El impacto emocional ante la pérdida de un ser querido es inimaginable, esto se magnifica en esta situación excepcional de estado de alarma al no poder despedirnos de nuestro familiar o persona cercana. ¿Cómo podemos aliviar el dolor que produce esta pérdida? Verdaderamente no se puede, pero si podemos aliviar algunas emociones, modular su intensidad y dejar que aparezcan otras. Importante saber que el proceso de duelo por una pérdida estos días es totalmente diferente, ya que el contexto y las circunstancias que nos rodean alteran el proceso, las fases de duelo y con ello su duración. Hoy hablamos sobre las fases del duelo y rituales de despedida en tiempos del coronavirus.
El duelo
Técnicamente hablando, el duelo (del latín dolium, dolor, aflicción) es la reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo; o, también, la reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe. Incluye componentes psicológicos, físicos y sociales, con una intensidad y duración proporcionales a la dimensión y significado de la pérdida. En términos generales es un proceso normal, por lo que no se requieren situaciones especiales para su resolución.
Fases del duelo
Negación
Se define por la sensación de incredulidad, no creemos lo que está sucediendo o va a suceder. Nos negamos a aceptar lo que ocurre porque “es demasiado fuerte para ser cierto”. Nuestra psique se rebela ante este proceso. La situación extraordinaria de confinamiento y no poder ver a la persona que se ha ido puede agudizar la intensidad de esta fase.
Ira
Durante esta etapa las emociones que están más presentes son la ira, el enfado y la rabia. Cuando nos zambullamos en estas emociones, intentaremos por todos los medios buscar culpables con el fin de encontrar una explicación al fallecimiento. Hay que entender que es un sentimiento básico y necesario. Cuando antes se sienta, antes se disipará. Lo cual no implica que aceptemos cualquier tipo de respuesta y mucho menos cuando ésta se da de forma violenta.
Negociación
En esta etapa nos planteamos qué podíamos hacer para evitar la pérdida, o qué se podría haber modificar para retrasar que esta sucediese. Se intenta crear una ficción que permita ver la muerte como una posibilidad que estamos en posición de impedir que ocurra. De algún modo, ofrece la fantasía de estar en control de la situación. El sentimiento que más aparece es el de volver atrás una y otra vez: “Ojalá lo hubiéramos hecho mejor”, “Si pudiera repetirlo lo haría de otra manera”. Normalmente se pretende llegar a acuerdos con lo divino. Esta fase suele ser la más corta.
Depresión
Esta etapa no se refiere a la depresión como trastorno si no, más bien a un profundo sentimiento de tristeza y vacío. En esta etapa dejamos atrás el pasado y volvemos a conectar con el presente. Comenzamos a ser conscientes de la realidad de la perdida y de que nada podemos hacer para cambiar lo que ha ocurrido. En esta etapa es normal que nos aislemos más y que nos notemos más cansados, incapaces de concebir la idea de que vayamos a salir de ese estado de tristeza y melancolía.
Aceptación
Esta etapa conlleva el reconocimiento de la situación de dolor y limitaciones que conlleva, sin buscar culpables, ni adoptar una posición de derrota, sino asumir una actitud responsable de lucha y supervivencia. A esta fase se alcanza tras realizar un balance de la pérdida y dar nuevos significados a la situación que se vive.
¿Cómo podemos despedirnos de nuestro ser querido si no podemos estar cerca?
De nuevo, tomaremos como referencia para poder ayudaros la “GUÍA PARA LAS PERSONAS QUE SUFREN UNA PÉRDIDA EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS”.
Los rituales de despedida son actos simbólicos que nos ayudan a expresar nuestros sentimientos ante una pérdida, a poner un poco de orden en nuestro caótico estado emocional, a establecer un orden simbólico para los acontecimientos vitales y nos permiten la construcción social de significados compartidos. Teniendo en cuenta la situación actual de aislamiento ¿Qué podemos hacer?
En estos casos, puede resultar terapéutico el realizar una despedida simbólica. Cierto es, que dicha despedida cobra más sentido si se realiza socialmente, es decir, si participan varios miembros del entorno del ser querido fallecido (familiares cercanos o amigos). Actualmente sabemos que por el confinamiento tampoco nos será posible realizar dicha despedida o ritual simbólico al no poder agruparnos socialmente, por tanto, tendremos que realizar el ritual de despedía social a distancia.
