Hemos hablado mucho de ella, pero por si todavía te queda alguna duda, empezamos por contarte el significado de esta extraña palabra, que esconde en sus entrañas un valioso significado.
Entendemos la resiliencia como la capacidad humana para poder sobreponernos, adaptarnos y superar las adversidades que se nos presentan a lo largo de la vida. ¿Qué factores potencian tu resiliencia? No debemos confundir la resiliencia con la capacidad de desarrollar actitudes que nos alejen para siempre del dolor, y es que el dolor es parte también de nuestra existencia y debemos aprender a lidiar con él. Sí que hablamos por el contrario de potenciar nuestra capacidad de transformar esas experiencias negativas en oportunidades positivas.
¿Resiliencia se nace o se hace?
Aunque bien es cierto que existen diversos estudios que afirman que existen componentes genéticos hereditarios, basados en el estudio de los temperamentos individuales, en general, se ha podido demostrar que la resiliencia es una habilidad aprendida. Esto significa que todos, aunque haya quien por diversas circunstancias pueda encontrar más dificultad, tenemos la capacidad de entrenar una actitud resiliente ante la vida. ¿Cómo?
Factores que potencian tu resiliencia
Capacidad de adaptación
No, las cosas no siempre saldrán como queremos. No siempre sentiremos aquello que queremos sentir, no siempre podremos librarnos de aquello que sentimos como desagradable, no siempre se cumplirán nuestros deseos y muchas más veces de las que nos gustaría fracasaremos en esta andadura. La vida, aunque a veces nos cueste asumirlo, no está para cumplir nuestras necesidades. ¡Cuidado! Que esto no tiene que ver con tenernos que quedarnos de brazos cruzados ante la adversidad, con una actitud de “es lo que hay” y soy solo un espectador de mi vida, no nos confundamos. Por el contrario, la aceptación no renuncia a la lucha por aquello que queremos, pero si contempla que hay cosas que no podemos cambiar cuando queremos, a las que inevitablemente nos vamos a tener que enfrentar.
Las personas más resilientes, aceptan con mayor tolerancia las adversidades que se encuentran a lo largo de su vida, entendiendo que no tienen el control sobre todo lo que pase en sus vidas. Y es que, entender que no tenemos el control de todo, es un principio para nuestra salud mental.
Asertividad
La asertividad parte de la idea de que las personas tenemos unos derechos fundamentales que debemos respetar para nosotros mismos y para los demás.
Mucho se habla de que ser fuerte es poder con todo, poco se habla de que ser fuerte es poder decir no puedo con todo. Sobreponernos, incluso fortalecernos ante la adversidad también supone, aprender a expresar cómo nos sentimos, aunque esto incluya tener que decir que no o aprender a delegar.
Muchas de las experiencias de superación se basan en cómo la persona se ha fortalecido al aprender a cuidarse. Porque cuidarse, implica expresar nuestras emociones, opiniones, derechos, ideas, necesidades y sentimientos.
La introspección
Entendemos la introspección como la observación que una persona hace de su propia conciencia o de sus estados de ánimo para reflexionar sobre ellos. Fortalecernos ante la adversidad requiere honestidad con nosotros mismos, requiere tiempo para uno y requiere autoconocimiento. Las personas resilientes conocen mejor sus emociones, sus fortalezas y sus talones de Aquiles. Parar y “mirar hacia dentro” supone encontrar nuestras angustias, nuestras creencias más rígidas y charlar con ellas. Supone, en definitiva, escuchar mis verdades y saber hacia dónde me quiero dirigir.
“Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio tenemos el poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y nuestra libertad.”
Viktor Frankl
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