Uno de los neurólogos más célebres del mundo, Antonio Damasio, publicó en 1994 El error de Descartes un fascinante viaje de 270 páginas por el cerebro humano, un estudio donde se demuestra lo inesperado: que la emoción es parte esencial de la razón y no su más popular enemiga.

El alma y el cuerpo, al igual que la razón y las emociones, fueron en la modernidad grandes protagonistas de discusiones suscitadas en el escenario de la filosofía, donde el afán de comprender al “Hombre” hizo de éstos, actores antagónicos de un conflicto que terminó con la separación del cuerpo y la mente, y con la instauración del régimen de la razón sobre las emociones. Así, se enseñó que la razón debía desembarazarse de las interferencias de las emociones y las decisiones “debían tomarse con la cabeza fría”.

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Antonio Damasio gran neurocientífico

Por suerte, a pesar de esta disociación inicial entre cuerpo y mente, las investigaciones que se desarrollaron a inicios y mediados de la década de los 90, del cerebro en torno a las funciones cognitivas y su disfunción en la patología cerebral, constituyeron un escenario idóneo para la insurrección de las emociones, pero, ante todo, de los sentimientos como un proceso tan cognitivo como cualquier tipo de percepción sensorial.

Damasio fue uno de sus precursores, estudió medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa, donde realizó también su rotación como residente y completó su doctorado. Más tarde, se trasladó a los Estados Unidos como investigador durante seis meses en el Aphasia Research Center (Centro para la investigación de las afasias) en Boston. Allí, su trabajo sobre neurología del comportamiento estuvo bajo la supervisión de Norman Geschwind.

Es profesor de la cátedra David Dornsife de Psicología, Neurociencia y Neurología en la Universidad del Sur de California, donde dirige el Institute for the Neurological Study of Emotion and Creativity de los Estados Unidos (Instituto para el estudio neurológico de la emoción y de la creatividad).

Como investigador, Damasio tiene como campo prioritario de interés las bases neurológicas de la mente, especialmente en lo que se refiere a los sistemas neuronales que subyacen a la memoria, el lenguaje, las emociones y el procesamiento de decisiones. junto a sus colaboradores, los desórdenes del comportamiento y de la cognición, así como los del movimiento.

El error de Descartes

Es un texto que se encuentra dividido en tres partes que constituyen un camino hacia una hipótesis particular sobre la toma de decisiones y la relación entre el cuerpo y la mente.

Primera parte

Phineas P. Gage, es el caso más reconocido en la literatura neuropsicológica en cuanto se refiere a pacientes con lesión en la corteza prefrontal. Tuvo un accidente en el que una varilla de hierro lesionó la parte prefrontal de su cerebro.

Lo sorprendente, es que a pesar de lo estrepitoso que fue el accidente, Gage sobrevive, camina, habla y ríe como si no hubiese pasado nada. Aunque esta fue la primera impresión tras el accidente, en el transcurso de los días todos los que conocían a Gage, llegarían a la misma conclusión ¡Gage, ya no era Gage! El tipo puntual, brillante, comprometido etc. era ahora todo lo contrario.

Lo mismo le ocurrió a Elliot, quien sufrió un tumor cerebral específicamente un meningioma, que comprometió la región ventral de la corteza prefrontal, corrió con la misma suerte de Gage, pues siendo un brillante comerciante, terminó arruinado en poco tiempo debido a una serie de malas decisiones.

De esta primera parte de concluye que existe una integración entre la razón y las emociones, y lo desafortunado que puede ser el saber, pero no sentir.

Segunda parte

Aquí surge entonces la cuestión sobre cómo la planificación, evaluación, generación de hipótesis y las emociones se integran en la toma de decisiones. Para hallar una respuesta a este interrogante, se ha definir dos conceptos fundamentales, a saber, el de emoción y el de sentimiento. El primero, es definido por Damasio como un conjunto de cambios corporales que se encuentran respondiendo a objetos, situaciones o pensamientos que se constituyen en imágenes mentales que han activado un sistema neural específico, un patrón distintivo de respuestas químicas y neuronales que pueden ser parte del repertorio de respuestas filogenéticas (emociones primarias) o aprendidos a lo largo de la vida (emociones secundarias); seguidamente, el segundo es definido como la percepción de tales cambios en yuxtaposición a la imagen de los estímulos emocionalmente competentes que iniciaron el ciclo emoción-sentimiento.

En este pasaje, Damasio propone la hipótesis del marcador somático (HMS), una hipótesis para comprender la integración de las emociones y la razón. Es decir, afirma que hay casos especiales de sentimientos que se soportan en emociones secundarias que han marcado eventos pasados y que tienen la capacidad de marcar los posibles resultados futuros para orientar la toma de decisión, en tanto que, estas emociones sirven como un timbre de alarma, cuando es el caso de un marcador somático negativo que se yuxtapone a un determinado resultado futuro, o como un incentivo, cuando es un marcador somático positivo el que se superpone.

Tercera parte

En este capítulo de intenta comprobar la Hipótesis del marcador somático (citada en el segundo capítulo), para ello diseñaron una serie de tareas que les sirviese como comprobación de la hipótesis. La tarea tenía como objetivo evaluar la realización de la toma de decisiones en un escenario lo más natural posible.

Se concluyó que poder sentir las emociones que han marcado eventos anteriores, es necesario para poder decidir sobre el plan de acción que eventualmente será más ventajoso. Dejando claro, que, si bien las emociones no razonan, son necesarias para razonar y decidir, por lo menos en situaciones inciertas, puesto que en muchas ocasiones no será suficiente saber, no se podrá saber, pero se tendrá que tomar una decisión.

Por tanto, el error de Descartes se encontraba en creer que la mente existe de forma independiente al cuerpo, una idea profundamente arraigada en la cultura occidental desde entonces. Descartes proclamó «pienso, luego existo», a lo que Damasio contrapuso con sus investigaciones y su libro todo tipo de argumentos que demuestran que las emociones y los sentimientos no sólo tienen un papel relevante en la racionalidad humana, sino que cualquier daño en la corteza prefrontal puede hacer que un individuo sea incapaz de generar las emociones necesarias para tomar decisiones de forma efectiva.

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