Estoy segura de que sabéis perfectamente cuál ha sido la frase más repetida de este último año. La hemos visto representada en dibujos con arcoíris, en sabanas puestas en balcones, en edificios y monumentos emblemáticos. Seguro que en más de una ocasión quizás la hayáis utilizado o bien para decírsela algún familiar, amigo o incluso, como si de un mantra individual se tratase. Efectivamente, a estas alturas ya sabéis a que frase me estoy refiriendo – Todo va a salir bienEsta frase muy probablemente la dijo una persona optimista, con esperanza y con una visión de futuro positiva. Todos somos capaces de decirla, pero no todos somos capaces de sentirla como tal, pues es una fortaleza que hay que desarrollar y potenciar. ¿Te quedas a descubrir cómo potenciar el optimismo?

¿Qué es el optimismo?

Se define como la tendencia (fortaleza) de una persona a ser motivada por la creencia de que los resultados deseados son fácilmente alcanzables. Es una característica disposicional de personalidad que media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los mismos.

Tendencia de las personas a explicar sucesos negativos a través de atribuciones externas de su causa, causa inestable en el tiempo y específico de una situación particular. Al contrario que el estilo pesimista hace referencia a una tendencia de explicación a malos sucesos como causa interna de sí mismo; es estable en el tiempo y generalizado a diferentes áreas de la vida de la persona.

Es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables. El optimismo es el valor que ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en las capacidades y posibilidades.

La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte –el pesimismo- radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades.

Importante: Ser Optimista no es…

Ser optimista no significa verlo todo de color de rosa y hacer como si la realidad no existiese. Conviene no confundir optimismo con ingenuidad o negación de la realidad, ya que ser optimista no implica negar los problemas que la realidad presenta, sino asumir su existencia y definir estrategias de acción basadas en la esperanza para afrontar la realidad y transformarla.

No implica no mirar con los ojos muy abiertos la realidad, sino enfocarla de forma positiva, calibrarla con serenidad, lógica e introspección. Ser optimista no significa creer ciegamente que las cosas siempre saldrán bien: sino, confiar en ello y hacer cuanto esté en nuestras manos para que así sea, enfrentarse a los miedos, buscando los caminos adecuados. Ante cada obstáculo, en vez de bloquearse y rendirse, examinan las mejores soluciones, perseveran y, si no logran sus objetivos, no se hunden, sino que analizan, aprenden, buscan alternativas, avanzan. El optimismo es un motor.

Características y beneficios de las personas optimistas

  • Las personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más perseverantes y exitosos e, incluso, a tener mejor estado de salud física.
  • Aquellas personas que poseen altos niveles de optimismo y esperanza (ambos tienen que ver con la expectativa de resultados positivos en el futuro y con la creencia en la propia capacidad de alcanzar metas) tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficio en situaciones traumáticas y estresantes.
  • El optimista se hace y se sabe responsable de aquello que le sucede, y, por tanto, se cuestiona qué es lo que puede hacer para rectificar, mejorar o cambiar una determinada situación.
  • Las emociones del optimista se mueven en un espectro que incluye el coraje, el entusiasmo, la pasión, la confianza, la esperanza o el ver los errores como oportunidades para aprender.
  • Tiende a percibir los aspectos positivos de sí mismo, del otro y de la realidad que le rodea.
  • Las personas optimistas tienden a ser más perseverantes y a ver realizados sus proyectos en mayor medida.
  • Los optimistas tienden a ser más esperanzadas y perseverantes, tener mejor autoestima y generar acciones más exitosas. Mantienen más alerta sus defensas inmunológicas, se muestran más activas frente a las dificultades, toman más decisiones y adoptan mayor cantidad de medidas para crearse una red de apoyo afectivo y social.
  • Encaran mejor los golpes de la vida y son más resistentes a los efectos psicológicos y biológicos del estrés y las enfermedades.

Proceso del optimismo (desde el pensamiento a la conducta)

  1. PENSAMIENTOS, criterios, opiniones, creencias, conocimientos. Deben ser: positivos, acordes con la razón y los datos, objetivos. No extremistas, catastrofistas, subjetivos…
  2. De los pensamientos se derivan las EMOCIONES Y SENTIMIENTOS: Deben ser agradables, positivos, satisfactorios
  3. A ellos les sigue la MOTIVACIÓN. Crea el deseo de conseguir lo que se propone, se sabe con capacidad y seguridad para ello.
  4. Se genera tendencia, inclinación, ACTITUD, IMPULSO
  5. Así surge la CONDUCTA, el COMPORTAMIENTO optimista. Se desarrollan las acciones necesarias para conseguir el objetivo
  6. El proceso concluye y produce la situación de SATISFACCIÓN, BIENESTAR, FELICIDAD.

