Es importante resaltar la necesidad que tiene el ser humano de comprender y de contar con una hipótesis sobre cualquier acontecimiento. Ante cualquier mensaje o situación realizamos una interpretación, la más adecuada y acorde posible a los datos disponibles en ese momento. Esto no quiere decir que sea la “correcta” pero si es suficiente para saciar nuestra necesidad de interpretar la realidad que nos rodea. Es inevitable e imposible no realizar interpretaciones. Cada uno de nosotros durante nuestras vivencias hemos ido desarrollando una forma de pensar (interpretar), un modelo de representar las cosas, conocimientos sobre los objetos, las acciones, secuencias de acontecimientos, en definitiva; una manera de ver al mundo. Todo este proceso es lo que llamamos un esquema mental, ¿quieres saber más sobre qué es pensar en esquemas? Sigue leyendo.

¿Qué es un esquema mental (cognitivo)?

Un rasgo característico de la forma de proceder del sistema humano de cognición es utilizar el conocimiento previo para interpretar nuevos hechos, datos, percepciones, conceptos, etc. Desde Ia perspectiva de los esquemas, este conocimiento almacenado en la memoria está organizado en un conjunto de esquemas o representaciones mentales, cada uno de los cuales representa todo el conocimiento genérico que hemos adquirido a través de nuestra experiencia pasada con objetos, situaciones, secuencias de situaciones, acciones, secuencias de acciones, conceptos, etc. En cierto modo, los esquemas son como modelos del mundo exterior, que representan el conocimiento que tenemos acerca del mismo.

Por tanto, un esquema cognitivo es una estructura general de conocimiento. Es una unidad estructurada, en tanto que representación mental organizada de un conjunto de conceptos integrados. Es conocimiento de tipo general, en tanto que contenido genérico acerca de tipos de situaciones, fenómenos complejos o aconteceres diversos. Los esquemas cognitivos constituyen configuraciones o formas mentales muy amplias y generales que intervienen en la interpretación de la experiencia y la comprensión. No se trata, pues, de conocimiento o información particular sobre determinados hechos o situaciones singulares. El esquema es una estructura representativa de relaciones integradas de conceptos y acciones ordenadas; por lo que se considera que, un esquema es una estructura cognitiva que organiza conceptos relacionados e integra acontecimientos pasados.

Los esquemas comienzan a formarse en los niños, desde muy pronto, y se van desarrollando mediante aprendizaje implícito como resultado de la propia experiencia ordinaria y de las actividades sistemáticas de aprendizaje intencional. Nuevas experiencias y conocimientos modifican progresivamente los esquemas cognitivos previos.

Por ejemplo: un niño pequeño puede desarrollar un esquema para un caballo. Para él un caballo es algo que es grande, tiene cabello, cuatro patas y una cola. Cuando el niño se encuentra por primera vez con una vaca, podría confundirlo y nombrarlo inicialmente como un caballo. Después de todo, encaja con todas las características de su esquema previo de un caballo. Es un animal grande que tiene cabello, cuatro patas y una cola. Una vez que descubre que se trata de un animal diferente llamado vaca, modificará su esquema existente de caballo y creará un esquema nuevo para la vaca.

Tipos de esquemas

Los esquemas que vamos construyendo presentan fundamentalmente una doble naturaleza que da pie a poder hablar de dos tipos de esquemas:

Los esquemas de acción

Estos se construyen “espontáneamente”, guían nuestra conducta dando lugar a determinadas formas de interacción entre la persona y la realidad que son cada vez más ajustadas en cuanto que aquí, la persona, puede comprobar “sobre la marcha” los resultados, positivos o negativos, en la eficacia de este tipo de esquemas. Estos esquemas son los primeros instrumentos de comprensión de la realidad que rodea a la persona siendo, desde la teoría genética, explicados como organizaciones de acciones que son mantenidas conservadas por el niño a través de las situaciones y objetos a los que se aplican. Van referidos a un tipo de estructura de conocimiento no conceptual, sino operativa o ejecutiva; es decir dirigida a la acción de ahí que tengan un carácter netamente procedimental.

Por ejemplo: Si quiero ir al cine, es mi intención de ir, lo que activa el esquema correspondiente que, a su vez, me permite desencadenar y al propio tiempo controlar la operativización de un conjunto de esquemas de acción subordinados al 1.°, es decir, mediadores entre él y la meta a alcanzar; estos esquemas subordinados van dirigidos a la consecución de objetivos instrumentales necesarios a la consecución de la meta del esquema del que dependen; siguiendo el ejemplo puesto: salir a la calle, coger el autobús, sacar la entrada, comprar palomitas y refresco, entrar en la sala, sentarme en mi asiento correspondiente….

Los esquemas de conocimiento

Son los que más netamente contienen información conceptual sobre la realidad, aunque también disponen de componentes procedimentales. Responde a un procesamiento de la información girado conceptualmente y desempeñen un papel básico en la utilización de los sistemas de percepción y memoria; pueden incluirse en los mismos: los esquemas visuales o marcos, los esquemas sociales, que pueden hacer referencia a: prototipos de personas (estudios, liberal…), o temas de roles (profesor, arquitecto…), o temas referentes al tipo de relaciones sociales establecidas (compañero, opositor, amigo…), o temas actitudinales ante la vida (como: ser liberal, conservador, luchar por la libertad o para contrarrestar las desigualdades sociales…) y en los cuales se dan fuertes componentes ideológicos y de sistemas de creencias.

Por ejemplo: Un esquema cognitivo de conocimiento podría ser el de biblioteca, que no equivale simplemente a un conjunto más o menos numeroso de libros, sino que representa una serie de hechos y conceptos relacionados incluyendo estanterías, mesas, asientos, libros, catálogo, ordenación, silencio, lectura, estudio, aprendizaje, etc. en una estructura congruente con la función y actividades que en la misma se realizan. Tal esquema determina expectativas, lo que se espera encontrar y hacer en una biblioteca y lo que no es posible encontrar o hacer en la misma, como comprar libros o bailar.

Procesos para la adquisición de esquemas

Existen tres procesos para explicar cómo se adquieren y modifican nuestros esquemas:

Ampliación: La nueva información es recordada en el contexto de un esquema existente. Es decir, cuando la nueva información no presenta algún tipo de disonancia o discrepancia con la información contenida en el esquema correspondiente, es incluida en éste.

Afinación o Acomodación: La nueva información o experiencia no puede ser completamente acomodada bajo un esquema existente, de tal manera que el esquema evoluciona para volverse más consistente con la experiencia. Es decir, si la disparidad entre la información nueva y la contenida en el esquema alta se produce el fenómeno de acomodación, que propicia una modificación del esquema en extensión y contenido, lo cual cumple una función de cambio, reformulación y/o reubicación de esquemas haciendo el sistema de los mismos más comprensivo.

Reestructuración: Cuando la nueva información no puede ser acomodada por un simple ajuste en un esquema existente, el resultado es la creación de un nuevo esquema. Es decir, cuando la disonancia es lo suficiente alta como para no superar los límites de aceptación de la nueva información en el esquema correspondiente, éste, al perder su virtualidad de operar como patrón de ajuste a la realidad, permanece inalterable, propiciándose la construcción de un nuevo esquema.

En conclusión, la teoría de los esquemas es un método de recibir y utilizar la información que es almacenada en nuestra memoria, así se crea nuestra mente (cognición), generando una interpretación del mundo única, individual, personal y en muchas ocasiones diferente a la del resto.

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