El concepto de psicopatía ha suscitado un importante debate en torno a su definición dentro del campo clínico y forense. Han sido muchos los intentos de establecer una correcta conceptualización del termino psicopatía, pero no ha se ha llegado a un acuerdo.
La psicopatía ha recibido distintos nombres a lo largo de la historia, siendo el primer autor en identificarlo Phillipe Pinel (1801-1862), utilizo el término “manía sin delirio” para referirse a personas que presentando un funcionamiento intelectual normal y manteniendo su capacidad de razonamiento intacta, presentaban respuestas emocionales inusuales y ataques de ira sin sentimiento de culpa y mostrando un comportamiento no acorde a las normas sociales y morales de la sociedad. Otros de los términos que se utilizaron fueron “locura moral” o “degeneración mental”.
Desde entonces han sido muchos los trabajos publicados donde se intentaba concretar el concepto más adecuado para designar este cuadro clínico. En Inglaterra en 1913, la psicopatía fue incluida en una ley del parlamento que definía las enfermedades mentales con el concepto de “imbéciles morales”, luego se cambió por “deficiente moral” y por último en por “trastorno psicopático”. Aunque no se mencionaba el componente moral este ha quedado unido al concepto de la psicopatía.
Kraepelin en 1896, considerado el fundador de la psiquiatría científica moderna, estableció la primera clasificación universal de los trastornos mentales, identificando a la psicopatía como un desorden de personalidad. Siguiendo por el recorrido histórico del término llegamos a 1941 cuando Hervey Cleckley en su obra “The Mask of Sanity” realiza una descripción de la personalidad psicopática, distinguiendo entre conciencia moral e intelectual, manteniendo la intelectual intacta y la moral afectada, destacando su capacidad para imitar los sentimientos pero sin experimentar las emociones asociadas a ellos.
Características clínicas de la psicopatía
Las características clínicas del psicópata, según Cleckley son:
• Encanto superficial e inteligencia
• Ausencia de delirios u otros signos de pensamiento irracional
• Ausencia de nerviosismo o manifestaciones psiconeuróticas
• Poco fiable, falsedad o falta de sinceridad
• Falta de remordimiento o vergüenza
• Conducta antisocial sin un motivo que la justifique
• Juicio deficiente y dificultad para aprender de la experiencia
• Egocentrismo patológico e incapacidad para amar
• Pobreza generalizada en las relaciones afectivas
• Pérdida específica de intuición
• Insensibilidad en las relaciones interpersonales
• Conducta extravagante
• Amenazas de suicidio raramente consumadas,
• Vida sexual impersonal, frívola y poco estable
• Incapacidad para seguir cualquier plan de vida
Más tarde, Robert Hare en 1991, elaboro un instrumento para evaluar la psicopatía en base a las características de Cleckley, se llama Psychopathy Checklist (PCL). Para Hare, todas las definiciones dadas por los diferentes autores tienen en común varias características, como el elevado egocentrismo y falta de empatía, junto con la carencia de establecer vínculos afectivos con las personas.
A lo largo de los años, en las investigaciones que sean han realizado, se han encontrado algunos factores de riesgo que tienen que ver con la psicopatía, como son factores genéticos, biológicos, ambientales y sociales.
La dificultad a la hora de definir el termino gira en torno a dónde se pone en énfasis si en la conducta o en los rasgos de personalidad del sujeto. Para algunos de los investigadores lo destacable es la conducta desviada, delictiva en algunos casos, mientras que para otros lo esencial son las características de la persona.
En general, se puede considerar en la actualidad que la conducta antisocial no es un rasgo fundamental y exclusivo de los delincuentes, al igual que la conducta delictiva nos es un eje central de la psicopatía.
Para concluir, podemos indicar que la característica principal de la psicopatía está en la incapacidad de sentir emociones, no se sentirse apenados por sus comportamientos ni por las consecuencias que pueden generar en los demás. No produce ningún malestar en el sujeto no hay empatía, ni remordimiento ni culpabilidad.
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