Estamos viviendo un auge de visibilizacion de la salud mental, desde hace un corto tiempo cada vez escuchamos más en medios de comunicación discursos relacionados con la salud mental. Quizá estemos apreciando el principio de un cambio a la hora de tratar temas relacionados con el malestar psicológico y que por consecuencia podamos asistir al comienzo de la desestigmatización de todo lo que tenga que ver con nuestra psique. Pero ¿es oro todo lo que reluce? ¿Estamos ante un arma de doble filo? Hoy reflexionamos sobre el auge en la visibilización y la capitalización de la salud mental.
Hablar sobre salud mental es algo que nos favorece socialmente siempre y cuando se haga con rigor, y cuando hablamos de rigor hablamos entre otras cosas, de que la información que se transmita tenga fundamentos científicos y no simples opiniones, que podrían provocar un daño significativo en la población. El problema de hablar tanto de algo es que inevitable se puede acabar hablando “mal”, la cuestión es cuanto mal podemos hacer hablando mal, válgame la redundancia.
Capitalización de la salud mental es también la aparición de empresas que convierten estas luchas (luchas con fuerza y con fines muy importantes) en el terreno idóneo para generar dinero, ofreciendo soluciones mágicas y utópicas a una población en muchas ocasiones desesperada producto de su malestar. ¡Ojo! Que con esto no quiero decir, obviamente, que trabajar /divulgar sobre salud mental debe hacerse de forma gratuita para que tenga validez. Si algo revindicamos los profesionales de la salud es nuestro derecho a ser remunerados como cualquier otro profesional. Pero si algo sabemos los que lo vemos desde dentro, es que la magia, en lo que por lo menos a estos aspectos se refiere es solo humo. El problema, tal vez, sea disfrazar de ayuda un engaño a la población.
Se ofrecen soluciones rápidas y que pretenden sobretodo anestesiar el sufrimiento para poder seguir produciendo. Si hay algo importante que todos debemos entender es que la salud mental no es una nebulosa flotando en el aire ajena a su contexto. El bienestar o malestar psicológico siempre se construye en un contexto. Parte del problema de la nueva situación es que la divulgación de las grandes “voces” “plataformas” llamémoslo X , pone el dedo más que nunca el individuo, como si todos nuestros problemas fueran causados por los “líos” que nos hacemos. Quizá te tomes las cosas demasiado a la tremenda, eres poco resistente o simplemente eres poco agradecido para los regalos que la vida tiene para ti o ¡vaya!, se te torció un neurotransmisor. Sin embargo, discúlpenme por repetirme, para hablar de sufrimiento no podemos dejar de hablar de contexto y pensar lo contrario es un gaslighting (intentar que un individuo dude de su razón o juicio mediante una prolongada labor de descrédito de sus percepciones y recuerdos) del sistema donde el loco eres tú y el problema lo tienes tú . Ciertamente el ser humano es capaz de “liarse” el solo y acabar generando una problemática psicológica que aparentemente no tenga que ver con su contexto actual, sin embargo, sería de un cinismo aplastante que la situación socio económica, por ejemplo, no fuera concebida como problema sustancial en el malestar psicológico.
Aparece también gente hablando de cosas que no saben con una repercusión bestial Asistimos asombrados ante la dualidad que supone que personas con gran influencia enseñen en redes sociales constantemente vidas inalcanzables, generando deseos frustrados y por ende mucho malestar psíquico, (sobre todo en la población joven) y a continuación imágenes o vídeos promoviendo la salud mental. ¿Es la nueva trampa del sistema? ¿Es salud mental no poder aspirar sensatamente a lo que te hacen desear de forma constante? Quizá lo observes así mejor … sería tan asombroso como anunciar un producto adelgazante para minutos después decir que te quieras como eres.
Porque un mensaje bonito y no dudo que cargado de buena intención , se convierte en humo o quizá en pólvora cuando viene precedido de un mensaje implícito “esto es la felicidad” mira ver si puedes. El problema es que lo más probable y hablo de probabilidades altísimas es que nunca puedas obtener todo aquello que te hacen desear y quizá no fuera tan importante , porque deteniéndonos a pensarlo no necesitas un cepillo de dientes de 500 euros para ser feliz ,ni un bolso de 1000, pero lo que crees necesitar o no, no es un constructo tan individual como consideras y se construye en un sistema que va a acabar haciéndote creer que si no lo necesitas , cuanto menos lo vas a desear hasta que estés dispuesto a reventarte los riñones para obtenerlo. Destructivo cuanto menos.
Parece que nos hemos puesto un poco pesimistas, pero considero clave traer al escenario cuestiones como éstas, para que estemos un poco pendiente de qué vemos, qué miramos y qué nos está influenciando constantemente, ya que el sistema no tiene pinta de cambiar, cuidémonos nosotros.
También por supuesto reivindicar la necesidad de mejoras en políticas sociales, porque gran parte de cómo nos sentimos tiene que ver con cómo de facilitador es nuestro contexto. Por último, entender que cualquier ayuda psicológica no debe ser un parche para poder persistir y aguantar en contextos descorazonadores, al menos mientras se pueda.
Muy clarito. Muchas gracias Cristina