¿Cómo diferenciamos el TOC de enfermedad de la hipocondría? A todos o casi todos nos importa enfermar. Sobretodo enfermar de determinada manera, es decir, gravemente. No nos preocupamos en exceso por tener un simple catarro, sin embargo, palabras cómo cáncer, infarto o ictus, nos imponen y cómo es normal no queremos que nos suceda ni a nosotros ni a los seres que queremos.

Si la muerte ya es algo que inquieta al ser humano en general, la muerte repentina es algo que nos desconcierta más aún, no hay preparación y todos somos vulnerables a ella. Aún con todas las defensas que podamos establecer (no fumar, comer bien, hacer ejercicio…) nadie nos garantiza nada, vivir conlleva ésta incertidumbre, no sabemos si la enfermedad truncará nuestras vidas.

En primer lugar, es honesto reconocer que a todos nos inquieta en mayor o menor medida poder enfermar y supongo, eso es parte también de nuestra salud mental. Nos gusta vivir y nos inquieta la incertidumbre y lo desconocido, por consecuencia, podemos sentirnos vulnerables ante la idea de que algo pueda interrumpir nuestro tránsito por éste mundo.

Ahora bien ¿Es esta afirmación suficiente para justificar que haya personas que viven sometidas por el miedo a la aparición de una enfermedad? La respuesta es no, pues lejos de lo que podemos llegar a considerar: “me comporto así porque me preocupa enfermar“, hay funcionamientos patológicos, que justifican verdaderamente porque hay personas que se viven cómo enfermas sin serlo, o personas que buscan desesperadamente no enfermar sin que haya ningún motivo para vivirse como enfermos. Hablamos de las personas con TOC de enfermedad o hipocondría.

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Toc de enfermedad

A diferencia de lo que podemos pensar, no todas las personas que viven sometidas a la idea de enfermar padecen hipocondría. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales establece un tipo de trastorno obsesivo compulsivo llamado toc por enfermedad.

El trastorno obsesivo compulsivo es un desorden de ansiedad, un problema donde el eje central es el miedo a que suceda algo terrible. Lo característico del problema obsesivo compulsivo es la presencia de obsesiones y compulsiones.

Las obsesiones son pensamientos involuntarios, repetitivos y de alta frecuencia que aparecen en nuestra mente sin que los deseemos. Pueden estar expresadas en forma de palabras y frases de imágenes. El contenido es amenazante, inaceptable moralmente, grotesco o extraño para la persona que lo sufre.

Las compulsiones son comportamientos estereotipados, voluntarios, que pueden llegar a ser muy organizados y elaborados y que tienen como fin reducir la posibilidad de que suceda la catástrofe temida o bloquear la ansiedad causada por la propia obsesión.

El toc de enfermedad se caracteriza por la presencia de obsesiones a cerca de contraer una enfermedad. La persona no puede controlar sus ideas obsesivas y la única e infructuosa manera que ha encontrado para calmarse es comprobar que no la tiene (compulsión) y generar rituales para reducir la ansiedad y el miedo a contraer la enfermedad.

Hipocondría

La hipocondría es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por la alta convicción de la persona de padecer una enfermedad grave o potencialmente normal. La creencia básica es tener una enfermedad mortal que matará a la persona. En la misma línea, se teme no solo el desenlace (la muerte), sino el miedo a vivir el proceso: recibir el diagnóstico, lidiar con un tratamiento que puede que no funcione, deterioro físico…

Y ante todo esto ¿Qué hace la persona? En resumidas cuentas, hacer todo aquello para lo que hemos nacido: sobrevivir.

  • Reaseguración: Se busca la tranquilidad, ya sea preguntando de forma repetida al médico, pidiendo a sus seres queridos que les repitan que no les pasa nada, o buscando en libros o en internet
  • Distracción: Cada vez que los pensamientos vienen a la cabeza intentan distraerse para aliviar su malestar.
  • Evitación: Evitar oír hablar de enfermedades, ver series donde la gente enferme, evitar ir al médico…

De igual modo que ocurre con el TOC con las compulsiones, todas éstas técnicas que la persona utiliza para aliviar su ansiedad solo mantienen el problema. A corto plazo, calman el malestar, pero a largo plazo mantienen la creencia de que se salvan gracias a toda la parafernalia que uno ha llevado a cabo. La realidad, es que se salvan, porque todo lo que temen ni siquiera está sucediendo, pero para poder interiorizar esta creencia, las personas necesitan dejar de realizar rituales, para poder demostrarse que éstas nada tienen que ver con que consigan no enfermar.

¿Toc por enfermedad o hipocondría?

Después de leer la definición de Toc por enfermedad e hipocondría es posible que te estés preguntando ¿Y cuál es la diferencia? Pues has de saber que es normal que sientas ésta duda, pues incluso en la práctica clínica, resulta en ocasiones muy complejo hacer una diferenciación. Hay casos en los que la frontera entre ambos es muy fina, y podría resultar complicado inclinarse por uno de los dos diagnósticos. La realidad es que esto tampoco es demasiado preocupante, puesto que el tratamiento puede llegar a ser muy similar o prácticamente igual. Aun así, existen pequeñas sutilizas que pueden ayudarnos a diferenciar un toc por enfermedad de un cuadro hipocondriaco ¡Vamos con ello!

-Los eventos que provocan ansiedad en el TOC tienden a ser predominantemente externos (veo en la tele una famosa con cáncer, me cuentan que a mi primo le ha dado un ictus…). Mientras, en la hipocondría las obsesiones surgen más a raíz de síntomas del propio cuerpo (un dolor en la cabeza, un mareo, un pinchazo en el pecho…)

-En el toc de enfermedad el pensamiento es egodistónico, es decir, la persona es consciente de la irracionalidad de sus pensamientos. En la hipocondría el pensamiento es egosintónico, la persona piensa que su enfermedad es real.

-En el toc de enfermedad la persona opone resistencia a sus pensamientos obsesivos, llegando a no entender o a enfadarse consigo misma por tener éste tipo de ideas. En la hipocondría, al contrario, la persona no genera resistencia a sus pensamientos, no viviéndolos como intrusos, sino como una voz interior que corrobora el problema de manera constante.

-La conducta de seguridad más habitual en las obsesiones son los rituales, mientras que en la hipocondría son la reaseguración y comprobación.

Aún con estas pistas, resulta como mencionábamos, muy complejos en algunos casos realizar una diferenciación, por eso (y por otras muchas más cosas) siempre es importante evitar el autodiagnóstico y ponernos en manos de profesionales especializados. Recuerda que ésta es una guía orientativa y solo será en consulta donde podamos realizar un buen diagnóstico.

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