¿Que es la resiliencia?
Todas las personas, a lo largo de nuestra vida, hemos podido sufrir un “golpe” o un “revés” inesperado. De repente, parece que la vida se encarga de desmontar todo tu mundo, de romperte los esquemas, de obligarte a empezar de cero. Una sacudida. Fuerte. Intensa. Inesperada. Momentos muy dolorosos que cambian completamente tu mundo en cuestión de minutos; parece que la vida nos está poniendo a prueba, llevándonos al límite.
Llora. Grita si tienes que hacerlo. Es normal. Al principio nos puede costar aceptar o asimilar lo ocurrido. Creemos que no es justo, que no nos merecemos tal dolor y sufrimiento, no entendemos por qué por más que queramos encontrar un motivo y en ocasiones incluso podemos hasta no ver salida y dudar de nosotros mismos, de si seremos capaces realmente de salir adelante.
Si pudieras echar la vista atrás un momento, hasta ese momento, ¿querrías volver a experimentarlo? Probablemente tu respuesta haya sido un “no” rotundo. Pero analicemos de nuevo la situación: si la viésemos con perspectiva, ¿de qué te sirvió? ¿Aprendiste alguna lección importante? Aunque nos cueste verlo en un primer momento, estas situaciones tienen una parte “positiva”. Es más, nos atreveríamos a decir que, sin su presencia, quizá no hubiéramos podido aprender esa lección tan importante que la vida nos deparaba. Estamos hablando, ni más ni menos, de la resiliencia.
La resiliencia es la capacidad humana para sobreponerse, adaptarse y superar las adversidades (e incluso salir fortalecidos de ellas). No implica no sufrir, sino poder aprender de esa situación para salir adelante, a pesar de las dificultades. Las situaciones difíciles suponen un antes y un después, una revolución, un cambio esencial en nosotros mismos. Nos permiten pararnos a reflexionar, conocernos (más aún), ser flexibles, ser más fuertes y modificar o crear nuevas estrategias de afrontamiento personales para adaptarnos a la nueva situación y salir adelante (porque con las que disponemos quizá ya no es suficiente). Actitudes, emociones, formas de interpretar el mundo y de comportarse que nunca antes habíamos pensado que podíamos tener.
En definitiva: el dolor (y sus cicatrices) nos hace mejores, nos permite aprender, crecer y avanzar. Siempre hacia adelante. ¿Quieres saber cómo potenciar la resiliencia? ¡No te pierdas nuestra próxima entrada en el blog!
“Y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro de si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa sí es segura. Cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso trata esa tormenta” (H. Murakami).
Es muy interesante el término de Resiliencia pero qué complicado es conseguirlo.
Dá por pensar que lo hemos hecho mal…
Yo he pasado por varios trances muy amargos y, de verdad, no estoy muy segura si me han hecho más fuerte o si he crecido con ello, lo que sí se es que avanzas, no tienes más remedio…
Muy interesante el artículo , siempre se aprende de las crisis , aunque a veces no lo suficiente y volvemos a caer en errores recurrentes.
Pues sí …es cierto. El dolor te hace más fuerte…y más dura. Aprendes que no quieres a tu lado a más gente tóxica y a decir que NO. Alto y claro. Además te queda claro que eres igual que los demás, pues te puede tocar cualquier cosa en la vida, y en mi caso, agradezco profundamente la lección que me ha dado la existencia. También he vivido en primera persona un antiguo axioma: en la crisis sabrás quién está contigo, quién no está y quien sobra. Un saludo
Totalmente de acuerdo, la resiliencia es necesaria en la persona, por muchas razones. 1) Por respeto al otro/a
2) Para poder experimentar la propia vida, aprender y poder disfrutar de ella cuando puedas.