¿Causas de estrés?.

¿Es la vida de hoy en día más estresante que antiguamente? ¿Cuántas veces hemos escuchado expresiones referidas al estrés de la vida moderna?. ¿Cuales son las causas de estrés más comunes?.

Si bien es cierto que el estrés es una respuesta tan antigua como el ser humano, el mundo de hoy nos trae nuevas opciones que mientras nos facilitan la vida en muchos aspectos, también suponen una fuente elevada de estrés. Tecnología, contaminación, atascos… Fuentes de estrés que viven un alto porcentaje de la población.

Según un sondeo realizado por la APA (Asociación Americana de Psicología) los miembros de la generación bautizada como Millenials son la generación más estresada de los últimos tiempos.
Algunas de las explicaciones a esta afirmación giran en torno a la incertidumbre. Pocas certezas son palpables, miles de opciones llenas de dudas y pocas certezas. La vida moderna parece generar una condición estresante en términos del futuro existencial.

A lo largo de la vida, vamos enfrentándonos a cambios de manera prácticamente irremediable: parejas, nuevos trabajos, mudanzas, separaciones, cambios de ciudad, enfermedades… El resultado de cada uno de los acontecimientos en nuestra vida puede ser muy distinto, pero todos tienen algo en común: nos conducen a un estado de alerta o activación que nos prepara para hacer frente a las nuevas demandas que van apareciendo. Hablamos de las causas de estrés.

¿Qué es el estrés?

En psicología se entiende el estrés como el proceso de activación fisiológica derivado de la valoración de una demanda externa y la percepción de nuestros propios recursos para afrontarla.

Si el resultado de esta valoración es negativo, es decir, si percibimos que la demanda es superior a nuestros recursos para hacerle frente, surge el estrés para tratar de solventar este conflicto.
El estrés es habitual en nuestras vidas, forma parte del proceso de adaptación al cambio en cualquier ser vivo.

En el caso del ser humano hay muchas posibles situaciones generadoras de estrés, ya sean vividas de manera más negativa, como la muerte de un ser querido, un despido laboral, una enfermedad o una ruptura amorosa; o de forma positiva, como el matrimonio, la convivencia en pareja o un ascenso laboral.

Podemos hablar de dos tipos de estrés:

  • Eustrés: es el llamado estrés “positivo”, ya que contribuye a dar la mejor respuesta ante una situación determinada. Por ello tiene una función clave para la supervivencia, ya que permite una rápida reacción a los problemas y peligros que deben afrontarse en la adaptación al cambio, que en este caso suele ser percibido como un reto.
  • Distrés: se trata del estado de tensión, dificultad, fatiga o desgaste; consecuencia de un funcionamiento exagerado y continuo del mecanismo natural de protección y supervivencia ante estímulos externos adversos y generalmente prolongados. Cuando aparece el distrés la persona tiene sensación de pérdida de control, y si esto se mantiene en el tiempo favorece la aparición de las llamadas enfermedades de adaptación o psicosomáticas, además de precipitar la aparición de otras.

Cuando el estrés se vuelve un problema

El investigador Hans Selye desarrolló su teoría del “Síndrome del estrés” según la cual el estrés como entidad patológica no aparece de forma repentina sino que se desarrolla siguiendo un patrón en el que se diferencian tres fases

Alarma: Hace referencia a la fase en la que el organismo, al enfrentarse a una situación complicada y considerándola una posible amenaza, se prepara para enfrentarla. Pone en marcha el sistema endocrino (que incrementa la producción de diferentes hormonas) traduciéndose en una reacción fisiológica caracterizada por el incremento de la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y el ritmo de respiración y produciendo un estado de tensión generalizado en los músculos.

Resistencia: Si el estado de alarma se mantiene o se activa de forma reiterada aparece la fase de resistencia, caracterizada por el cansancio y los síntomas asociados al esfuerzo y desgaste del organismo en alerta. Dolores de cabeza, musculares, problemas de sueño, ansiedad… El cuerpo empieza a darnos señales.

