Todos hemos intentado alguna vez incorporar nuevos hábitos en nuestra vida y todos hemos fracasado alguna vez en el intento. Es bueno que queramos incorporar nuevos hábitos o que tengamos objetivos nuevos que nos movilizan en nuestro día a día, pero lo cierto es que hay personas de que a pesar de que persisten sus objetivos y que sus planes son a corto plazo, les cuesta mucho ponerse manos a la obra y empezar a llevar a cabo lo que desean repercutiendo así en sus sueños, su autoestima y bienestar emocional en general. ¿Por qué nos cuesta tanto alcanzar nuestros objetivos? Hoy os damos a conocer algunas de las razones más comunes por lo que esto ocurre y además te proporcionamos algunas ideas que pueden ayudarte a afrontar este tipo de situaciones.

¿Por qué nos cuesta hacer cosas?

Vamos a empezar por los por qué, es decir, por las razones más comunes por las cuales a las personas generalmente nos cuesta tanto hacer las cosas.

El miedo, es uno de los factores principales por el que dejamos de hacer las cosas que queremos, puede frenarnos incluso a la hora de llevar a cabo acciones cotidianas que no tienen un gran significado para nosotros pero que son necesarias para cubrir nuestras necesidades básicas. La clave para salir adelante en estos casos estará a aceptar la existencia y presencia del miedo sin dejar que nos limite y arrastre.

La indecisión, cuando no sabemos qué queremos, hacia dónde nos dirigimos o no tenemos ningún plan u objetivo personal que nos sirva de guía es normal que pasemos por momentos de indecisión. El autoconocimiento, la descripción de nuestros valores personales y la definición de metas nos ayudarán a no caer en esta indecisión.

La falta de motivación es otra de las razones más comunes por las cuales a una persona le cuesta tanto hacer las cosas. En muchas ocasiones cuando estamos desmotivados es porque no estamos dando un verdadero sentido los objetivos propuestos, no los estamos haciendo “nuestros”.

La baja tolerancia a la frustración aparece debido a un mal afrontamiento e incapacidad de experimentar bajos niveles de malestar. Y es que es normal que a lo largo del camino para la consecución de nuestros objetivos sucedan imprevistos y situaciones que no entraban en la “hoja de ruta” que habíamos diseñado.

Falta de paso a la acción. En ocasiones hay cosas que nos impiden el comienzo, el dar el primer paso de ponernos en marcha. En muchas ocasiones lo que nos detiene es el pensar en el tiempo que nos vamos a llevar haciendo las cosas y el sólo hecho de hacerlo nos impide siquiera comenzar. Si es así, enfócate en el presente y en los pequeños pasos que tienes que tienes que dar en ese momento, es decir, focalízate en el ahora.

Cómo alcanzar nuestro objetivos

Algunas de las acciones que nos pueden ayudar a combatir estas circunstancias y alcanzar nuestros objetivos son:

• Proponernos una meta específica, es decir, cuanto más concretos seamos con nuestras metas, más probabilidad habrá de que la consigamos.

Dividir nuestro objetivo en “minimetas”. Pensar en el objetivo final puede ser un poco abrumador o incluso desmotivador. Para evitar esto, dividiremos esta meta en “minimetas” que nos permitan ir avanzando en nuestro camino. Esto nos permite crear una planificación paso a paso, y también mantener nuestra motivación debido a la sensación de autoeficacia.

Pensar en los obstáculos. Como hemos dicho antes, seguramente haya dificultades que se interpongan entre tu objetivo y tú. Tenerlos en consideración nos ayudará a estar preparados con un plan de acción para resolverlos.

• Establecer un límite de tiempo. Organizar nuestros objetivos, “minimetas” o acciones en un tiempo razonable y realista nos ayudará a no procrastinar y mantenernos centrados en el “ahora” para conseguir esta meta. Cuanto más tiempo mantengamos una rutina, más fácil nos resultará programar cuándo y cuánto tiempo le vamos a dedicar al día, a la semana, etc.

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