Todos tenemos experiencias diarias de hechos a los que buscamos la manera de darles un significado. Las historias que tenemos acerca de nuestras vidas están creadas a través de ligar ciertos sucesos juntos en una secuencia particular a través de un periodo de tiempo. Nuestra tendencia es encontrar una manera de explicar estas historias y otorgarles un sentido. Le damos significado a nuestras experiencias constantemente al ir viviendo nuestras vidas y la narrativa es como un hilo que teje los sucesos juntos, formando nuestra propia historia. Sin embargo, las narraciones más allá de reflejar la verdad en sí misma de estas experiencias de vida, lo que hacen es crear un sentido específico de “lo que es verdad” para la persona.

Comprendiendo la terapia narrativa

Tenemos, por ejemplo, historias acerca de nosotros, de nuestras habilidades, dificultades, competencias, acciones, deseos, trabajo, éxitos y fracasos. La manera en la que hemos desarrollado estas historias está determinada por la manera en como hemos ligado ciertos eventos, en una secuencia y por haberle atribuido un significado. Son eventos ligados en una secuencia a través del tiempo. Son seleccionados sobre otros que no encajan en la historia dominante. Los que quedan fuera de la historia dominante permanecen ocultos o con menos significado a la luz del tema dominante.

Por ejemplo, si yo tengo una historia dominante de que soy buena conductora, cada vez que yo respeto las señales, le doy significado y se agregan a la historia. El día que me multen, como no va de acuerdo con la historia dominante, queda oculto o no tiene tanto significado.

Las narraciones permiten la comprensión de la acción humana y en últimas, de la identidad de la propia persona, ya que por medio de éstas se organizan y se mantienen las realidades sociales que se experimentan. Siempre hay un contexto en el cual se forman las historias y este contribuye a la interpretación y a los significados que le damos a los sucesos. Esto implica que el ser humano al narrar sus experiencias de vida, se convierte en un producto del lenguaje y de las interacciones sociales. El lenguaje cumple una función fundamental, ya que representa la naturaleza misma de la persona. Es decir, a partir de éste se es capaz de describir y expresar hacia los otros los estados internos como los pensamientos, los sentimientos y las emociones que se experimentan.

En muchos lugares aparece la definición de terapia narrativa como un enfoque respetuoso y no culpabilizador que sitúa a las personas como expertas de sus propias vidas. Es una forma particular de comprender la identidad de la persona. La terapia narrativa trata los problemas separados de las personas y asume que se tienen habilidades, capacidades, competencias, creencias, valores y compromisos que ayudan a cambiar la relación con los problemas de nuestras vidas. Desde este punto, se considera que las historias son una parte central para nuestra propia comprensión.

En esta terapia se propone el uso de cartas, invitaciones, relatos personales escritos o conversaciones con el terapeuta (de un modo estratégico) tanto en lo relativo a la vida de la persona, las historias problema, así como en aquellas cosas que hacen referencia al transcurso de la terapia, no ya como manera de aportarle información al terapeuta, sino como parte del tratamiento de los problemas del paciente.

Una de las principales características y la más importante de la terapia narrativa es la manera en la que se habla de los problemas. Éstos no son vistos como síntomas o como manifestaciones de alguna deficiencia de la persona. Más bien, se piensa en los problemas como algo separado del individuo, algo externo a él o ella pero que está afectando su vida. Mediante la externalización del problema (divorcio) ayuda a la persona a tomar distancia con sus problemas y a concebirlos como producto de las circunstancias y los procesos interperso.

Cuando la gente empieza a hablar de sus problemas como entidades separadas, como algo que está afuera, sienten una diferencia casi inmediata. Con frecuencia reportan que externalizar los problemas les ayuda a ponerlos en perspectiva, a sentirse menos culpables y a sentir que pueden hacer algo para solucionarlos.

Desde el punto de vista de la terapia narrativa, los problemas solo sobreviven cuando están respaldados por ideas particulares, creencias y principios. En base a esto, otra característica de esta terapia es el proceso que se lleva a cabo de deconstrucción de las ideas y creencias irracionales contenidas en las historias problema para encontrar otras concepciones diferentes. Deconstruir implica desarmar nuestra manera de interpretar, puesto que esta se encuentra enmarcada en concepciones lingüísticas en las cuales hay que desentrañar las influencias ocultas en las palabras, y así analizar cuál ha sido el impacto que esa perspectiva ha tenido sobre nuestra forma de ver o de pensar, para tomar una decisión acerca de la posición que preferimos para nuestra vida. El objetivo es el de construir historias/narrativas alternativas que contradicen el relato opresivo dominante que nos causa mal estar y recuperar dimensiones de competencia, satisfacción y bienestar personal. De esta manera: la desconstrucción lleva a cuestionar ideas que se dan por hecho/verdad y abre posibilidades para romper con el punto de vista del problema y a que se conecte más con sus propias ideas, pensamientos y formas preferidas del vivir.

Cuando se examinan las creencias y las ideas que apoyan la vida del problema, las personas se separan aún más del problema. Al separarnos de las ideas dominantes, se abren nuevas posibilidades para desafiarlas y entrar a una nueva y preferida historia o descripción. Cuando hacemos esto, las personas están asistidas para romper con las estructuras que sostienen al problema. La historia alternativa generalmente va contra el problema, y resalta las habilidades, competencias y compromisos de las personas. Identificar estas competencias puede ser difícil cuando estás bajo la sombra del problema dominante, y resaltarlas ayuda a que la persona reconecte con sus preferencias, sus esperanzas, sueños e ideas de la manera preferida del vivir. Se presume que esto influirá en sus acciones futuras.

En resumen, la persona tiene el poder para generar historia/narrativas alternativas de lo que ocurre para no verse limitado por su percepción de los problemas. El objetivo es que las personas entiendan el poder que tiene la manera en la que se cuentan y cuentan lo que ocurre y cómo la manera de hacerlo influye en cómo se comportan ahora.

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