¿Me estoy volviendo loco? Se preguntan muchos de nuestros pacientes. La ansiedad nos hace plantearnos innumerables preguntas acerca del mundo y de nosotros mismos, replanteamientos o sensaciones que quizá nunca antes habían surgido en nuestra experiencia vital. Algunas de estas experiencias son etiquetadas como extrañas, por lo que las personas acaban sintiendo miedo de sentirlas, incluso llegando a plantearse ¿Me estoy volviendo loco?

“Me miro en el espejo, mi cuerpo y mi cara me parecen extraños. Sé quién soy, pero pareciera que es la primera vez que me veo. Me asusta esta sensación. Noto a mi cerebro funcionar a toda velocidad, no tengo margen de actuación, no me da tiempo a dialogar con mis pensamientos, son demasiados rápidos. Pareciera que toda mi realidad se fuese a desvanecer en cualquier momento, mi cordura, mi manera de ver el mundo fueran a desaparecer.”

¿Qué es la locura?

Supongo que definir la palabra locura es algo tan complejo como definir el término cordura. La subjetividad que empapa a estas dos palabras, hace que tal vez, lo más sensato y honesto, sea no polarizar la salud mental y entender que ésta es diversa y compleja. Que tal vez, la aparente cordura de algunos este llena de tintes “locos” y aquellos que son llamados locos, guardan más cordura en su interior que muchos otros.

La Rae define locura como privación del juicio o del uso de la razón. La locura dejó de ser considerada una enfermedad mental, para transformarse en un adjetivo para etiquetar tanto a personas que no se ajustan a convenciones sociales, como para hablar de sentimientos que se dan con mucha intensidad: “loco por comer”, “loco de amor”. En términos psicológicos, la locura no existe como tal, no es un trastorno o enfermedad como lo es la psicosis o la esquizofrenia. Podríamos decir, que actualmente es la manera coloquial que las personas tienen de etiquetar a todas las personas que tienen trastornos psíquicos graves.

El término locura, está asociado con una percepción distorsionada de la realidad, con la pérdida de control, alucinaciones y comportamientos aislados de lo que se espera socialmente. Y esto, es justo lo que más temen muchas de las personas que padecen ansiedad, quedarse aislados, sin distinguir lo real de lo irreal, perdiendo el control y/o padeciendo alucinaciones.

La ansiedad y la locura

Cómo mencionábamos al inicio del blog, son muchas las personas que padecen ansiedad y como consecuencia temen estar volviéndose locas. ¿Por qué se produce éste temor de manera tan común?

En primer lugar, debemos tener en cuenta que el mundo de la salud mental, es un mundo aún estigmatizado, lleno de desconocimiento y prejuicios. Ser diagnosticado con un trastorno de salud mental puede asustar mucho. Muchas personas creen haber entrado en un mundo donde ya todo puede pasar y creen que existe una delgada línea entre padecer ansiedad y perder la cabeza. En el mundo de la salud física, nos parecería descabellado comparar determinadas enfermedades (un cáncer o una gripe, por ejemplo). Y tampoco consideraríamos que padecer un constipado nos acerca más a padecer un tumor, por ejemplo. Sin embargo, algo así suele suceder en el mencionado mundo de la carencia de salud mental, creemos que padecer, nos hace vulnerables a poder padecerlo todo, y cómo ocurre en el mundo de la salud física, existen límites definidos.

Evidentemente, nadie nos garantiza la ausencia de determinadas enfermedades o trastornos, pero la presencia de alguna patología no implica la apertura de otras muchas otras.

Las personas pueden llegar a hacerse este tipo de planteamientos: si siento cosas que no quiero sentir, si pienso cosas que no quiero pensar, ¿Quién me dice que no haga cosas que no quiero hacer? El temor oculto, es perder el control y realizar acciones sin ejercer control y con las que uno no se identifica. La realidad es que nunca hemos tenido el control de nuestras emociones, ni tampoco de muchas cosas sobre las que pensamos, aunque esta vez podamos vivirlo de una manera mucho más invasiva. La conducta siempre es nuestra, es decir, nos pertenece. No hacemos cosas que no queremos hacer (aunque a posteriori surja el arrepentimiento), cuando hablamos únicamente de un diagnóstico ansiosos, siempre hay voluntad en la conducta.

Por otro lado, hay sensaciones o síntomas que uno solo ha conocido a través de la ansiedad. Uno de ellos y de los que más suelen confundirse con la pérdida de control y/o distorsión de la realidad, son los procesos disociativos ( despersonalización o desrealización).

  • Entendemos la despersonalización como la sensación de irrealidad y de extrañeza con uno mismo. Los pacientes que acusan estas sensaciones las describen como estar fuera de su propio cuerpo o mente.
  • Por otro lado, la desrealización alude a la sensación de irrealidad y de extrañeza con el mundo que rodea a la persona.

En muchas ocasiones existe una correlación entre las dos, es decir, la percepción incómoda de uno mismo o del entorno pueden ir juntas. Este tipo de percepciones, que en el fondo tienen una función de protección, pueden provocar un miedo profundo a perder la razón o la identidad personal.

Por último, hemos de mencionar que es común la presencia de obsesiones de carácter impulsivo en los diagnósticos ansiosos. “¿Y si me suicido sin querer hacerlo? ¿Y si cómo estoy tan mal acabo agrediendo a alguien? “. Cuando este tipo de ideas se acentúan e impiden un funcionamiento correcto en la vida de la persona, podríamos estar hablando de un trastorno obsesivo compulsivo de carácter impulsivo. Aunque estas ideas se vivan con mucha vergüenza y silencio, son más comunes de lo que podemos imaginar y se presentan en un porcentaje significativo de pacientes ansiosos. La realidad es que las personas ni quieren, ni van a hacer aquello que temen, pero el simple (y complejo al mismo tiempo) hecho de que aparezcan en su mente, ya hace que se le proporcione un carácter veraz.

Entonces… ¿No me estoy volviendo loco?

La realidad, es que ni tu ni yo, estamos exentos de poder perder el juicio en algún momento de nuestras vidas. Que el cerebro humano tenga esa capacidad y que nosotros existamos, ya hace que la posibilidad sea existente. Ahora bien, como suelo decirles a mis pacientes, por mucho que pienses en ser superdotado, no vas a ser superdotado. Somos seres limitados y pensar sobre algo y hacerlo realidad es algo que se nos escapa. Tener miedo a volverse loco, es justo eso, tener miedo a volverse loco, no es experimentar locura. La ansiedad nos asusta y puede hacernos sacar conjeturas muy desacertadas que simplemente nos muestran, que nuestras interpretaciones o creencias (se me está yendo la cabeza o estoy perdiendo el control) son simplemente el reflejo de lo que más tememos: perder el control. Si crees estar volviéndote loco o perdiendo la razón, no lo estás haciendo, porque si algo caracteriza esa pérdida de conciencia, es la incapacidad para poder darse cuenta, por eso mismo es tan difícil hacer una buena definición de ese término tan utilizado durante siglos: la locura.


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