La plasticidad cerebral es una de las herramientas que favorece la adquisición de capacidades cognitivas. Esta moldea nuestro cerebro para que logre adquirir y mantener nuevos aprendizajes. Esto implica que por medio del aprendizaje y la práctica pueden llegar a mejorar las capacidades cerebrales de las personas. El cerebro está constantemente creando nuevas conexiones neuronales y evolucionando, alterando las ya existentes para adaptarse a nuevas experiencias, aprendiendo de la conducta y la nueva información.

Una de las ventajas que se ha observado en el desarrollo de la plasticidad cerebral es que, a mayor diversidad y número de conexiones corticales, aumenta la capacidad para aprender y generar nuevas soluciones a problemas que se pueden presentar en el día a día.

¿Por qué un lenguaje interno más positivo nos ayuda a sentirnos mejor?

¿Y si nuestro cerebro está continuamente creando nuevas conexiones y evolucionando, cómo afecta entonces el lenguaje a nuestro cerebro? ¿Qué efectos tienen las palabras, frases y conversaciones en nuestro cerebro?

Nuestro lenguaje es una actividad humana de rango superior, comparte muchas características con otras actividades o procesos psicológicos, como la memoria o el pensamiento. El lenguaje es un poderoso sistema de representación de nuestro mundo exterior e interior en la mente humana. Lo que hablamos influye, modifica e incluso corrige lo que pensamos. A nivel cognitivo, buena parte de lo que se dice acaba siendo lo que se piensa.

Se ha comprobado que el cerebro usa los mismos mecanismos cuando la persona habla en voz alta que cuando lo hace para sí mismo. Diversos estudios nos demostraron que cuando mantenemos esas charlas internas se activan áreas como el de Broca, presentes también cuando nos comunicamos en voz alta.

Nuestro diálogo interno moldea nuestras creencias sobre nosotros mismos y sobre el mundo que nos rodea, repercutiendo además de forma directa en nuestros estados emocionales. El lenguaje que usamos cuando pensamos y lo que nos decimos con estos pensamientos, es mucho más importante de lo que solemos creer.

El diálogo interno cambia tu cerebro. Esa charla cotidiana que tienes contigo mismo puede fortalecer un gran número de áreas cerebrales para ayudarte a manejar mejor el estrés, regular tu estado del ánimo o ayudarte incluso a ser más resolutivo. Por el contrario, el habla negativa que desgasta puede llevarte sin duda a estados muy debilitantes y perjudiciales.

Si utilizamos palabras y frases positivas y/o practicamos conversaciones positivas, se ejercita y fortalece el lóbulo frontal de la corteza cerebral. De esta forma, nuestras funciones ejecutivas mejoran. Además, favorecemos que nuestro cerebro libere dopamina, activando así los circuitos de placer, de recompensa y la sensación de calma, bienestar y alegría. El modo en que te hablas a ti mismo te define. Si lo haces con desprecio, cuestionando tu potencial y creyéndote menos que los demás, te estarás convirtiendo en tu peor enemigo. Al fin y al cabo, bienestar también es hablarnos con amor y delicado respeto.

Es necesario que tomemos conciencia de que el diálogo interno puede afectar de manera directa a nuestra salud, tanto física como psicológica. Esa charla limitante recorta nuestra autoestima y apaga nuestro potencial, nuestros recursos y oportunidades. Por ello es importante prestarle una mayor dedicación y atención, con el fin último de trabajar en su transformación y cambio.

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