Ejercicios para potenciar el optimismo

REGALAR SONRISAS

Objetivo: Utilizar una fortaleza que tenemos en equilibrio, la positividad, el optimismo, para favorecer que otras personas también la experimenten.

Descripción: Durante una semana, toma conciencia de momentos potenciales de positividad en el día a día. Vamos a ser “observadores de la positividad” y vamos a potenciarla en situaciones cotidianas en los demás.

El modo de hacerlo es simple: sonriendo. Regala tu sonrisa a las personas con las que te cruces e interactúes durante esta semana, especialmente si, como observador, detectas un momento bajo de optimismo. Sólo hay una condición: la sonrisa tiene que ser congruente con la situación, ¡no consiste en sonreír amablemente a todas las personas con las que nos cruzamos por la calle!

Puedes sonreír a un vecino con el que coincides en el ascensor por la mañana mientras le das los buenos días, al vendedor dándole las gracias por atenderte, a un compañero que te cede el sitio al pasar…

Estudia sus reacciones ante tu sonrisa: ¿Te la devuelven? ¿Se sorprenden? ¿Cambia el trato hacia ti? ¿Te ha resultado fácil? ¿Has detectado muchas situaciones a diario en las que sonreír?

Reflexiona sobre ello y anota tus conclusiones.

Conclusiones: En nuestra vida cotidiana hay multitud de ocasiones en las que aplicar nuestra positividad, viendo el lado bueno de una situación a través de una sonrisa.

Regalar sonrisas no solo hace sentir bien al que la recibe, sino también al que la da.

Tiempo: Una semana más unos minutos de reflexión.

Materiales: No se necesitan.

CONECTA CON TU OPTIMISMO

Objetivo: Potenciar el optimismo como mecanismo de salud mental.

Descripción: Una vez al día, se encuentra un espacio en el cual se pueda analizar y pensar sobre una o varias situaciones negativas de la vida cotidiana (trabajo, relaciones sociales, etc), busca el lado positivo de dicha situación/es.

Te puede ayudar a ello, buscar los aprendizajes o crecimientos que hayas podido alcanzar en dicho evento.

Conclusiones: El poder mirar una situación negativa desde un ángulo diferente al habitual o tomarnos nuestro tiempo para analizarla, nos puede ayudar a sentirnos con una mayor autoconfianza y positividad.

Tiempo: 1 vez al día.

Materiales: Papel y lápiz.

PISA EL FRENO

Objetivo: Moderar el uso de la fortaleza de la positividad para fomentar una visión más realista de la situación.

Descripción: Si tienes esta fortaleza muy presente es probable que en ocasiones te veas implicado en más proyectos o tareas de las que puedes abarcar con tranquilidad y disfrute.

La tarea consiste en que, cada vez que recibas un input de tarea, sea una propuesta más o menos interesante, eso es indiferente, incluso aunque creas firmemente que puedes acogerlo, aun así, siempre repetirás una frase “Voy a consultarlo con mi agenda”.

Conclusiones: De esta forma estamos equilibrando la fortaleza de la positividad que en ocasiones nos hace sobreestimar nuestras posibilidades para activar el análisis y la organización.

Tendremos un tiempo de reflexión para decidir si realmente podemos hacerlo y elaborar una ruta para realizarlo disfrutando del camino.

Tiempo: 10 minutos al final de cada día durante una semana para analizar los imputs y decidir.

Materiales: Papel y lápiz.

PEQUEÑOS EJERCICIOS DIARIOS

• Lee sobre alguien que a pesar de las dificultades consiguió alcanzar sus metas.
• Recuerde malas decisiones que hayas tomado en el pasado, perdónate, y piensa cómo podrías tomar mejores decisiones en el futuro.
• Cuando tengas que plantar cara a la adversidad, céntrate en cómo superaste la misma o una adversidad similar en el pasado.
• Ensaya mentalmente el próximo desafío que tengas previsto. Crea una forma de gestionarlo en vez de intentar eliminar todos los obstáculos.
• Anota con detalle tus tres últimos logros y deja que te inspiren para el futuro.
• Rodéate de personas optimistas, que lo son sobre todo ante situaciones difíciles.
• Reserva quince minutos dos veces a la semana para realizar la tarea de generar ideas optimistas. Discute estas ideas con tus amigos y comprométete con ellos en seguirlas.

¿Se os ocurre alguno más?

Aprender a sentir y pensar en ocasiones con optimismo es una inversión sumamente rentable para vencer en la batalla contra el pesimismo y desarrollar al máximo las posibilidades de vivir sanos y felices. La persona optimista vive más y mejor. La fuerza del optimismo es enorme.

No es sólo un requisito para la supervivencia, sino además una condición indispensable para una vida plenamente humana: no es nada añadido ni propio de ilusos, sino una de las mejore.

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