PASTILLAS PARA LA ANSIEDAD.

España es uno de los países del mundo donde más se consumen psicofármacos. Los ansiolíticos y antidepresivos son los fármacos de primera elección para los problemas de ansiedad. Su uso combinado con la terapia psicológica aumenta la eficacia del tratamiento a la hora de superar el problema. En este artículo vamos a conocer las principales pastillas para la ansiedad.

Orfidal, Lexatín, Trankimazín… seguramente estas palabras te resulten conocidas. Todos nosotros hemos oído hablar de ellos, cuanto menos conocemos a alguien que siempre lleva su Orfidal en el bolso, “por si acaso”. Es bastante probable que, cuando alguien busca ayuda profesional para superar un problema de ansiedad, el médico de cabecera o bien el psiquiatra al que derive directamente le paute un tratamiento farmacológico en primer lugar. No es nada raro. En muchas ocasiones, se recomienda el tratamiento psicológico de la ansiedad combinado con un tratamiento farmacológico porque se pretende conseguir la máxima mejoría en el menor tiempo posible, esto es, ser más eficiente y eficaz.

Ahora bien, muchos de nosotros nos encontramos en la situación de no saber muy bien qué son esas pastillas para la ansiedad que nos prescriben, y mucho menos su utilidad. “¿Por qué tengo que tomar pastillas, si yo sólo quería ir al psicólogo?”, “No veo la utilidad a tener que depender de una pastilla cada día, durante mucho tiempo, si yo además soy antimedicación” son algunas de las preguntas que uno mismo puede plantearse ante un tratamiento farmacológico. Es por este motivo por lo que en esta entrada del blog nos gustaría responder a todas vuestras dudas sobre las principales pastillas para la ansiedad y, sobre todo, explicar cuáles son.

¿Qué es un psicofármaco?

Los psicofármacos son las pastillas que actúan sobre los neurotransmisores del cerebro para, en definitiva, modificar las manifestaciones cognitivas, fisiológicas y conductuales de las personas. En definitiva, un psicofármaco es un aliado externo que nos ayuda a disminuir los síntomas tan intensos y frecuentes del problema psicológico y, consecuentemente, mejorar el estado de ánimo, puesto que nos hace estar mejor y algo más preparados para enfrentar el problema.

¿Por qué tengo que tomar pastillas para la ansiedad? ¿Es estrictamente necesario?

Si un médico especialista te ha prescrito un psicofármaco es porque lo ve necesario. Si bien es cierto que en todo momento son importantes, son sobre todo necesarios en los primeros momentos del problema, cuando aún no disponemos de herramientas o estrategias personales o internas para hacer frente y eliminar por completo el problema psicológico que nos domina en nuestro día a día.

¿Cuáles son los principales fármacos para la ansiedad?

Si bien es cierto que existe una gran variedad de psicofármacos, los más idóneos para los problemas de ansiedad son los ansiolíticos y los antidepresivos (sí, has leído bien, aunque te parezca sorprendente en un primer momento, se ha demostrado que determinados antidepresivos son incluso más eficaces en determinados casos para combatir algunos problemas específicos de ansiedad que los propios ansiolíticos, el principal tratamiento de elección general). Sus principales efectos son los de reducir la activación generalizada, induciendo un estado de relajación general y relajación muscular incompatible con la ansiedad, al igual que inducen al sueño, entre otros efectos.

Si bien es cierto que existe una gran variedad de pastillas para la ansiedad, aunque no exhaustiva a continuación os mostramos algunos de los principales psicofármacos o pastillas para el tratamiento de la ansiedad (es importante recalcar en este punto que la clasificación es meramente orientativa, en términos generales, puesto que la elección de uno u otro siempre dependerá del médico competente según cada caso individual).

Orfidal® (Lorazepam): es uno de los ansiolíticos (benzodiacepinas – BZD) más conocidos y consumidos, sobre todo para tratar los problemas de ansiedad (a corto plazo) y de insomnio. Es un fármaco de acción corta, esto es, el efecto se produce entre las 5-20h, por lo que produce menor somnolencia pero mayor dependencia. Por este motivo, su ingesta continuada –sobre todo por las noches- no debe ser superior a los 3 meses.

Trankimazin® (Alprazolam): es otro de los ansiolíticos (benzodiacepina) más utilizados y conocidos por la población –de hecho, actualmente es la BZD más recetada en el mundo-. Está especialmente recomendado para los problemas de crisis de ansiedad con o sin agorafobia, entre otros. Es un fármaco de acción corta por lo que, de igual forma, puede generar dependencia si se consume más allá de las 12 semanas.

Lexatin®: ansiolítico (BZD) que se utiliza para tratar los problemas de ansiedad severos. De acción intermedia (comienza a hacer efecto a partir de las 20-40h), también puede producir dependencia tras un consumo continuado.

Diazepam: es uno de los ansiolíticos (BZD) más eficaces contra los problemas de ansiedad en general y alcanzó un enorme éxito en su origen, puesto que fue de los primeros ansiolíticos en comercializarse. Fármaco de acción larga (más de 40h), lo cual implica mayor somnolencia pero menor grado de dependencia.

Escitalopram: es un antidepresivo ISRS (Inhibidor Selectivo de la Recaptación de Serotonina) que se utiliza para tratar una gran variedad de problemas psicológicos: ansiedad generalizada, fobia social, trastorno de pánico con o sin agorafobia… De acción corta, su eficacia en comparación con otros antidepresivos ISRS se ha visto ampliamente demostrada.

¿Las pastillas para la ansiedad tienen efectos secundarios?

Como cualquier fármaco, es cierto que la medicación para cualquier problema psicológico puede conllevar algún efecto secundario reversible (somnolencia, dificultad leve de atención o memoria..), pero tu médico siempre estará atento a que éste sea el mínimo posible. Es más, los psicofármacos actuales son cada vez más selectivos, por lo que uno de los principales objetivos que persigue la industria farmacéutica es reducir hasta llegar a eliminar cualquier efecto indeseado y combatir la posible dependencia o tolerancia a los mismos.

¿Tendré que estar “atado” a la medicación durante mucho tiempo?

Depende del caso, aunque lo que sí podemos asegurarte es que el médico especialista pautará la retirada progresiva de los psicofármacos desde el primer momento en el que lo vea oportuno. Recuerda una vez más que la medicación es un complemento importante del tratamiento, pero el objetivo final es que consigas superar la ansiedad sin necesitar nada externo para conseguirlo.

Ahora bien, es muy importante recalcar en este punto que bajo ninguna circunstancia yo mismo puedo automedicarme o bien abandonar el tratamiento por mi cuenta (sobre todo, es muy común pensar esto cuando empezamos a ver mejoría -“Si total, ya estoy mejor, no me hace falta”-), puesto que aquí sí que es posible que aparezcan efectos secundarios indeseados (cefaleas, confusión, tensión muscular..) o bien un efecto rebote (repunte de la ansiedad).

En resumen, las pastillas para la ansiedad son, en muchos casos, necesarias y complementarias al tratamiento psicológico para conseguir eliminar el problema de ansiedad. Existe una gran variedad de psicofármacos, aunque son los ansiolíticos y los antidepresivos los principales tratamientos de elección. Trankimazín, Lexatín, Orfidal o Escitalopram son algunos ejemplos de ello. No obstante, si tienes cualquier duda o problema al respecto, como siempre, consulta siempre con un profesional.

 

 

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