No hay nada más saludable en nuestro día a día que actuar de acuerdo a lo que se es y se piensa, sin mentiras. Ser sinceros con uno mismo y con el resto de quienes nos rodean nos aportará un valor fundamental a nuestra existencia. Para ejercer la transparencia y autenticidad con los demás primero hay que serlo con nosotros mismos. Faltaría, pues, autenticidad en la falsía y el engaño: se piensa una cosa y se dice otra; en la hipocresía: se obra interiormente de un modo y de otro en lo exterior; en una palabra, cuando no hay coincidencia entre lo que se es o se obra y su apariencia exterior. Hoy hablamos sobre la honestidad.

¿Qué es la honestidad?

La honestidad hace referencia a un valor/fortaleza propia de la naturaleza humana, sinónimo de verdad, autenticidad, sinceridad y transparencia y va más allá de la concepción de no cometer actos de hurto, ya que también está asociada a la preservación de los recursos con los cuales se lleva a cabo una labor sean materiales o inmateriales, como, por ejemplo, el tiempo. Igualmente, este autor considera que persona honesta es “una persona íntegra, que en su vida no da cabida a la dualidad, la falsedad, o el engaño”.

Honestidad significa que no hay contradicciones ni discrepancias entre los pensamientos, palabras o acciones. Ser honesto con el verdadero ser y con el propósito de una tarea gana la confianza de los demás e inspira fe en ellos. Es la conciencia clara “ante mí y ante los demás.

Honestidad es el reconocimiento de lo que está bien y es apropiado para nuestro propio papel, conducta y relaciones. Con honestidad, no hay hipocresía ni artificial que creen confusión y desconfianza en las mentes y en las vidas de los demás. La honestidad conduce a una vida de integridad, porque nuestro interior y exterior es reflejo el uno del otro.

Características de las personas honestas

  • Son fieles a su propia personalidad, a los principios adoptados y que confieren orientación y unidad a sus vidas: que ajustan el obrar a las exigencias de dichos principios.
  • Se aceptan tal y como son, con sus errores, defectos y virtudes para que así mismo puedan respetar a sus semejantes.
  • Dicen la verdad y que no existan discrepancias ni contradicciones entre lo que piensan, sus palabras y sus acciones.
  • Actúan siempre bajo los principios de coherencia, integridad, justicia y respeto, no sólo por los demás sino también por uno mismo.
  • Entienden la realidad que les rodea y actúan en consonancia con ella.
  • Tienden a regirse por normas que dan guía y valor para comprender y respetar las relaciones humanas.
  • Viven su vida, de una manera genuina y auténtica, son personas que tienen los pies en el suelo.
  • Ser honestos no implica decir cualquier cosa sin filtro y terminar hiriendo a otro, sino manifestar la verdad, pero siempre con una cuota de sensibilidad y empatía.

Beneficios del ser honestos

• Aumenta la confianza en nosotros mismos y potencia la fortaleza apertura mental.

Fomenta las relaciones sanas y de confianza, fortaleciendo las ya existentes.

• Nos ayuda a mantener lejos a la culpa, ya que hace que nos sintamos bien acerca de nuestras acciones y decisiones.

• Permite aceptar las debilidades y fortalezas propias. También, elimina aparentes excusas y facilitas oportunidades para lidiar y superar dificultades.

• El buen uso de la honestidad con uno mismo, deja claro lo que permitimos y lo que no, lo que es correcto y lo que no, facilitando esa convivencia sin situaciones incómodas y nada beneficiosas.

• Vivir en consonancia con nuestro pensamientos, deseos, acciones y comunicación genera un equilibrio emocional adecuado y bienestar mental.

Ejercicios para potenciar la honestidad

¿Y TÚ QUÉ PIENSAS?

Objetivo: Compartir reflexiones sobre la honestidad, el impacto en los otros, los beneficios y limitaciones de ser honesto. Se trata de profundizar en las repercusiones de la honestidad.

Descripción: Elegir una persona del entorno que destaque por su honestidad, establecer una conversación reflexiva sobre la honestidad, el acto de ser honesto, el impacto de la honestidad y aquellas reflexiones que puedan surgir.

Conclusiones: El hecho de compartir reflexiones con otros nos ayuda a tener un espejo de aprendizaje, al tiempo que profundizar y descubrir aspectos nuevos que nosotros por si solos no vemos.

