El estrés constituye una de las experiencias vitales más comunes, es una respuesta a la que los humanos se ven expuestos en algún momento o circunstancia de la vida. Como Rout y Rout (2002) afirman, “es un proceso complejo en el cual el individuo responde a demandas o situaciones ambientales (estresores) con un patrón de respuestas por parte del organismo que pueden ser fisiológicas, conductuales, cognitivas, emocionales o una combinación de estas, al momento de ser interpretadas estas demandas o situaciones como amenazantes”. En los momentos iniciales del estrés son relativamente leves y necesarios puesto que permiten al organismo estar en estado de alerta y prevenir el desarrollo de problemas más importantes. Hoy hablamos sobre el estrés laboral.

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El estrés crónico

Pero ¿qué pasa cuando el estrés es prolongado en el tiempo?, es aquí cuando hablamos de estrés crónico. Este puede llegar a ser emocional y físicamente agotador, con alto riesgo de desarrollar consecuencias negativas como son el agotamiento, el humor depresivo, las alteraciones del sueño o la reducción en la sensación de bienestar, elevación de la presión arterial, debilitamiento del sistema inmunitario pudiendo aparecer así múltiples alteraciones digestivas, músculoesqueléticas, etc.

Este complejo concepto ha sido estudiado en multitud de contextos, dentro de este amplio marco conceptual hoy nos centramos en definir y desarrolla qué es el estrés laboral.

El estrés laboral

Cuando hablamos de estrés laboral nos referimos a aquel que se produce en el desempeño de una actividad profesional o como consecuencia del trabajo. Generalmente es consecuencia del desequilibrio entre la exigencia laboral (o también propia) y la capacidad o recursos disponibles para cumplirla eficientemente. Es decir, la carga de trabajo excesiva, el salario insuficiente, el no poder conciliar la vida profesional con la personal, la falta de motivación o de incentivos, tener mucha o poca responsabilidad, no contar con plazos suficientes para realizar las tareas, una mala relación con jefes y compañeros, la falta de comunicación o la inexistencia de un buen ambiente laboral son las principales causas o factores que contribuyen al desarrollo del estrés laboral.

Por supuesto, estos factores no afectan a todas las personas por igual. Existen personas que son capaces de soportar una gran carga de trabajo o que no les afecta tener a su cargo grandes responsabilidades o toma de decisiones, mientras que para otros se vuelve una situación insostenible.

El estrés laboral es en nuestros días una problemática muy común y que puede provocar diferentes consecuencias que afectan a la persona a nivel tanto físico como mental y que incluso puede afectar a la rutina diaria. Muchas veces no es fácil saber si se está sufriendo este tipo de estrés, por ello es importante conocer los principales síntomas para si estamos en este punto, pedir ayuda.

¿Cuáles son los síntomas del estrés laboral?

Las personas que sufren estrés laboral sufren consecuencias a diferentes niveles y afectan de manera significativa en la vida de la persona. Podemos distinguir entre síntomas emocionales, conductuales y fisiológicos:

Síntomas emocionales

• Sensación de tristeza o depresión.
• Inestabilidad emocional, mal humor o dificultad para controlar la ira o el enfado.
• Desgana, falta de iniciativa o apatía generalizada.
• Miedos y sensaciones de inseguridad.
• Impaciencia y poca tolerancia a la frustración.
• Dificultad para concentrarse o para realizar esfuerzos cognitivos.
• Falta de atención y olvidos frecuentes.
• Falta de motivación.

Síntomas conductuales

• Desarrollo de adicciones o consumo excesivo de sustancias como café, alcohol, tabaco, fármacos, drogas, etc.
• Desarrollo de conductas agresivas o violentas.
• Inhibición o aislamiento social.
• Ausencias del puesto de trabajo.
• Cambio en los horarios del sueño, tendencia a trasnochar o a dormir en exceso.
• Alteraciones de los hábitos de alimentación.
• Desarrollo de comportamientos de alto riesgo, como por ejemplo sexuales, de consumo de sustancias, conducción arriesgada, etc.

Síntomas fisiológicos

• Contracturas, dolores musculares o de espalda.
• Gastritis, dolores de barriga o problemas estomacales.
• Náuseas o vómitos.
• Jaquecas, cefaleas o dolores de cabeza.
• Sensación de agotamiento extremo o falta de energía.
• Insomnio, hipersomnia o alteraciones del sueño.
• Pérdida o aumento significativos de peso.
• Taquicardia o hipertensión.
• Sudoración excesiva.

¿Cómo trabajamos ante el estrés laboral?

El tratamiento del estrés laboral es muy similar al de otros tipos de estrés, con la diferencia de que al ser el desencadenante de este estrés el ámbito laboral, en la fase de intervención se integrarán objetivos específicos para trabajar esta faceta. El tratamiento se adaptada a la gravedad y circunstancias específicas y personales de cada paciente.

El modelo de trabajo que recoge más reconocimientos y evidencias es la terapia cognitivo-conductual. Con ello se consigue que el paciente aprenda a gestionar sus emociones y adaptar sus comportamientos de manera efectiva. Favoreciendo así una postura resolutiva frente a los posibles problemas y consecuencias derivadas del estrés laboral.

Dentro de este modelo de tratamiento, también es importante que el paciente desarrolle una serie de cambios en su vida cotidiana que le permitirán marcar distancias entre su vida personal y su trabajo, lo haremos a través del autocuidado, es decir, retomar actividades cotidianas que se disfrutan y favorecen el bienestar.

Por otro lado, se fomenta también la realización de actividades sociales y la recuperación o creación de un entorno seguro y de confianza que garantice el bienestar social y emocional, junto con el desarrollo habilidades sociales y personales.

Si se has sentido identificado con cualquiera de los síntomas anteriormente mencionados, es momento de empezar a poner soluciones. Para esto, lo mejor es rodearse de profesionales, que sepan escuchar y en base a eso, dar soluciones. En Amadag somos especialistas en trabajar sobre problemáticas de estrés y ansiedad.

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