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¿Que es el trastorno explosivo intermitente?

Todos hemos explotado alguna vez ante situaciones de estrés y hemos tenido reacciones un poco exageradas, pero en el caso de las personas que sufren un trastorno explosivo intermitente, dichas reacciones son aún más desproporcionadas.

Características

El trastorno explosivo intermitente se conoce como trastorno del control de impulsos. Se caracteriza por expresarse a través de estallidos de violencia súbitos y relativamente breves, desencadenados por situaciones mínimamente frustrantes o estresantes. Son episodios repentinos (20 – 40 segundos) y repetidos de conductas impulsivas, agresivas y violentas, o arrebatos verbales agresivos en los que la persona reacciona con demasiada exageración a una determinada situación.

Los episodios explosivos pueden asociarse a síntomas de tipo afectivo, como irritabilidad, rabia, aumento de energía o pensamientos acelerados. Los episodios agresivos están acompañados por síntomas físicos como cosquilleo, temblor, palpitaciones, opresión torácica, presión de la cabeza o sensación de percibir un eco.

No se trata de algo puntual, sino de un estado emocional incontrolado que es recurrente en el tiempo. La persona no es consciente de las consecuencias y del significado de sus actos violentos mientras los está realizando, pero sí lo es una vez este ha concluido, por lo que después de la explosión sienten mucho malestar, vergüenza y sentimientos de culpa, por el daño que pudieron haber ocasionado, y la imposibilidad de controlar sus impulsos.

Claves para superar el trastorno explosivo intermitente.

Dentro de los diferentes tipos de terapias, la terapia cognitivo-conductual es la más utilizada para tratar el trastorno explosivo intermitente. Esta terapia se puede dividir en varias técnicas:

Técnicas de relajación: La relajación tiene como objetivo reducir la tensión física y mental de la persona, lo que podrá proporcionar bienestar general. Si se permanece relajado se reduce el nivel de tono muscular, además la mente se centra en el propio cuerpo, evitando de esta manera focalizar la atención en otros estímulos que estén fuera de nosotros mismos. Para ello es fundamental aprender a trabajar la respiración, facilitando de esta manera el control sobre el ritmo cardiaco. Entre las técnicas de relajación las más utilizadas son, relajación progresiva de Jacobson, relajación autógena, respiración diafragmática.

Reestructuración cognitiva: Consiste en identificar nuestros pensamientos negativos que no tienen ningún tipo de fundamento y sustituirlos por otros más apropiados para eliminar el malestar emocional que causan los primeros. Muchas veces tendemos a pensar que nuestras emociones son producto de situaciones externas a nosotros, cuando en realidad son la consecuencia de nuestras propias interpretaciones de la situación.

– Técnicas de resolución de problemas: El objetivo es ayudar a la persona a identificar y resolver los problemas actuales de su vida que son antecedentes de respuestas desadaptativas y, al mismo tiempo, en caso de ser necesario, enseñar las habilidades generales que le permitirán manejar más eficaz e independientemente futuros problemas. En definitiva, van a ayudar a crear un repertorio de respuestas alternativas para enfrentarse con situaciones problemáticas y por otra parte van a incrementar la probabilidad de seleccionar respuestas más eficaces entre esas alternativas.

Entrenamiento en habilidades sociales: Estas habilidades, hacen referencia a un conjunto de conductas aprendidas que se ponen en funcionamiento en situaciones en las que la persona se relaciona con otras personas. El entrenamiento consiste en poder corregir aquellas conductas manifestadas por una persona en una situación de interacción social que no sean adecuadas, a través de correcciones en determinados objetivos.

Entrenamiento en asertividad: No nos olvidemos de expresar nuestro enfado de manera adecuada. La ira no expresada genera más ira, luego necesitamos poder encontrar el modo de exteriorizar lo que sentimos sin agredir, y es en eso justamente en lo que consiste la asertividad. Una serie de técnicas las cuales nos permiten expresar que estamos disconformes con alguna cosa o que algo nos ha molestado sin mostrarnos agresivos.

Y para finalizar, el ejercicio físico es una herramienta muy efectiva para reducir la ira y la ansiedad generada por conflictos y discusiones. ¿Qué puedes hacer cuando sientes que la empiezas a desbordarte y te cuesta controlarla? Date la oportunidad de liberar esa emoción, canalizándola de forma positiva a través del ejercicio físico; tarea, por otra parte, altamente recomendable donde las haya. Ir a montar en bici, nadar, correr o andar a paso ligero, te ayudarán a aumentar los niveles de endorfinas en tu cuerpo, esos neurotransmisores del cerebro que producen la sensación de bienestar.

 

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