Hoy os vengo a hablar de una de las técnicas que en psicología se han mostrado más eficaces para el tratamiento de la depresión: la activación conductual. Pero antes me gustaría empezar con una reflexión y una recomendación. Recomendación: el último libro que me he leído y que aún reposa en mi mesita de noche “Conexiones perdidas” de Johann Hari. Es un libro ameno, de lectura fluida y sencilla y que aporta una perspectiva muy interesante sobre la depresión. Todos los estudios que menciona son muy interesantes y narrados de una forma muy entretenida ¡Para todos los públicos!

Horas antes de escribir éste artículo he estado viendo un programa que ha emitido la sexta sobre salud mental. El psicólogo que acompañaba a los entrevistados, José Estupiñá, causaba sensación en las redes mientras proporcionaba información sobre áreas de tratamiento para los problemas más acusados de la sociedad española: depresión y ansiedad. Psicotwitter ardía: “por fin un psicólogo con criterio en la televisión“. El gremio suele quejarse (y puede que no sin razón) de las intervenciones que suelen hacer algunos psicólogos en televisión. A lo que vamos, Gonzo (el presentador) le lanzaba la pregunta al psicólogo: “¿Cómo se trabajan éste tipo de problema? “. José Estupiñá, a mi criterio muy acertadamente mencionaba la importancia de una buena atención psicológica, pero no es todo, decía: “La atención psicológica individual es solo una pieza de los engranajes que configuran el bienestar. Las claves socioeconómicas son importantes. Hay que observar y trabajar en los contextos de la gente“.

De un plumazo pasaban por mi cabeza muchos de los testimonios que recogió Johann Hari en su libro. El mensaje que Estupiñá ha lanzado hoy en prime time es inmensamente necesario. Quizá parezca obvio, pero no lo es. La depresión y la ansiedad son tratadas, al menos en este país y al menos en muchas ocasiones como fallos del organismo. La salud mental en España está totalmente medicalizada y esto es un problema.

Lo es, porque cada vez que alguien acude a un especialista y después de 5 min de narrativa se lleva un fármaco a casa, hay un mensaje implícito en esa cajita de químicos: “algo está mal en ti“. ¿Y si no fuera así? O bueno ¿Y si no siempre fuera así? ¿Y si la gran mayoría de las veces no fuera así? ¿Y si la depresión fuera una respuesta normal ante un contexto anormal? No es que yo esté descubriendo América, cualquier clínico de a pie, y cualquier persona que haya echado el rato leyendo estudios sobre la depresión, sabrá que, el contexto de la gente que sufre suele estar mal previo a deprimirse: pérdidas, trabajos nefastos, relaciones malas, ausencia de relaciones, soledad…etc.

No quiero perder la oportunidad hoy, que hablamos de depresión, de transmitir este mensaje porque no sabéis lo importante que es y cómo cambia el transcurso de una intervención hacerle saber a la persona que tienes enfrente que esto que siente es una consecuencia y no una causa. Es empoderar, es decirle que tienen algo que hacer, que si cambiamos los ingredientes el plato dejará de darnos ganas de vomitar.

El psicólogo británico Rufus May mencionó que contarle a la gente que su aflicción se debe por completo o en mayor parte a una disfunción psicológica les acarrea toda una serie de efectos perniciosos. Lo primero que ocurre es que los dejas sin recursos, sintiendo que no son lo suficientemente buenos porque su cerebro no es lo suficientemente bueno. Lo segundo que ocurre es que los empujas a enfrentarse a una parte de sí mismos. El mensaje es que hay una guerra desarrollándose dentro de su cabeza. Por un lado, se encuentra su aflicción, resultado de disfunciones en su cerebro o sus genes. Por otro lado, está su parte sana. Su única esperanza radica en someter para siempre al enemigo recurriendo a los medicamentos. Hay algo incluso más profundo en todo esto. Se nos dice que nuestra aflicción carece de sentido, que no es más que un tejido defectuoso. Para Rufus en cambio, detrás de nuestra aflicción siempre hay motivos de peso.

Dicho esto, que espero y ojalá nos dé que pensar, vamos con la técnica que más efectividad ha mostrado a la hora de tratar la depresión: la activación conductual.

Activación conductual

La técnica de Activación conductual concibe la depresión como un problema situacional, es decir, FUERA del individuo y no dentro, como presuponen todas las teorías médicas al respecto. Por lo tanto, hay que cambiar la situación del individuo para que dichos cambios repercutan en su estado de ánimo. Como mencionábamos anteriormente, la depresión se trabaja como una consecuencia.

Principios de la terapia de activación conductual

1-La depresión no se entiende como una enfermedad, sino que es vista como una posibilidad del ser humano debida a una situación o contexto que atraviesa. Es decir, el problema no está en un fallo del individuo, sino en un contexto problemático (al menos para él).

2-Los pensamientos, emociones y conductas que lleva a cabo a cabo la persona con depresión no son meros síntomas que no merezcan atención, sino que son mantenedores del estado depresivo, nutren el problema dándole más fuerza. No son meras manifestaciones del problema, sino que son agentes activos que mantienen y agravan el trastorno.

3-El objetivo de la activación conductual no es un simple aumento de la actividad cotidiana del paciente. Las actividades a llevar a cabo estarán relacionadas con el nivel de refuerzo, las necesidades vitales, los valores, las circunstancias… de la persona.

4-Es importante que la persona acabe siendo una experta en reconocer cómo y de qué manera influyen sus acciones en su estado vital, de esta forma puede cambiar lo que no le conviene a su salud mental y mantener o acentuar lo que le está ayudando.

Fundamentos de la aplicación de la Activación conductual

1-Se centra en las actividades del individuo y el contexto en el que se llevan a cabo. 

2-Enseña al individuo a aceptar sus emociones y por lo tanto a llevar a cabo las actividades aun cuando el estado de ánimo no es el deseado. El orden es el siguiente: 1º la acción y 2º la motivación. La motivación no llega por iluminación y esto no es nada sencillo. Hacer cosas cuando lo que “te pide el cuerpo” es NADA, es verdaderamente difícil, por lo que es importante trabajar con las personas y anticiparnos a las sensaciones iniciales de desagrado que pueden aparecer al hacer cosas sin energía y sin ganas.

3-Es necesario estudiar los patrones de respuesta que están manteniendo el estado depresivo, por lo que el uso de registros será una herramienta frecuente en la práctica.

4-La terapia enseña al individuo a localizar los antecedentes y consecuentes de sus acciones para observar cómo estos influyen en su estado de ánimo y de qué forma.

Evitación conductual

Desde la perspectiva de la activación conductual, la evitación conductual es el principal problema del estado depresivo. De hecho, la AC concibe la depresión como una evitación conductual en sí misma. Cuando hablamos de evitación conductual estamos hablando de acciones, pensamientos, emociones y conductas, que nos alejan de lo que queremos conseguir: el bienestar.

Hay que recuperar rutinas interrumpidas o buscar nuevas que sustituyan a las antiguas. Normalmente un estado de ánimo depresivo empieza tras la ruptura de rutinas cotidianas, esenciales para dar cierta estabilidad a la vida de cualquier individuo.

La activación conductual concibe que el afrontamiento pasivo es enemigo de la mejoría. Por lo tanto, se propone al individuo como agente activo que tiene que actuar para mejorar y no esperar a mejorar para actuar.

Concebir al cerebro como una isla aislada del mundo nunca fue una buena idea. Si quieres entender a una persona, observa su contexto y pregúntate muchas veces ¿Por qué?

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