Agotamiento: Es en esta fase donde aparecen determinadas problemáticas que empiezan a perjudicar notablemente la calidad de vida de la persona. La capacidad de resistencia del organismo se agota y se genera una nueva situación de alarma que se suma a la anterior, acentuando y cronificando el estrés, pudiendo llegar a desembocar en problemáticas de ansiedad en la persona. El organismo se debilita, pudiendo afectar al sistema inmune.

5 causas de estrés más comunes

las 5 causas de estrés más comunes

Exceso de actividad / Falta de tiempo

En muchas ocasiones, la falta de tiempo (ya sea real o percibido por la persona) provoca altos niveles de estrés en la vida cotidiana de las personas. Un volumen excesivo de tareas a desempeñar y sobretodo una mala distribución de las mismas o una mala gestión del tiempo, suponen la aparición de síntomas relacionados con la presión, la fatiga, o la tan conocida sensación de agobio.

Planificarse resulta ser una de las mejor de las soluciones, aprender a gestionar el tiempo, a no sobrecargarnos, a ordenar los objetivos planteados a lo largo del día y a dedicarnos momentos para nuestro autocuidado.

Problemas de cansancio o de sueño

El sueño, o mejor, falta de el,  es una de las causas de estrés. El día a día puede resultar toda una odisea cuando nos encontramos cansados o con falta de sueño. Los datos estiman que el 62% de los ciudadanos afirman sentirse agotados al final del día. Unas de las grandes claves para combatir el estrés es otorgarnos un buen descanso. La falta de sueño puede ser un desencadenante del estrés, así como el estrés es la causa muchas veces de un mal descanso, la mayoría de las veces esto forma un círculo vicioso del que es difícil salir y que provoca un cumulo de cansancio y tensión.

Estrés laboral

Sobrecarga de trabajo, relación con los superiores/compañeros, temor a no estar a la altura de las expectativas, tensión que supone la atención al público, problemas de conciliación, ausencia de trabajo y trabajo a turnos. Según nos muestran los estudios estos son los motivos y causas de estrés  relacionados con el entorno laboral. Más de la mitad de los trabajadores denuncia que el estrés laboral es habitual en su lugar de trabajo.

Las personas pasamos una gran cantidad de tiempo en nuestros puestos de trabajo, por ello es necesario cuidar también estos espacios, evitando así posibles problemas psicológicos o mal rendimiento en el trabajo y en nuestra vida personal.

Enfermedades propias o de un familiar

Nuestra propia enfermedad o la enfermedad de un ser querido produce un desgaste emocional y una fuente de estrés y ansiedad tremendamente importante. La pérdida de salud supone una fuente importante de miedo, que mal gestionado puede derivar en problemáticas de índole psicológica.

Problemas emocionales y malestar

Negatividad, tristeza, ira… Cada vez se tiene más conciencia de la importancia de la educación emocional siendo en muchas aulas algo instaurado actualmente. La mala gestión de las emociones parece ser un gran precursor los problemas de estrés y otros problemas psicológicos. Educarnos emocionalmente, conocer nuestro funcionamiento y aprender una adecuada gestión emocional está directamente relacionado con el bienestar psicológico de las personas.

¿Podemos hacer algo frente al estrés?

Indudablemente sí. Cuando el estrés deja de ser adaptativo y pasa a ser invasivo y disfuncional para la persona debemos poner en marcha estrategias para afrontar lo que nos ocurre de manera adaptativa.

Aprender a afrontar las situaciones difíciles en vez de evitarlas o postergarlas, entrenarnos en solución de problemas, aprender a organizar bien el tiempo, dedicarse tiempo de descanso, aprender técnicas de autocontrol, fomentar las relaciones sociales, cuidar la dieta, hacer deporte de manera regular, tener una buena higiene del sueño y recurrir a la ayuda profesional en caso necesario son algunas de los consejos para empezar a hacerle frente a nuestros problemas con el estrés.

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