La ansiedad también puede aparecer (de forma inesperada) en el terreno de juego. Aunque cada vez se habla más de la presencia de la ansiedad en el fútbol, aún sigue existiendo cierto tabú al respecto. La excesiva presión interna y externa a la que están sometidos los futbolistas contribuye en gran medida a la aparición de estos problemas psicológicos.

No. Por mucho que se te haya podido pasar por la cabeza, no eres el/la único/a que tiene ansiedad. La ansiedad puede aparecer en cualquiera de nosotros/as. Puede que un familiar, un amigo, o incluso un conocido haya pasado por ello. Es más, cada vez más personas famosas o de la vida pública están reconociendo que en el pasado o en el momento actual han experimentado un episodio o un problema de ansiedad. Tal es el caso del ámbito deportivo; si hace unas semanas fue el turno del tenis, hoy nos centramos en el fútbol, el “deporte rey” en numerosos países, incluido el nuestro.

Contenidos del artículo

La ansiedad, ¿una “jugadora” más en el terreno de juego?

Sí. Futbolistas y ansiedad forman un binomio más que conocido. ¿Sorprendido/a? Por mucho que les admiremos e incluso idolatremos.. son personas humanas, como tú y como yo. Y al igual que todos nosotros, experimentan emociones, positivas o negativas, que les pueden interferir significativamente en su ámbito personal y, consecuentemente, en su rendimiento laboral sobre el terreno de juego.

Jesús Navas es quizá el ejemplo más conocido. Actual jugador del Sevilla FC, reconoció que con 19 años sufría importantes crisis de ansiedad cada vez que se separaba largos periodos de tiempo de su familia, así como cuando tenía que asistir a ruedas de prensa o incluso a programas de televisión, puesto que no se sentía cómodo siendo el centro de atención. Era tal la ansiedad que experimentaba en no varias ocasiones que tuvo que “escapar” de repente de un entrenamiento del Sevilla CF y abandonar una concentración de la Sub-21 para el Mundial de 2005, e incluso evitar y posponer varias veces su llamada de la Selección Española. No obstante, tras el apoyo psicológico del club, consiguió finalmente superar la ansiedad hasta convertirse en el jugador que es hoy en día, llegando a jugar en el Manchester City durante 4 temporadas y disputar el Mundial de Sudáfrica de 2010 con la Selección Española.

Y hablando de nuestro imborrable Mundial de Sudáfrica, quizá recuerdes que el propio Andrés Iniesta, el “héroe nacional” que nos llevó a ganar este Mundial, reveló hace poco en su autobiografía que había pasado por una importante depresión (que cursó en algún momento con episodios puntuales de ansiedad).

Pero no sólo ellos dos, sino que en el terreno deportivo la ansiedad es más frecuente de lo que cualquiera podríamos pensar. Bojan Krkic, el exjugador de la cantera del FC Barcelona (quien con tan sólo 17 años dio un gran salto deportivo, de jugar en Segunda B se convierte ya en titular de este equipo en Primera División, uno de los clubes más grandes del mundo), reconoció asimismo que sufrió ataques de ansiedad cuando se depositaron sobre él altas expectativas -equiparándole y considerándole ni más ni menos el “nuevo Messi”-. Se esperaba tanto de él, siendo tan sólo un “niño”, que la presión le superó e incluso tuvo que rechazar la convocatoria para la Eurocopa de 2008 porque aún no se veía preparado para la situación y tenía miedo de que le “pasase algo” en el viaje o en algún momento con mucha gente, en sus propias palabras. No se sentía preparado para tener que afrontar tantos cambios en tan poco tiempo.

Pero la ansiedad puede afectar a todos los futbolistas por igual, independientemente de que sean jugadores más o menos mediáticos. El debut del futbolista Kiko Femenía en Primera División con el Hércules CF estuvo marcado por un episodio de crisis de ansiedad durante el partido, hasta el punto de que el propio jugador sentía que le faltaba el aire. La buena noticia es que pudo sobreponerse a ello durante el partido, como podemos ver en este vídeo:

 

Futbolistas y ansiedad: Las principales causas de ansiedad en los futbolistas

Se estima que uno de cada tres futbolistas en activo o retirados han sufrido o sufren problemas de ansiedad y depresión, un problema que cada vez va más en aumento, según advierten los psicólogos deportivos. Y no es de extrañar que la ansiedad sea una compañera inesperada de juego en el estadio de fútbol. Los futbolistas están sometidos a una alta presión constante –tanto externa como interna- que se traduce en una alta activación que, inadecuadamente gestionada, puede conllevar la aparición de episodios de ansiedad u otros problemas psicológicos. Hablamos de la relación futbolistas y ansiedad.