Tiempo: El necesario para cada uno. Se pide al menos una charla.

Materiales: El tiempo necesario para tener la conversación y el diario de reflexiones.

EN BÚSQUEDA DE LA HONESTIDAD

Objetivo: Conseguir ser más honesto, sin que ello requiera un excesivo esfuerzo.

Descripción: Realiza un listado de situaciones en las cuáles no hayas sido honesto/ a y/o te cueste serlo. Ordena dicho listado, desde las situaciones (ítems) que te cuestan más llegar a ser sincero a las que menos.

Escoge 1 o 2 situaciones en las cuáles te sea más fácil ser honesto/ a. Comprométete a serlo en estas ocasiones. Plantéate después de haber sido honesto, qué beneficios te ha reportado y qué es lo que te impide serlo en otras ocasiones.

Una vez superado esos dos retos, seguirás escogiendo acciones/ situaciones en el listado que ya realizaste anteriormente, comprometiéndote a realizar por lo menos dos situaciones semanales.

Conclusiones: La toma de consciencia de porque somos o no honestos y realizar planes de acción para serlo más, puede ayudarnos a abrir caminos hacia un mayor equilibrio y congruencia emocional.

Tiempo: Durante un mes para generar el hábito de ser más honestos.

Materiales: Papel y bolígrafo.

EN SUS ZAPATOS

Objetivo: Regular el uso de la honestidad.

Descripción: Cuando tenemos tendencia a ser honestos en todos los ámbitos de nuestra vida y decimos con sinceridad lo que pensamos, podemos dedicar un minuto a pensar ¿Cuál es la utilidad de lo que voy a decir en este momento?

Para regular en qué momentos es adecuado decir lo que pensamos, aunque sea desde la más sana intención, para evitar decir comentarios desafortunados o regular el uso de nuestras intervenciones.

Ponernos en los zapatos de la otra persona y pensar si lo que vamos a decirle realmente va a tener un fin, o simplemente lo decimos para desahogarnos y sentir que hacemos lo correcto.

Conclusiones: Regular el uso de la honestidad para regularizar lo que podemos opinar y poder utilizar esta fortaleza de manera pragmática y con un fin.

Tiempo 15 minutos diarios para cada actividad semanal.

Materiales: Papel y bolígrafo

PEQUEÑOS EJERCICIOS DIARIOS

• Crear y perfeccionar al menos una idea original a la semana en un área de su interés.
• Escribir un artículo, ensayo, cuento, poesía, dibujar, pintar o realizar alguna actividad que tenga relación con tu pasión una vez por semana.
• Ofrecer al menos una solución creativa a los desafíos de un hermano o un amigo.
• Compilar una lista de soluciones original y práctica que abordará los retos comunes que te enfrentan con tus compañeros.
• Hacer un brain storming sobre una tarea difícil con un grupo de amigos.
• Rediseñar tu casa, una habitación etc.
• Apuntarse a clases de cerámica, pintura, diseño, escultura, fotografía…
• Crear regalos hechos por uno mismo utilizando materiales reciclados en vez de comprar cualquier cosa. Piensa en maneras creativas y honestas de relacionarte con los demás.
• Presta atención y anota cada vez que dices una mentira, aunque sea pequeña.
• Trata de hacer tu lista más corta cada día.
• Presta atención y anota mentiras de omisión (como no comentar un aspecto importante cuando se quiere vender algo) y piensa cómo te sentirías si te hicieran lo mismo a ti.
• Valora tu satisfacción con hechos auténticos, honestos y genuinos en vez de con hechos falsos o menos honestos.
• Apunta si tus próximas cinco acciones importantes coinciden con tus palabras y viceversa.
• Escribe sobre las cuestiones sobre las que te sientes obligado moralmente.
• Ayuda a cristalizar e integrar el pensamiento.
• Identifica tu zona de fuertes convicciones morales. Establece tus prioridades de acuerdo a tus convicciones.

¿Se os ocurre alguno más?

El miedo a decepcionar, a lo que puedan pensar de nosotros, a no ser como el otro quiere, a generar conflictos, a perder amistades e incluso puestos de trabajo, hace que en el algún momento la honestidad se pierda por el camino. Lo que ocurre cuando perdemos la honestidad en realidad es que, al actuar de este modo, a quien traicionamos de verdad es a nosotros mismos.

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