Cuando una persona presenta miedo a atragantarse o ahogarse mientras ingiere alimentos o bebidas, estaríamos hablando de fagofobia. Debido a esta fobia, quien lo padece cree que al comer, beber o al tomar medicamentos puede morir asfixiado, a partir de esta creencia la persona va retirando alimentos de su dieta con los que cree que puede atragantarse. En los casos más graves, la alimentación es a base de batidos o purés, no se consume nada sólido, con lo que puede derivar en complicaciones físicas y pérdida de peso importante, asociado a sintomatología depresiva.
En las historias de algunos pacientes, encontramos algún suceso traumático de atragantamiento propio o que hayan sido testigo de alguien que le haya ocurrido, no obstante, en consulta podemos ver pacientes que no han sufrido ningún episodio de atragantamiento que haya sido la causa del inicio de esta fobia.
Imaginemos que aquello que nos provoca temor, que nos genera mucha angustia, es algo que tenemos que realizar diariamente y no solo una vez, sino varias, esto lo que le ocurre a las personas que sufren fagofobia. Se tienen que enfrentar todo los días aquello que les produce tanta ansiedad. Cuando están comiendo, las sensaciones que perciben puede ser opresión en la garganta, notar que la comida se queda atascada o incluso que no baja el alimento.
Cuando acuden a consulta, no es extraño que nos indique los especialistas médicos que han consultado y las pruebas que les han realizado, descartando que el problema tenga una causa orgánica.
Cómo se mantiene la fagofobia
Un factor a tener en cuenta en este trastorno, es la anticipación. Antes de empezar a comer, incluso cuando se va acercando la hora, la persona anticipa aquello que cree que le va a ocurrir, lo mal que lo pasara, generando mucha angustia y provocando una respuesta de ansiedad. Cuando más ansiedad se genere más tensión, que provocara más ansiedad, lo que nos llevara a un circulo ansíogeno.
La atención y el control, será otros factores importantes. El miedo es tan intenso que se desarrolla un intento de controlar el proceso de tragar, esto hace que algo que realiza el organismo sin nuestra intervención, al no conseguirlo, la zona de la garganta se vaya tensionando cada vez más y las sensaciones sean cada vez más intensas. Al inicio de la conducta de comer, la persona pone toda su atención y despliega su sistema de alerta ante cualquier mínima sensación molesta que pueda percibir. El temor al atragantamiento hará que se tensen los músculos de la garganta, con lo que conseguiremos que sea más dificultoso el ingerir los alimentos.
Tratamiento
La terapia cognitivo conductual es el tratamiento psicológico de elección para esta fobia. Los objetivos a conseguir serán:
- Reducir el nivel de ansiedad del paciente, ver qué áreas de su vida están siendo afectadas.
- Reestructuración cognitiva interpretación negativa. Este será un punto importante en el tratamiento, el paciente poco a poco ira identificando los pensamientos catastrofistas que tiene antes de las comidas y se ira trabajando para que vaya cambiándolos por otros más realistas y adaptativos.
- Trabajar la relajación. Enseñar técnicas como la respiración diafragmática o la relajación para reducir los niveles de ansiedad y conseguir que las sensaciones físicas bajen de intensidad.
- Exposición. Conseguir que cada vez la persona vaya incorporando más alimentos a su dieta, empezando por aquellos que le causen menos ansiedad y finalizando con los que presenten más dificultad. Hay que conseguir que la persona cada vez tenga más confianza en sí misma y no preste tanta atención al acto de comer.
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