Según una encuesta realizada por la CBS en 2021 (Backus, 2021), aproximadamente el 50% de los norteamericanos disfrutan viendo películas de terror. Yo estoy, sin duda, en el 50% restante y me pregunto si las personas que disfrutan el género tienen determinadas características comunes.  

Parece que la pregunta no es tan fácil de responder, ya que hay distintos motivos por los que las personas podemos sentir atracción por las películas de terror. Robinson y cols. (2014), han encontrado al menos tres perfiles distintos de amantes del género de terror:

Los adictos a la adrenalina. No empatizan con la situación de los personajes, no pierden de vista que se trata solo de una película y a la vez son capaces de disfrutar de la excitación que proporciona la intensidad de la experiencia.

Los adictos al miedo. Éstos sí empatizan y se ponen en el lugar de los personajes de la película. Se mueren de miedo y a veces hasta tienen pesadillas después de ver la película. Sin embargo, tienen una cierta adicción a esa sensación de miedo que los lleva a exponerse a la experiencia una y otra vez.

Los adictos al reto intelectual (detectives). Establecen una conexión mucho más intelectual que emocional con la película. Disfrutan con el reto cognitivo, tratando de descubrir al asesino o anticipar lo que va a ocurrir, pero no se involucrar emocionalmente ni empatizan con los personajes.

Esta clasificación me ayuda algo a comprender los motivos que llevan a determinados espectadores a ver películas de terror. Ahora me pregunto si además del placer que obtienen al ver la película, estos espectadores podrían recibir algún beneficio adicional de la experiencia relacionado con la salud mental. Además, me interesa específicamente conocer si ver películas de terror puede tener algún efecto beneficioso en el tratamiento de la ansiedad.

¿Ver películas de terror puede tener efectos beneficiosos en el tratamiento de la ansiedad?

Parece que sí. De acuerdo con Scrivner y Christensen (2021) ver películas de terror podría ayudarnos a gestionar la ansiedad de alguna de las siguientes maneras:

• La trama de la película de terror, que normalmente contiene elementos de amenaza, podría tener la suficiente fuerza como para focalizar la atención y de este modo distraerla de los pensamientos intrusivos típicos de los cuadros de ansiedad. Parece que podríamos de algún modo “sustituir” las preocupaciones del mundo real por las del mundo ficticio creado por la película que, por ser ficticias, resultarían más distantes y menos amenazantes.

• La película de terror nos ofrece un entorno donde expresar miedo y ansiedad es algo socialmente aceptable. Cuando sufrimos ansiedad a menudo experimentamos tensión, no solo de ansiedad, sino también por nuestros intentos de suprimir emociones que consideramos inaceptables a ojos de los demás.

• La ansiedad va a menudo acompañada de una cierta intolerancia a la incertidumbre. Sin embargo, las películas de terror contienen elementos que nos permiten de algún modo predecir lo que va ocurrir (ej. música) y esto podría darnos una mayor sensación de control sobre los acontecimientos.

• La película de terror nos expone a un miedo que podemos controlar (ej. tapándonos los ojos, agarrando el brazo de la persona que ve la película con nosotros). Esto puede proporcionarnos una experiencia de control del miedo positiva que puede compensar la mayor dificultad que tenemos de controlar la ansiedad en la vida real.

• Cuando experimentamos ansiedad, a veces nos cuesta relajarnos. Sin embargo, no es infrecuente sentir relajación cuando terminamos de ver una película de terror, lo que puede proporcionarnos una experiencia deseable.

Además, las películas de terror pueden emplearse como herramientas terapéuticas para combatir la ansiedad de diferentes maneras. La ansiedad a menudo se mantiene y se agrava porque el paciente trata de evitar las sensaciones, pensamientos y emociones que trae aparejadas, a menudo evitando las situaciones que desencadenan todos estos fenómenos. La evitación de estos estímulos los hace más temibles y más amenazantes, de modo que la ansiedad se hace progresivamente más difícil de soportar.

Cuando esto ocurre, se emplean técnicas de exposición a los estímulos ansiogenos para romper el círculo vicioso. Sin embargo, a veces estos estímulos son tan amenazantes que exponerse a ellos se hace una tarea casi imposible para el paciente.

En este sentido, las películas de terror pueden ser una buena manera de exponerse a la ansiedad, de una manera que resulte menos amenazante y más asequible para el paciente. Viendo películas de terror el paciente se expone a estímulos muy similares a los que provoca la ansiedad, pero en un entorno seguro que le permite descubrir que estos estímulos no son tan terribles. El paciente puede experimentar miedo, incertidumbre, amenaza, taquicardia, respiración acelerada, sudoración y descubrir que todos estos estímulos pueden soportarse y afrontarse.  

Como os decía, yo definitivamente no estoy dentro del 50% de espectadores que va al cine atraído por este género. Sin embargo, después de leer los estudios anteriores, quien sabe si quizá me animo aunque sólo sea como experimento para regular la ansiedad. 

Referencias 

Backus, F. (31 de octubre de 2021). CBS News poll: One in two Americans enjoy watching scary movies. CBS News. Recuperado de https://www.cbsnews.com/amp/news/scary-movies-opinion-poll/

Robinson, T., Callahan, C., & Evans, K. (2014). Why do we keep going back? AQ method analysis of our attraction to horror movies. Operant Subjectivity, 37(1/2)

Scrivner, C., & Christensen, K. A. (2021). Scaring away anxiety: Therapeutic avenues for horror fiction to enhance treatment for anxiety symptoms.

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