar de hablar mal del ofensor. Este pequeño cambio refuerza nuestra decisión de perdonar y nos ayuda en nuestro proceso del perdón.
– Trabajar la Comprensión y la Empatía. – Para que se produzca este cambio de conductas es básico comprender (que no justificar) a la persona que sufre ansiedad y darnos cuenta de las circunstancias que han podido influir para que este o haya actuado de una determinada manera. Decía Tolstòi: “Entenderlo todo es perdonarlo todo”, y Emma Goldman (oradora, escritora, activista y un hito en la historia del feminismo, nacida en 1869) decía: “Antes de que podamos perdonarnos los unos a los otros, tenemos que entendernos”.
– El paso siguiente es trabajar la Empatía: preguntarnos qué hubiéramos hecho en circunstancias parecidas y cómo nos sentiríamos si fuésemos nosotros los que estamos padeciendo ansiedad. Para trabajar la empatía nos pueden resultar muy útil las experiencias previas de perdón recibido (recordar las veces que alguien se ha sentido dolido y nos han perdonado). Trabajando la comprensión y la empatía, surge la Compasión, el deseo del bien hacia la otra persona, el deseo de que esté libre de sufrimiento.
La capacidad de perdonar tiene muchísimos beneficios, pues en el acto mismo se desprende el dolor, y hace que se olvide el sentimiento de rabia e impotencia, pudiendo recuperar la esperanza, tranquilidad y confianza en si mismo y en el otro.
Bibliografía:
Bastit, G. L. Aprender a perdonar. El perdón como terapia psicológica. Especialista en medicina familiar.
Besora, M. V. (2017). Culpa y perdón en psicoterapia. Revista de psicoterapia, 28(108), 149-167.
Ursúa, M. P. (2018). Perdón y Salud: Introducción a la psicología del perdón (Vol. 28). Universidad Pontificia Comillas.
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