La flexibilidad cognitiva o mental se puede definir como la capacidad que tiene nuestro cerebro para adaptar nuestra conducta y pensamiento a situaciones novedosas, cambiantes o inesperadas. Gracias a ella toleramos mejor los cambios y nos adaptarnos de una manera más adecuada al contexto. ¿Cómo podemos aumentar la flexibilidad cognitiva?

Esta capacidad cognitiva tiene una gran importancia en nuestro bienestar y aprendizaje, ya que nos permite en cierta medida, descubrir estrategias nuevas para resolver inconvenientes que se nos vayan presentado a lo largo de nuestro día a día, reduciendo significativamente el malestar asociado a la incertidumbre y el estrés asociado a los cambios repentinos que podamos experimentar.

¿Cómo se presenta la Flexibilidad Mental en nuestro día a día?

Un ejemplo en el que actúa esta capacidad seria: Una mañana vamos a desayunar, pero nos damos cuenta de que no quedan cereales ¿Qué hacemos?, ¿nos enfadamos y salimos de casa, sin desayunar?, ¿desayunamos en una cafetería?, ¿preparamos un desayuno con otros ingredientes que tengamos? La flexibilidad cognitiva nos permite, ante situaciones más o menos inesperadas, barajar mentalmente una serie de opciones alternativas y elegir la más eficiente o la que nos parece mejor.

¿Qué podemos hacer para aumentar nuestra flexibilidad cognitiva?

  • Cuestiona lo que pasa por tu mente, pon en marcha un pensamiento más divergente, no te creas todo lo que te dice tu mente, párate unos minutos para poner en duda lo que tus pensamientos dicen de la realidad. No somos lo que pensamos, sino lo que hacemos con lo que pensamos. Identifica que historias te cuenta tu mente y decide después que quieres hacer con esa historia.
  • Rompe con la rutina, expande tu mente más allá de la monotonía. Modificar la forma en la que realizas las tareas cotidianas es un buen ejercicio para potenciar la flexibilidad mental, ya que te obliga a desactivar el piloto automático y analizar nuevos escenarios. Por ejemplo, puedes variar el recorrido que haces hasta llegar al trabajo, o puedes desayunar en una taza diferente a la que usas de manera habitual.
  • No te quedes con una única opción, busca nuevas formas de resolver conflictos o problemas en nuestro día a día, fomenta una actitud más creativa, no quedándote en una única opción, sino buscando diferentes posibilidades o diferentes maneras de hacer frente a la situación adversa.
  • Haz deporte, cuando hacemos ejercicio en nuestro cerebro se producen cambio a nivel químico, pues se facilita la liberación de endorfinas y serotonina que tan importantes son tanto para el bienestar como para la flexibilidad cognitiva.
  • Observa e identifica aquellas actitudes propias que refuercen la rigidez cognitiva. Todos en determinados momentos podemos llegar a ser más rígidos en cierta medida, sobre todo cuando necesitamos que algo se dé de una forma determinada porque si no es así, consideramos que está mal hecho, es importante detectarlos valorar otras perspectivas y posibles respuestas a esa situación.
  • Potencia tu creatividad y el aprendizaje, entrena a través de diversas actividades artísticas, busca tareas que ayuden a mantener activa a la mente como leer, aprender un nuevo idioma, dibujar, pintar, cocinar innovando…

La flexibilidad cognitiva requiere entrenamiento, y tu ¿Entrenas tu mente?

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