Las emociones son un aspecto esencial e importante en nuestras vidas, ya que influyen en todo lo que hacemos. Sin ellas la adaptación al medio y la supervivencia se verían influidas de manera negativa. Si no hacemos un sano cuidado de estas seremos más susceptibles al malestar físico y psicológico, es decir, una buen cuidado emocional será determinante para nuestro bienestar.
Regulación Emocional
La regulación emocional es la capacidad para manejar las emociones de forma adaptativa y sana. Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento. Dicho de otro modo, es el proceso de iniciar, mantener, modular o cambiar la ocurrencia, intensidad o duración de los estados afectivos internos y los procesos fisiológicos, tratándose por lo tanto de procesos externos e internos responsables de monitorizar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales para cumplir nuestras metas.
La regulación emocional es un proceso adaptativo del ser humano para ejercer un “control” emocional ante ciertas situaciones, pero los intentos para controlar y/o modificar los estados de ánimo bien pueden ser efectivos y adaptativos o, por el contrario, ineficaces, disfuncionales e incluso contraproducentes como sería la evitación, supresión o represión emocional, conductas adictivas, autolesiones…
Solo el hecho de abandonar los mecanismos contraproducentes que desregulan nuestra emociones ya será un gran paso para que se produzcan cambios espontáneamente.
La regulación emocional sobre todo nos permitirá aprender a canalizar y graduar las emociones desagradables (ansiedad, estrés, tristeza, enfado…). Adoptando una posición activa, cuando experimentamos una emoción podemos modificar la perspectiva cognitiva acerca de ella (reevaluación) y, cuando pasa, modular la respuesta final para aliviar la tensión y expresar lo que sentimos o participar en cualquier actividad que nos pueda ayudar a regular nuestro estado emocional.
Autocuidado
El autocuidado se puede definir como aquellas acciones que lleva a cabo el ser humano con la finalidad de mantener una buena calidad de vida para provocar un impacto positivo en sus vidas. Es decir, el autocuidado es el cuidado referenciado a uno mismo, es fortalecer y cultivar la salud mental, física, emocional para cuidar y prevenir cualquier tipo de enfermedad o malestar mental o físico. Son prácticas, actos diarios y estrategias que influyen positivamente en todas las áreas de nuestra vida y en nuestro bienestar. Estos actos diarios van a permitir que las personas se ayuden a sí mismas y a su bienestar, regulando aquellas circunstancias que pueden afectarlas.
El autocuidado positivo se constituye por tres elementos:
1- Tener una actitud o estado mental en el que te sientas valorado y te quieras a ti mismo. Es una actitud que te motiva a cuidarte bien.
2- Ausencia de actitudes de autorrechazo, como puede ser pensar que no vales nada, que te mereces que te pasen cosas malas, que no puedes permitirte cosas porque eso te hace ser egoísta, etc.
3- Que realices acciones beneficiosas específicas que te hagan crecer como individuo y valorarte como tal, es decir, que dediques parte de tu tempo a cuidarte y hacer cosas que te hagan feliz.
Tipos de autocuidado
Hay distintos tipos de autocuidado, los más comunes son: el autocuidado físico, social, mental y emocional.
- El autocuidado físico: tiene relación con atender nuestro cuerpo físico y nuestra salud, en cuidar lo físico a través de acciones que beneficien el cuerpo, desde una alimentación sana hasta ejercicio.
- El autocuidado social: consiste en la relación que tienes contigo y con los demás. Cuando estás bien contigo también lo estás con los otros a través de la empatía y la solidaridad.
- El autocuidado mental se relaciona con lo cognitivo, con todo aquello que tenga que ver con cultivar la mente, como leer, aprender algo nuevo y el cuidado de los pensamientos. Lo importante es mantener una mente activa, ejercitar el cerebro y la mente.
- El autocuidado emocional se basa en cuidar de nuestras emociones, aprender a regular y manejarnos con estás nos ayudará como bien he dicho antes, a llevarnos bien con nuestros estados emocionales, cuidándonos así cuando estamos mal.
Bibliografía:
Arenas, L., Jasso, J., y Campos, R. (2011). Autocuidado: elementos para sus bases conceptuales. Global Health Promotion, 18(4), 42-48.
Compte Boix, A. (2014). Regulación emocional: concepto, estrategias y aplicaciones en la relación de ayuda DE AYUDA.
González, A., y Vázquez, A. G. (2020). Lo bueno de tener un mal día: cómo cuidar de nuestras emociones para estar mejor.
González, A., & Mosquera, D. (2012). Trabajo con patrones de autocuidado: un procedimiento estructurado para terapia EMDR. Revista Iberoamericana de Psicotraumatología y Disociación, 4(2).
Perera Medina, C. (2017). Conciencia emocional y regulación emocional.
Comentarios recientes