El objeto de este post es dar a conocer las premisas generales del enfoque psicológico de la terapia breve estratégica, modelo terapéutico creado por Giorgio Nardone. En ésta se pretende que sea el paciente quien dé las respuestas y explicaciones a los cambios introducidos por el terapeuta, partiendo por la emoción, es decir, haciéndolo sentir diferente a través de prescripciones apropiadas que se le asignan, centrándose en el presente e identificando cómo la persona se comporta, más que el porqué de su comportamiento.

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¿Qué es la terapia breve estratégica o TBE?

La terapia breve estratégica, es uno de los modelos sistémicos más efectivos en lo que atañe a la resolución de problemas. Esta terapia, no sólo contempla a la persona sino también el sistema de interacción y las reglas culturales. Abandona el concepto de “causalidad lineal” y se introduce el constructo de causalidad circular, donde cada evento influye sobre otro evento y a su vez queda influenciado por este último, “efecto de retroalimentación”.

Además, parte del presupuesto de que no existe una única realidad, la realidad varía según el punto de vista que escojamos para observarla. Podemos decir que, según nuestra forma de percibir, nosotros construimos nuestra propia realidad, nuestra propia forma de entender las cosas. Esta percepción tan particular se construye en base a lo que hemos ido experimentando y creyendo precedentemente. “Las cosas son sólo lo que nosotros pensamos de ellas“, “La realidad no es lo que nos sucede sino lo que hacemos con lo que nos sucede“. En esta terapia se utiliza un lenguaje persuasivo y se basa en los principios de la teoría de la comunicación.

La mayoría de orientaciones psicológicas existentes se sustentan en base a unas teorías previas desarrolladas con el fin de dar una explicación sobre la conducta y naturaleza humana. La terapia breve estratégica ni formula ni defiende teorías al respecto y es por ello que se aparta del concepto tradicional de teorías psiquiátricas y psicológicas basadas sobre los conceptos de “normalidad” y “patología” psíquica. En terapia estratégica se habla en términos de “funcionalidad” o “disfuncionalidad” del comportamiento de las personas y del modo en que se relacionan con su propia realidad.

En la terapia breve estratégica las herramientas terapéuticas son el vehículo para que la persona experimente y sienta que se puede relacionar de forma distinta con su realidad y cambiar aquello que pretende. Este planteamiento es importante para entender el funcionamiento de la terapia. Lo que se pretende mediante la intervención estratégica es hacer sentir a la persona algo distinto con relación a la realidad que debe cambiar ya que este cambio de percepción es el que le va a permitir realizar el cambio deseado.

¿Cómo funciona la terapia breve estratégica?

El aquí y ahora

En este tipo de terapia solo se utiliza el pasado para averiguar qué no ha funcionado y tomarlo de referencia para el presente, que es el objetivo de la intervención. En este sentido, el terapeuta se focaliza en el aquí y ahora y en lo que está ocurriendo en este preciso momento.

El Cómo del problema

En la terapia breve estratégica la atención se fija en cómo persiste un problema eliminando así la pregunta del por qué y sustituyéndola por el cómo. Preguntarse cómo funciona una determinada situación evita fijar la mirada sobre “la parte culpable” y permite que dicha atención se centre en lo que determina la persistencia del problema y en cómo éste puede modificarse.

Soluciones fallidas

Indagar sobre cómo funciona y cómo se mantiene un problema no es otra cosa que identificar las soluciones intentadas disfuncionales (aquellas que han fallado) de la persona, es decir, romper con el círculo vicioso que se establece entre las soluciones intentadas que la persona ha llevado a cabo y el mantenimiento del problema.

Circulo de mantenimiento

Cuando nos encontramos ante una dificultad —sea personal, relacional o profesional—, la primera cosa que se nos ocurre hacer para resolverla es utilizar una estrategia que nos parece eficaz, a menudo porque ha funcionado en el pasado para una dificultad similar. Si la estrategia elegida funciona, la dificultad se resuelve pronto. Ocurre a veces que nuestra estrategia no funciona como habíamos esperado y esto nos lleva a intensificar ulteriormente nuestros esfuerzos en esa dirección, ya que la solución pensada nos sigue pareciendo todavía la más lógica, la más obvia, o la única posible. Pero cuanto más aplicamos esta estrategia, la dificultad inicial no sólo no se resuelve, sino que tiende a complicarse, transformándose en un verdadero problema.

En estos casos son los mismos esfuerzos que la persona lleva a cabo en la dirección del cambio los que mantienen la situación invariable; es decir, las “soluciones intentadas” llevadas a cabo por el individuo y las personas de su entorno para intentar resolver el problema acaban por alimentarlo determinando así su persistencia. Estos intentos de solución a menudo son reconocidos por la propia persona como no funcionales, pero, no obstante, no consigue hacer otra cosa, desarrollando así una profunda desconfianza en la posibilidad de un cambio en la situación problemática.

Cogniciones y emociones para lograr el cambio

Se reconoce que las valoraciones, las expectativas, los pensamientos/interpretaciones y otros constructos cognitivos desempeñan un papel clave en la emoción; por tanto, se promueve la comprensión de la relación entre los procesos cognitivos y los problemas emocionales, los estados anímicos influyen sobre las percepciones que las personas tienen de sí mismas y de los demás. De esta manera, a través de la modificación cognitiva, la terapia breve pretende producir cambios emocionales y superar las dificultades internas que interfieren en la disposición de las personas para hacer frente con éxito a sus problemas, exigencias y tensiones de la vida diaria.

Comunicación persuasiva (diálogo estratégico)

Su finalidad es la de hacer sentir de modo diferente, no la de hacer entender de un modo diferente. Cambiar la percepción de las cosas y no cambiar su comprensión. El diálogo estratégico es un instrumento de intervención y discriminación que implica el lenguaje utilizado, la relación establecida y la lógica de la intervención, se caracteriza por su continua orientación hacia el cambio. Consiste en una serie de preguntas que guían a la persona a través de un proceso de aprendizaje que le proporciona la impresión de haber alcanzado ciertas conclusiones por sí misma, aunque estas conclusiones hayan sido sutilmente inducidas por el terapeuta.

La terapia estratégica no es una intervención superficial y sintomática, sino una intervención radical ya que apunta a la reestructuración de las maneras en que cada uno construye la realidad que luego afronta, se trata por lo tanto de construir realidades terapéuticas – “Si haces lo que siempre has hecho, obtendrás lo que siempre has obtenido” –

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