No sabes bien que te ocurre, te cuesta definir el porqué de tu malestar, puedes sentir un inmenso vacío o una desilusión general hacia tu vida, hablamos de las crisis existenciales.

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¿Qué son las crisis existenciales?

“Me encuentro desmotivada, es como si nada me llenase ni me ilusionase.” “Lo que antes me divertía ahora me aburre, me cuesta encontrar cosas que me despierten por dentro.” “Todo marcha como siempre, sin embargo, me siento vacía e insatisfecha.” “Tengo la sensación de que necesito dar un impulso o un cambio a mi vida.” “No me encuentro bien, pero me cuesta encontrar palabras para expresar lo que me pasa, no lo entiendo ni yo.”

¿Te suena? Si la respuesta es afirmativa, es posible que hayas o estés pasando por una crisis existencial.

Las crisis existenciales se definen como periodos de la vida, caracterizados por cuestionamientos a cerca de las razones que nos motivan, que rigen nuestro comportamiento, nuestros actos, creencias y decisiones. Es decir, nuestra propia existencia y el porqué del sentido de ésta, es sometida a juicio por uno mismo.

Existencialismo

El concepto crisis existencial deriva del existencialismo, uno de los movimientos filosóficos más importantes del siglo XX. El existencialismo surgió antes de la segunda guerra mundial, explotando cómo movimiento filosófico justo después de que ésta guerra acabase. La idea propia del existencialismo es el análisis de la existencia humana, cuál es su objetivo y el para qué de nuestra propia existencia.

El ser humano, a diferencia de otros seres, plantea una visión diferente en cuánto a su esencia, es decir, en los seres que no son humanos (animales u objetos), su esencia es anterior a la existencia, existen cómo tales antes de poder existir: las mesas como concepto, existen antes que las mesas físicas actuales. Sin embargo, el ser humano se hace a sí mismo, el ser humano no nace siendo ya ser humano, sino que se hace a partir de la experiencia, a partir de un concepto fundamental, cómo es el aprendizaje y la socialización.

El ser humano, por lo tanto, tiene como elemento fundamental su existencia. Debido a ello, cada ser humano es capaz de crear su proyecto de vida, un concepto de vida creado a partir del concepto de libertad. La libertad es un concepto fundamental para el existencialismo, ya que, sin esa libertad, no podemos llegar a construir nuestra forma de vida y nuestra forma de ser. Pero la libertad no solo es un concepto atractivo, la libertad comporta una serie de consecuencias que pueden llegar a vivirse como negativas, como el hecho de la responsabilidad :”Si yo soy libre y actúo de una forma libre, soy responsable de mis actos y responsable de las consecuencias.”

Es decir, yo soy el responsable de mi propia vida y esto puede llevar a provocarnos una angustia vital, que es de lo que nos habla básicamente el concepto del existencialismo.

Crisis existenciales ¿Cuándo aparecen?

Las crisis existenciales pueden aparecer en cualquier momento de la vida, pudiendo experimentar varias a lo largo de ésta. No entiende de sexos o de posición económica y desafía a todo aquello que la sociedad occidental anhela y considera fundamental: dinero, amor, salud o reconocimiento.

No existen causas aparentemente concretas que propicien la aparición de las crisis existenciales, pero si tal vez, una idea abstracta, de que nuestros esquemas mentales, los actuales, ya no nos sirven, o si lo hacen ya no nos propician el bienestar que nos otorgaban antes.

Las personas sufren un bloqueo, no saben qué camino seguir para realizarse, no les resulta sencillo visualizar las metas a seguir para la anhelada realización personal. Suponemos que por eso, estas crisis suponen un alto coste emocional, pudiendo experimentar la persona sentimientos de tristeza, vacío, desmotivación, desasosiego o temor. De repente, parecen existir cuestionamientos sobre aspectos de la vida que antes no nos preocupaban, o si lo hacían, no al menos como lo hacen ahora.

Las consultas de los psicólogos se llenan de discursos de personas que se sienten desesperadas por no encontrar el sentido de sus vidas, lo que nos revela cómo las personas percibimos en numerosas ocasiones de forma dramática, la importancia de un sentido que justifique nuestra existencia.

Para Viktor Frankl, el creador de la logoterapia, con una postura existencialista, el hombre puede tener casa, coche y alimentos y sin embargo ser infeliz, pues necesita una razón, un motivo más allá de lo estrictamente material para ser feliz.

En ésta búsqueda de sentido y significado, Frankl retoma las palabras de Nietzsche cuando dice: “Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo”.

Este autor recalca la idea de que cuando una persona se enfrenta a situaciones difíciles y dolorosas, tiene más posibilidades de sobrevivir si encuentra objetivos, tareas y un lugar al que dirigirse.

¿Qué hacer con las crisis existenciales?

Para algunas personas, las crisis existenciales son simplemente periodos de reflexión, concluyendo que inevitablemente todos sometemos a juicio en diferentes ocasiones de nuestra vida, nuestra propia existencia, nuestros valores, objetivos, motivaciones, virtudes, creencias o ideas.

Sin embargo, en otras ocasiones, las crisis existenciales o crisis de identidad son producto de no encontrar respuestas a nuestras dudas existenciales o por el contrario encontrar respuestas que nos asusten. Las crisis existenciales pueden revelarnos que hay respuestas que ya no nos valen y hay caminos que ya no nos llenan, y eso indudablemente puede ser motivo de temor en la persona, suponemos que por la misma razón que postulaba el existencialismo: la libertad tiene un precio e implica una gran responsabilidad.

En ocasiones, las crisis existenciales suponen la revelación de una necesidad de cambio para dotar de sentido nuestro tránsito por la vida. Y no hablamos de sentidos utópicos, ni de la necesidad de tener que transformar el mundo como individuos, sino de transformar nuestro mundo, para tornarlo un lugar más amable donde realizarnos como seres humanos.

Si la búsqueda del porqué de la aparición de la crisis se torna compleja, la búsqueda de respuestas no lo es menos, como mencionábamos, la crisis trae consigo la posibilidad de grandes cambios y eso asusta, pero no debemos olvidar su también inmenso potencial para transformar diferentes parcelas de nuestra vida con la que es posible que ya no estemos tan satisfechos. Al fin y al cabo, nadie conoce mejor la profundidad de los infiernos que cuando cae en ellos.

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