Las características de una persona obsesiva no son fáciles de detectar, ya que muchas veces las confundimos simplemente con personas muy organizadas, perfeccionistas y meticulosas, pero la personalidad obsesiva va mucho más allá. Aclarar que ser una persona con rasgos obsesivos no implica tener un trastorno obsesivo compulsivo o un trastorno de personalidad obsesiva. Simplemente comparten ciertos rasgos característicos de ambos trastornos, pero sin llegar a ser patológicos y sin dificultar el desarrollo del día a día de esta persona.

Eso sí, cuando las características de la personalidad obsesiva se llevan al extremo, van a desembocar en conductas desadaptativas que hacen que muchos de sus comportamientos se vuelvan ineficaces e ineficientes y se vean envueltos en un malestar y en niveles de ansiedad elevados. Si, además, perturban de forma significativa el funcionamiento del propio individuo en su vida cotidiana, entonces estamos hablando o bien de un trastorno obsesivo de la personalidad o en un trastorno obsesivo compulsivo.

Características de la personalidad obsesiva

  • Perfeccionismo y minuciosidad: Posiblemente, el rasgo que mejor define la personalidad obsesiva es el perfeccionismo y la minuciosidad. De hecho, estos dos aspectos resultan claves en este tipo de personalidad. Las personas obsesivas tienden de manera general a la búsqueda incansable de perfección, esto conlleva a que haya un alto nivel de exigencia tanto para ellos mismos como para los demás. Está búsqueda de la perfección supone que muchas veces asuman que nadie podrá hacer las cosas tan bien como ellos o con el mismo nivel de compromiso, por lo que les costará delegar tareas. Así mismo, las personas con rasgos perfeccionistas creen fuertemente que no hay margen de error. Esto hace que, en muchos casos, las personas no sean capaces de terminar las tareas o los proyectos, ya que resultan incapaces de cumplir con sus exigencias extremadamente rígidas y perfeccionistas.
  • Dicotómicos: Otro elemento característico de las personas obsesivas es la tendencia a la dicotomía, esto quiere decir que proporcionan valores extremistas acerca de las cosas sin tener en cuenta los valores intermedios. Es decir, ven las cosas en términos de blanco y negro, donde la escala de grises que existe entre ambos términos resulta imperceptible para el obsesivo. Debido a la rigidez cognitiva característica de estas personas solo son capaces (de manera general) de hacer dos valoraciones, la que se adapta a las estructuras de su pensamiento rígido y lo que no se adapta. Para el pensamiento dicotómico una decisión imperfecta es por definición una decisión errónea y como tal intolerable. Este estilo de pensamiento absolutista y muchas veces los conduce a lo que deberían hacer según sus normas internalizadas y no lo que desean hacer.
  • Tener todo bajo control: Estar en control de las situaciones y de sí mismos es su gran deseo, necesitan moverse en ambientes predecibles, lógicos, calculados que le brinden la seguridad de que siempre podrán manejar la situación. Esta necesidad de control extrema les lleva sentirse frustrados en numerosas ocasiones ya que es evidentemente imposible controlar absolutamente todo, puesto que la vida está llena de elementos incontrolables.
  • Búsqueda de aceptación: Tienden a buscar la aceptación de los demás, esto va ligado a la necesidad de creer en las propias capacidades para no sentirse débil ante los problemas del día a día. Si sienten que dan una mala imagen frente a los demás supone que sus cualidades están siendo cuestionadas y esto hace que las preocupaciones frente a lo que les pueda suceder les asalten con más facilidad.
  • Elevados grados de responsabilidad: La persona se siente responsable de que todo deba estar realizado a través de las condiciones de perfeccionismo desarrolladas en su estructura de pensamiento. Todo tiene que ser perfecto y que la responsabilidad de que lo sean o dejen de serlo recae en ellos mismos. Este elemento suele motivar la aparición de elevados componentes de ansiedad sobre la persona.
  • Defensa del valor de la justicia y del orden: Las personalidades obsesivas prefieren el orden y lo predecible a lo espontáneo y sorpresivo; para ellos, la incertidumbre genera preocupación y ansiedad. Dicho aspecto, se manifiesta en su manera de expresar sus creencias e ideales. Considerarán algo como injusto todo aquello que se salga de sus esquemas, creencias y normas rígidas, lo que conllevara a sentimientos de enfado e incluso ira.
  • Hiper-exigencia: Es preciso tener en cuenta que este rasgo no sólo se aplica a uno mismo, sino también a los demás. Para poder satisfacer esta necesidad, la persona tiene que ser híper-exigente consigo mismo, ya que de lo contrario percibirá que todo lo hace mal y no hace nada bien (pensamiento dicotómico). No obstante, la necesidad de perfección típica de la personalidad obsesiva no recae únicamente en sus propias actividades, sino que abarca también todos los aspectos que forman parte de su entorno. Por este motivo, la híper-exigencia suele trasladarse también hacia las personas con las que se relaciona. Por ello tendrá muchas dificultades para trabajar con un compañero que funciona de forma desorganizada o que no tiene en cuenta los detalles de la misma forma que lo hace él.
  • Toma de decisiones: Al guiar todo su comportamiento por medio de estándares de calidad y validez, tendrán dificultades para tomar decisiones, ya que constantemente requerirán elementos que determinen la demostración empírica de que la decisión que toman es acertada. Así pues, la toma de decisiones acerca de temas que no presentan reglas precisas se convierte en una actividad que escapa del control de la persona.

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