Se estima que el miedo a hablar en público afecta a más de un 75% de la población, hoy hablamos también de cómo acabar con esta fobia que afecta y condiciona a las personas más de lo que podemos imaginar.
¿Cómo se manifiesta este miedo?
El miedo a hablar en público, pánico escénico o glosofobia se trata de un miedo cerval manifestado ante determinadas situaciones sociales, que lejos de tratarse de un temor leve es algo que para muchos resulta muy incapacitante en determinadas circunstancias vitales. Diríamos que su inicio varía dependiendo de cada persona, puesto que hay gente que no recuerda un inicio puntual, y por tanto aseguran sufrirlo desde siempre, y hay otros que tienen lo que podríamos llamar “los cadáveres del sótano”, es decir, que les surge a raíz de una mala experiencia, en la cual no perdonarán su actuación, condenando ese tipo de situaciones a una idea de catástrofe, por lo que no querrán volverlas a repetir a partir de ese momento.
Las personas que padecen esta fobia pueden pasarse días y semanas dando vueltas a cerca de lo que ocurrirá, pensando acerca de ello de manera obsesiva: “No voy a poder dar bien el discurso” “Todos van a saber que me pongo muy nervioso” “¿Y si no controlo mis síntomas y acabo por perder el control?” “Van a tirarse meses recordando el ridículo que he hecho”.
Las personas padecen un inmenso miedo a todo lo que imaginan que podrá pasar mientras realicen ese discurso, y no es precisamente un miedo a que la charla no sea entretenida o no esté cargada de un contenido interesante, sino a que aparezcan una serie de síntomas físicos que puedan evidenciar a la persona, como puede ser: temblor de voz, sudoración, rubor facial, quedarse en blanco… Una profunda sensación de vergüenza, de humillación, de hacerse muy pequeñito delante de los demás.
Las personas con miedo a hablar en público tienen miedo a ser el centro de atención, porque en ese centro de atención se encuentran atrapados, como un claustrofóbico en un ascensor.
¿En que consiste un curso para hablar en público?
La fobia a hablar en público puede trabajarse y así dejar de condicionar nuestra vida como ha hecho hasta ahora. Durante años hemos trabajado en grupo con personas que comparten esta fobia, concluyendo que lo importante no se trata de enseñar técnicas para mejorar nuestra capacidad oratoria, sino más bien de sembrar una semilla que haga comprender que lo más influyente a la hora de enfrentarnos a nuestro miedo es la actitud que tomamos frente a él. Nuestro trabajo con pacientes nos lleva a la conclusión de que esto de hablar en público parece que se trata de una película de espías en la que nos van a descubrir en cualquier momento.
¿Qué se trabaja en nuestro curso para hablar en público?
En nuestro curso para hablar en público nos centramos en una serie de objetivos que consideramos son claves para que la persona pueda enfrentarse a su miedo de una manera efectiva:
Conoce profundamente tu miedo y el por qué de éste.
Ya que éste sigue unas reglas, aunque no sean las que nos gustarían. Muchas de las personas que acuden a nuestro curso suelen identificarse como torpes o poco válidas a la hora de hablar en público. Lejos de lo que imaginan, no se trata de una incapacidad por su parte, sino de un bloqueo producido por un miedo al miedo. En el fondo, hablamos de un miedo a mostrar miedo, a mostrar una serie de síntomas que puedan a hacer al otro decir “fíjate está nervioso” “qué mal lo está pasando”. En este punto trabajamos qué es lo que nos hace sentirnos así delante de un público, para poder empezar a trabajar con buena base. Es curioso descubrir como muchas de las personas de nuestro curso se sienten identificadas unas con otras al contar sus propias vivencias. Las personas se describen como perfeccionistas y suelen tener un alto rendimiento laboral, y aquí tenemos otro de nuestros grandes enemigos a la hora de hablar en público: nuestro estricto perfeccionismo.
Aprende a enfocar la atención.
Una de las consecuencias de miedo es un desequilibrio atencional, en el que estamos extremadamente pendientes de nosotros mismos frente a la escasa atención que finalmente ponemos en el público. Hemos de ser conocedores de que si nuestra atención está activa en un montón de aspectos centrados en uno mismo, vigilante de que nada de eso falle, quizás el hecho de comunicarnos de forma fluida con el público sea más difícil. Así que mostramos una elevada atención propia en la que no estamos en una ponencia de cara al público, sino que nos situamos en un submundo paralelo, en el que debemos controlar absolutamente todo lo que nos está pasando en ese momento. Si algo pueden describir a la perfección las personas que acuden a nuestro curso son sus síntomas y pensamientos cuando están en frente de un público, lo cual nos muestra como su atención se centra por completo en sus sensaciones y cogniciones en ese momento.
Revisa tus creencias y tu manera de procesar la realidad.
“No tengo que ponerme nervioso” ” Que no se note” “No debo temblar, ni sudar…” “No puedo perder el hilo” “Tengo que poder controlar la situación y los pensamientos” “Hay que acabar cuanto antes” “No puedo soportar mis nervios” “El resultado debe ser impecable”. Estas son algunas de las creencias que nos manifiestan las personas que acuden a nuestro curso para hablar en público. Realmente hay tanta presión que lo difícil es articular una palabra. Para hablar bien en público, quizá tengamos que olvidarnos de la seguridad o de no poder ponernos nerviosos. Para hablar bien en público hay que aprender a hablar bien en privado. Las personas están hablando en público y a la vez están manteniendo una conversación con sus síntomas y sus miedos. Quizá sea esa conversación íntima la que debamos trabajar.
Exponte a tus miedos.
Nuestro curso para hablar en público busca la confrontación directa con el problema. Muchas de las personas que llegan a nuestros cursos han ido logrando evitar todas esas situaciones temidas poniendo excusas, llegando hasta aquí porque ya no pueden evitarlo más o porque están tremendamente cansados de la continua presión que les supone que en cualquier momento tengan que enfrentarse (sobretodo laboralmente) a un público amplio. Múltiples sesiones se enfocan en que las personas hablen en público delante de sus compañeros, siendo grabados y luego pudiendo visionar la experiencia, lo cual muestra en muchas ocasiones un punto de vista muy diferente al interiorizado, dándose cuenta que tal vez no sean tan torpes dirigiéndose a los otros como ellos pensaban.
El curso para el miedo a hablar en público es un espacio doblemente funcional, no solo tiene el factor del enriquecimiento a través de la experiencia del otro, sino que supone una exposición directa a nuestros miedos más profundos: estar con un público, hablando, interactuando, exponiéndote.
¡Empezamos en Septiembre!
Yo una vez tenía que actuar en un concierto solidario y no duré ni medio minuto, al instante escapé detrás del escenario con una ansiedad enorme. Este suceso fue uno de los detonantes para lo que fue meses después la llegada de mi agorafobia, y aquello fue en 1997. Esto es tan solo uno de los cientos de traumas que he tenido, porque hay una carnicería de malos momentos desde muy pequeño.