A nivel externo, el fútbol, como cualquier otro deporte que se precie, lleva consigo una gran competitividad, sintiéndose uno en la “obligación” de ganar. A diferencia de otros deportes individuales como el tenis, el fútbol es un deporte grupal, por lo que el propio jugador no juega para él mismo, juega en y para un equipo, para una ciudad y en ocasiones representando a todo un país, una presión adicional que hay que saber gestionar. La presión externa por el resultado es innegable: puedes haber jugado el partido de tu vida, que en último término lo más importante es si has marcado goles, si has defendido bien evitando un gol del otro equipo y, en definitiva, si has ganado al equipo rival y consigues los tan ansiados 3 puntos.

Asimismo, la presión externa también se traduce en el hecho de que los jugadores (por supuesto, algunos en mayor o menor medida) sienten que han contraído una gran responsabilidad con su equipo y con sus seguidores, sienten que tienen que dar lo máximo de sí mismos, que no deben defraudar a la afición. Afición que tanta esperanza ha depositado en ellos, que tanto se implica emocionalmente en cada partido, que “siente tanto los colores de su equipo”.. afición de todo el mundo que, en definitiva, se traduce en varios miles o millones de ojos atentos a cualquier mínimo acto que hagas sobre el césped, que engrandecen ese pase o gol magistral o bien penalizan al máximo ese error “imperdonable” que has cometido, sintiendo incluso vergüenza o frustración si los resultados que se esperan de ellos no se alcanzan (mención aparte el hecho de tener que recibir pitadas, insultos o amenazas si no “das la talla”).

Por su parte, a nivel interno, además de los propios nervios antes y durante el partido, los jugadores se pueden autoexigir una imagen de invulnerabilidad –alimentada no en pocas ocasiones por la sociedad actual, que les idolatra- que les impide exteriorizar sus emociones, puesto que lo pueden asociar de forma errónea a un miedo a una evaluación negativa de debilidad o vulnerabilidad, lo cual, paradójicamente, hace aumentar los niveles de ansiedad. De hecho, si nos paramos a pensar un momento e intentamos ponernos en su lugar, los jugadores de fútbol parecen estar constantemente expuestos a la evaluación y crítica, no sólo de ellos mismos a nivel personal, sino de su afición y de la prensa deportiva, que “juzgan” continuamente su “valía”, estando siempre dentro del foco mediático del mundo del fútbol.

Tal es el caso de Bojan, quien él mismo reconoce en una entrevista que tuvo que poner como excusa un problema médico o sus propias vacaciones para ocultar que estaba experimentando ansiedad:

“La ansiedad afecta a cada uno de manera diferente. Para mí eran mareos, sentirme enfermo constantemente, las 24 horas del día. La presión nunca se iba […] Pero cuando llegó la Eurocopa, vi que no podía, decidí que no podía ir, que tenía que aislarme”.
“La presión se me vino encima. Uno cree que lo tiene todo controlado, pero no es así” (Bojan Krkic)

De igual forma, la inestabilidad laboral inherente al deportista de élite es otra de las principales causas de ansiedad en los futbolistas. No en pocas ocasiones, de hecho, les frustra verse “apartados” de los grandes equipos cuando ya “no valen” y ser sustituidos “fácilmente” por otros jugadores, pudiéndolo vivir como un auténtico fracaso personal, unido a la gran incertidumbre sobre el futuro que les deparará la retirada deportiva (todos bien conocemos que la vida laboral de los deportistas es, cuanto menos, breve, y no todos ellos acaban siendo entrenadores de fútbol).

En definitiva, los futbolistas no son “superhombres”, son personas de carne y hueso como nosotros y, por tanto, también pueden experimentar ansiedad (más incluso de lo que pudiéramos pensar). Si son nuestros modelos a seguir dentro y fuera del terreno de juego, ¿nos animamos también a expresarla y gestionarla de forma adecuada, partido a partido?

 

¡NUESTRO NUEVO LIBRO YA A LA VENTA!