El mareo es un síntoma que provoca mucho malestar e incluso miedo a las personas que lo padecen, quizás sea uno de los síntomas que los pacientes refieren en consulta que les genera más angustia. Los mareos pueden estar provocados por varias causas, como problemas en el oído, en la vista, cervicales… En este post hablaremos de mareos provocados por la ansiedad.

Mareo y ansiedad

Podemos definir el mareo como una sensación de malestar que se caracteriza por una sensación súbita y repentina de vértigo o inestabilidad, acompañada de cierta visión en túnel, una sensación subjetiva de aturdimiento y debilidad en las diferentes zonas musculares del cuerpo y malestar en el estómago.

La ansiedad es una respuesta fisiológica normal de nuestro cuerpo ante lo que interpreta o entiende como una situación que puede ser peligrosa para nuestra supervivencia. Se producen diferentes cambios en nuestro interior, se acelera el corazón para dar aporte de sangre a los brazos y a las piernas, se retira sangre de la superficie del cuerpo para llevarla hacia los músculos, estrechando los vasos de la piel y ensanchando los de los músculos. La respiración se acelera, aumentando el aporte de oxígeno en sangre, se enfría la piel, y se ordena a las glándulas sudoríparas que empiecen a sudar. Las pupilas se dilatan con lo que se amplía la visión. Todos estos cambios nos preparan para huir y ponernos a salvo, o para luchar. Como ya hemos explicado en varias ocasiones, estos síntomas nos son peligrosos, son sensaciones molestas y desagradables.

Los mareos por ansiedad

Las sensaciones que experimentamos y que nos pueden indicar que el mareo es producido por la ansiedad son: sensación de que todo da vueltas, cierto aturdimiento, debilidad generalizada, sensación de estar flotando…

Hay determinados factores que hace que aparezcan los mareos y se mantengan en el tiempo, estos serían:

Respiración: en situaciones en la que tenemos unos niveles altos de ansiedad puede provocar que nuestra respiración sea más rápida, superficial y torácica. Cuando aumentamos la tasa de respiración por encima de las necesidades de oxigeno de nuestro organismo en un momento concreto podemos decir que estamos hiperventilando, esto es, entra una mayor cantidad de oxigeno de la necesitamos y disminuye el dióxido de carbono. Esta bajada de dióxido de carbono es la que produce una disminución de oxígeno en el cerebro para favorecer el aumento de la capacidad del organismo para responder ante esa amenaza.
Como efecto colateral de esa hiperventilación puede pueden aparecer síntomas como el mareo o inestabilidad, junto con el cansancio, taquicardia y despersonalización o desrealización.

Tensión muscular: ante situaciones que nos producen miedo o angustia, nuestros músculos se tensan como mecanismo de defensa o huida. Esta tensión se localiza en la zona cervical, en los hombros y en el cuello, especialmente. Toda esta tensión puede favorecer la aparición de mareos.

Frecuencia cardiaca: cuando estamos ante una situación que nos produce miedo nuestra frecuencia cardiaca aumenta y también nuestra tensión arterial. Una vez que el episodio ha pasado, nuestro cuerpo reduce la tensión arterial para regularizarla y es entonces cuando puede aparecer el mareo.

Sobrecarga mental: cuando mantenemos uno niveles altos de ansiedad, nos encontramos en un estado de alarma continuado preparados para afrontar una situación de peligro, esto hace que nos sintamos cansados física y mentalmente, sin energía. Nos sentimos débiles, confundidos, mareados.

¿Puedo llegar a desmayarme?

En ocasiones interpretamos el síntoma del mareo como el de no tener control sobre nuestro cuerpo, esto hace que tengamos temor a perder el equilibrio, sintiéndonos vulnerables por la posibilidad de sufrir un desmayo. Pero el desmayo es poco probable que ocurra, el desmayo es un mecanismo de defensa del organismo ante una situación de emergencia, como puede ser cuando baja nuestro nivel de azúcar en sangre, es un recurso para recuperar la normalidad en nuestro organismo.

Tenemos que tener en cuenta que si nos fuéramos a desmayar no se aceleraría el corazón, no nos sentiríamos tensos, ni respiraríamos de forma agitada, ¿sabes porque? porque en ese preciso momento el sistema que está en funcionamiento es el sistema simpático que es el contrario que el sistema parasimpático que produce el desmayo.

Algunas consecuencias de los mareos por ansiedad

El mareo tiene un componente muy obsesivo, intentamos controlarlo manteniendo nuestra atención en ver si aparece o no aparece, establecemos una vigilancia férrea, sin ser conscientes que cuando fijamos nuestra atención en el síntoma, en el mareo, lo que estamos haciendo es mantenerlo.

Unido a este sentimiento de vulnerabilidad que nos produce el mareo, aparece el miedo al ridículo por si la inestabilidad que estoy sufriendo nos provoca un desmayo. Ese miedo al ridículo puede provocarnos ansiedad por si los demás ven o descubren nuestro miedo, creemos que no vamos a ser entendidos. Vergüenza por tener que explicar que tenemos ansiedad.

Hay personas que evitan determinadas situaciones como pueden ser los centros comerciales o supermercados, son espacios donde podemos encontrar muchos estímulos a nuestro alrededor, también tener que hablar en público o una reunión de trabajo hace que el síntoma aparezca.

Pero también ocurre, que la persona lo vive como un continuo, ese mareo lo mantiene durante gran parte del día. El mareo nos puede acompañar a primera hora de la mañana, por la tarde o incluso durante todo el día, pero es interesante como desaparece cuando de repente no tenemos nuestra atención fijada en él o cuando nos distraemos con algo que ocurre a nuestro alrededor.

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