Vivimos en un mundo en constante proceso de urbanización, eso implica grandes cuidades, construcción sin filtro de edificios, carreteras colapsadas por el tráfico con su correspondiente contaminación atmosférica, aceras colapsadas por peatones (sobre todo en zonas turísticas), contaminación acústica, contaminación lumínica, talado de árboles, limitaciones en las zonas verdes…. Vivimos a un ritmo frenético constante con un vaivén de idas y venidas con un matiz de estrés y ansiedad importante. Un panorama que ya está poniendo en jaque nuestra salud física y por supuesto nuestra salud mental.

La revista Nature publicó un artículo que demostraba que el hecho de vivir en una ciudad aumentaba en un 21% las probabilidades de sufrir un trastorno de ansiedad. Además, 1 de 4 personas podría padecer algún trastorno mental a lo largo de su vida. Las enfermedades mentales, de forma global, suponen el 40% de las enfermedades crónicas y son la principal causa de años vividos con discapacidad. En España, la situación no difiere mucho de la mundial, según los datos de CIBERSAM (Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental) dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España, el 11,5% de la población padece algún trastorno mental en este momento y entre un 19% y un 26% lo padecerá a lo largo de su vida.

Pruessner ya participó en 2011 en un estudio sobre la relación entre el estrés y el hecho de residir en una urbe. Para ello, se comparó la actividad cerebral de personas que habitaban en áreas rurales con la de personas que vivían en zonas urbanas. Gracias a la técnica de resonancia magnética funcional, vieron que la amígdala (una parte del cerebro implicada en la regulación del estrés) se activaba más en los habitantes de la ciudad. Es decir, el cerebro de las personas que viven en la urbe reacciona más en situaciones de estrés. Y es precisamente el estrés el factor que puede ser detonante para que afloren problemas de salud mental, como la ansiedad o la depresión.

Factores urbanos implicados en la salud mental

Existe un conjunto de factores que es detonante para los problemas de salud mental en las ciudades:

  • Contaminación atmosférica: Derivada del exceso de humos contaminantes producto sobre todo de la cantidad de vehículos en la cuidad. No solo nos afectará a nivel físico impactando directamente en nuestros pulmones, sino que producto de este impacto puede acarrear trastornos de depresión y ansiedad.
  • Contaminación lumínica: Derivada del exceso de iluminación artificial durante la noche, ha sido vinculada a trastornos del sueño, alteraciones en los ritmos circadianos y niveles elevados de estrés.
  • Contaminación acústica: Generada por el ruido constante de vehículos, maquinaria y actividades urbanas, también contribuye al aumento del estrés, la irritabilidad y la disminución de la concentración.
  • El propio diseño urbano: Si al mirar a nuestro alrededor observamos un exceso de patrones repetitivos y geométricos como los de los edificios, eso nos puede generar estrés visual. De hecho, un predictor del estrés urbano percibido es el número de vértices isovistas, es decir, el número de vértices visibles para un individuo situado en una determinada localización.
  • Atascos, medios de transporte abarrotados… invertir tiempo en los desplazamientos más los inconvenientes que se puedan presentar hace que nuestro estrés y nuestra ansiedad se vean comprometidos disparándose en ocasiones hacia niveles muy elevados.
  • Situación personal: el nivel de ingresos, la situación laboral, el nivel educativo, las condiciones materiales de vida, el estado de salud física, la cohesión familiar…
  • La soledad y el aislamiento social: factor determinante en nuestra salud mental, vamos a un ritmo tan frenético que ni si quiera nos paramos a observar a la gente que nos rodea, cabezas bajas en el metro mirando el móvil, menor interactuación a nivel social. Solo tenéis que preguntaros si conocéis el nombre de algún vecino vuestro y si os habéis parado hablar de algo diferente al tiempo y las flores.

La importancia de los espacios verdes

La solución para tener un menor riesgo de sufrir un problema mental no pasa, necesariamente, por irse a vivir al campo, esto sería solo una alternativa.

Por un lado, sería necesario mejorar las condiciones de muchas ciudades. Como aconseja la OMS, habría que promover una planificación urbana que propicie los hábitos saludables. Mejorar las condiciones de vida en las ciudades, reduciendo los tipos de contaminación (lumínica, atmosférica y acústica), promoción del trasporte público no contaminante en vez del el coche, fomentar los espacios públicos de interactuación social… etc… Pero mientras esto llega y no llega ¿Qué hacemos?

Sobre cómo deberían ser los espacios donde la gente comparte ocio o socializa se ha estudiado desde hace relativamente poco. Estudios de Markevych et al. en 2014 han abierto nuevas líneas de investigación al respecto; remarcaron la creciente evidencia sobre la influencia de los espacios verdes en las zonas urbanas, dado que actúan como factor de protección contra los trastornos mentales, especialmente en la ansiedad, la depresión y el déficit de atención.

Los ambientes naturales como zonas verdes (parques, plazas) también promueven hábitos saludables como la actividad física y las relaciones sociales. Todo ello repercute en nuestra salud de una manera positiva reduciendo el estrés y ansiedad, además de disminuir la exposición a factores ambientales negativos, como la contaminación del aire o el ruido.

Los espacios públicos de cercanía tienen para la satisfacción de las necesidades de interacción social, promover la participación y desarrollar sentimientos de comunidad. Así pues, la mejora del bienestar subjetivo (en sentido amplio, incluyendo bienestar físico y psicológico) y la necesidad de interacción social son los dos conjuntos de motivaciones básicas que justifican la importancia de los espacios naturales urbanos para la calidad de vida.

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Bibliografía:

Higueras García, E., Román López, E., Pozo Menéndez, E., Gallego Gamazo, C., García González, M. C., Lamiquiz Daudén, P., … & Conde Gutiérrez del Álamo, F. (2021). Sostenibilidad, urbanismo y salud caso de estudio en Alcorcón, Madrid.

Gascon, M. (2018). ENTORNO URBANO Y SALUD: ¿QUÉ CIUDADES QUEREMOS? Centro Nacional de Educación Ambiental, 2-12.

Krabbendam, L., van Vugt, M., Conus, P., Söderström, O., Empson, L. A., van Os, J., & Fett, A. K. J. (2021). Understanding urbanicity: how interdisciplinary methods help to unravel the effects of the city on mental health. Psychological medicine51(7), 1099-1110.

Novas Paciencia, S. K. (2021). Ciudades conscientes: análisis del impacto en la salud mental.

Vassos, E., Agerbo, E., Mors, O., & Pedersen, C. B. (2016). Urban–rural differences in incidence rates of psychiatric disorders in Denmark. The British Journal of Psychiatry208(5), 435-440.

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