¿Sientes que, cuando estás nervioso/a, no puedes fijarte en nada más allá de aquello que te da miedo? Te presentamos la visión en túnel.
La visión túnel
En Psicología, la visión túnel es uno de los síntomas característicos de la ansiedad. Como su propio nombre indica, hace referencia a la atención selectiva o focalizada en un aspecto de la realidad –aquello que nos resulta peligroso y/o amenazante-, obviando otros aspectos de la misma.
Pongamos un ejemplo: cuando estoy nervioso/a, sólo me fijo en el perro (si tengo fobia a los perros), en mis propios síntomas (si tengo ataques de pánico con o sin agorafobia) o en mis propios pensamientos u obsesiones (si tengo TOC), sin darme cuenta de todo lo demás que está ocurriendo alrededor. Como si estuviéramos adentrándonos en un túnel –de ahí la metáfora-, no podemos ver más allá.
¿Por qué aparece?
La atención selectiva es totalmente adaptativa, y está presente en cualquier ser humano. La explicación es sencilla: los recursos atencionales del cerebro humano son limitados y, por ende, el cerebro tiene que priorizar o seleccionar qué es aquello que es importante, y eliminar o no prestar atención a aquello que es irrelevante.
La visión en túnel, por tanto, es un sesgo atencional, un tipo de atención selectiva hacia un estímulo en concreto. ¿Y qué es importante para el cerebro? ¡Premio! Entre otras cosas, una de las más importantes es detectar un potencial peligro o amenaza, porque puede matarnos (recordemos, una vez más, que el cerebro está hecho para sobrevivir, no para ser feliz).
Pero.. ¡cuidado con la visión en túnel!
No obstante, en momentos de alta ansiedad, o ansiedad desadaptativa, la visión en túnel puede derivar en una conducta de hipervigilancia –o atención excesiva- a aquello que nos da miedo, porque nos resulta peligroso y/o amenazante, de forma que, en exceso, resulta contraproducente. ¿Por qué?
Por un lado, si yo me centro única y exclusivamente en algo que me da miedo –y que quiero que desaparezca y que no ocurra más-, si le presto toda mi atención, estoy consiguiendo, sin darme cuenta, todo lo contrario: hacer que aumente más, precisamente porque le estoy prestando atención, porque me estoy fijando en ello, y lo analizo escrupulosamente, detectando cualquier mínimo cambio que se produzca. Pongamos un ejemplo para verlo claro: si yo me centro en mis síntomas de ansiedad porque tengo miedo de que deriven en un ataque de pánico –miedo al miedo-, y estoy siempre atento/a a cualquier mínimo cambio en los mismos, ¿qué ocurre? Que estos síntomas se intensifican, e incluso aparecen nuevos síntomas, ¿verdad? Por el contrario, si dejo de prestar atención a algo, si no le doy importancia, ese algo desaparece.
Por otro lado, además, nos impide ver más allá, por lo que nuestra visión de la realidad está sesgada –sólo vemos una parte, y no el todo-, por lo que no podemos ver otros aspectos que le darían la justa importancia a aquello que tenemos miedo.
Rompe con la visión en túnel y la hipervigilancia. Cambia el foco atencional. Amplía miras.
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