Rituales de despedida sociales
Realizar una reunión previa: el objetivo es compartir qué es lo que necesita cada uno, ya las necesidades de cada uno pueden ser diferentes. Esta reunión podrá llevarse a cabo por las personas que se encuentren conviviendo juntas y/o a través de llamada telefónica o vídeo llamada, con los miembros de la familia que no pueden estar presentes. El objetivo es hacer algo sencillo donde todo el mundo se sienta a gusto. Que cada persona pueda expresar lo que le gustaría hacer en una posible ceremonia virtual (incluidos niños, ancianos y personas con discapacidad psíquica).
Ceremonia o encuentro virtual: Propón un encuentro virtual en alguna plataforma online (Skype, Zoom, etc.) que te permita conectar con un buen número de personas y elaborar un ritual donde cada uno pueda llevar un objeto o frase que represente a la persona fallecida y dar espacio para que pueda compartir lo que desee. Incluso, si sois creyentes tal vez algún párroco de tu comunidad pueda realizar una ceremonia a distancia. Sugerencias para la ceremonia: Se puede elegir una pieza musical, adornar con dibujos de los niños, fotos, poesías, redactar un texto donde se expresen los recuerdos y sentimientos dirigidos a la persona fallecida, encender una vela mientras se dicen unas palabras hacia el ser querido ausente. Dejar un minuto de silencio para expresar el amor, el perdón, y la gratitud.
Realiza una actividad simbólica conjunta y coordinada: Por ejemplo, podéis soltar globos (biodegradables a ser posible) a la misma hora con tus familiares y amigos que quieran honrarle, compartiendo este momento desde vuestras ventanas, balcones, azoteas, etc. En su interior pueden ir papelitos con mensajes o no. Poner la canción favorita del fallecido en el balcón de manera sincronizada con el resto de familiares, cantar una canción que os recuerde a esa persona, dedicarle un aplauso especial.
Es importante incluir a los niños/as, personas mayores y personas con discapacidad, en los rituales, explicándoles con naturalidad, de acuerdo con su edad y su condición, lo que se va a realizar y de qué manera pueden participar.
Rituales de despedida personales
Primero de todo, recuerda que nos encontramos en una situación excepcional. Piensa que más adelante, si lo necesitas, puedes llevar a cabo la ceremonia o ritual que te hubiera gustado realizar en este momento, o alguna otra alternativa. Se trataría de aplazarlo un tiempo, pero mientras tanto podemos seguir alguna de las alternativas siguientes:
- Podemos ir preparando un escrito para cuando podamos juntarnos con el resto de la familia y amigos, a modo homenaje tal y como nos hubiese gustado poder hacerle en el momento.
- Exprésate y regula tus emociones a través de técnicas narrativas terapéuticas. Puedes escribir una carta, dirigida bien a tu ser querido fallecido contándole cómo te sientes con todo lo ocurrido, o bien a una emoción concreta (Carta a mi tristeza, rabia, etc.) a Dios (si eres creyente) a la Vida, a otras personas. También puedes elaborar un diario donde expreses todo lo que vas sintiendo cada día. Lo que se cuenta y se expresa, existe y nos ayuda a tomar consciencia de la realidad de la pérdida y de nuestros afrontamientos durante el proceso.
- Se puede destinar un rincón de una habitación, que resulte más tranquila o íntima, como rincón del recuerdo. Colocar una foto de la persona fallecida u objeto que simbolice la relación con esa persona. Adornar ese rincón como más te guste: flores, velas, música, sillón cómodo, etc. Cada vez que desees (tanto tú como las personas que conviven contigo) puedes ir al rincón a estar en silencio, rezar/orar (si eres creyente), expresarle lo que sentimos.
- Construye una caja de recuerdos, para guardar los recuerdos de tu ser querido. Decórala a tu gusto. Esta sugerencia la puedes llevar a cabo con otros miembros de la familia que convivan contigo (por ejemplo, los niños/as). Otra opción es recopilar material gráfico y audiovisual y crear álbumes o mini-documentales honrando la huella de vida compartida.
Recuerda que todo es temporal, si ahora debido a las circunstancias no podemos homenajear al fallecido se puede hacer más adelante. El recuerdo y las manifestaciones de amor estarán presentes en muchos momentos donde la familia puede tener presente al ser querido.
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