Creo que lo he entendido . La ansiedad es como una llave que abre un baúl . La ansiedad son mensajes que tengo que aprender a entender. Pero que difícil a veces es encajar la llave”. Así describió uno de nuestros paciente la semana pasada a la ansiedad . Me gustan las metáforas y las historias que los pacientes utilizan para describir que es ansiedad. Estamos acostumbrados a tecnicismos y definiciones de libro que a veces nos dejan un poco insulsos . Y luego viene el que lo sufre, el que lo lleva dentro y es capaz de “dibujar” unos trazos, que hace que el resto puedan entender hasta el cuadro más abstracto .

Mario tiembla en las colas de los supermercados . ¿Y si hago el ridiculo?” se dice. “Yo aquí , en una simple cola de un súper y de repente pierdo los nervios ¿que van a pensar? Ponerse nervioso en el dentista , pues vale. ¿Pero en la cola de un súper?“. “Aguanta”, dice para sus adentros . “Que no se te note, mantén el tipo “.

Pedro sufre ante el compromiso. Le han elegido a él, a él para algo . Para un proyecto, para divertirse, para lo que sea. Pero le han elegido a él. “No tengas ansiedad, no estropees esto, han confiado en ti, no puedes fallar”.

Para Maria son tiempos difíciles. Si de una comparativa se tratase, para María su fobia está haciendo metástasis. Y cada día se expande, o puede expandirse un poco más por su cuerpo. “Otra vez la taquicardia aquí, no por favor, esto va a acabar conmigo”. “¿Y si tengo ansiedad yendo al pueblo? Entonces también perderé el pueblo “. Como quien dice “Por Dios, que este cáncer no toque mi pleura y acabe conmigo”. “¡Células ! No os expandáis más!“.“¿Qué me deparará el mañana?” “¿Qué perderé mañana?” “¿Qué trocito de mi o de mi mundo se comerá mi bicho?

Mario, Pedro y María tienen historias diferentes, pero los 3 tienen una emoción conjunta dentro de ellos, los tres tienen miedo. Para Mario , el miedo es humillación, para Pedro el miedo significa decepción y para María el miedo es traducido como su propia degeneración.

Pero el miedo es miedo. Y a veces está bien que nos lo recuerden .

Nuestros miedos tienen un porqué, es decir, no tenemos miedo porque si, pero no ocultan una profecía de lo que será de nosotros. Como bien decía el paciente con el que empezamos la historia, nuestro miedo es una llave, es nuestra fiebre, que nos avisa donde se produce la infección. Pero mi miedo no es el mensaje de lo que será, simplemente porque porque el miedo es miedo .

Quizá podamos verlo más claro a través de otra emoción como es la alegría. Si yo, Cristina, estoy alegre hoy ¿significa acaso que siempre seré feliz? ¿significa que siempre me irá bien? ¿Significa que seré una persona querida? ¿Garantiza mi alegría actual mi alegría del futuro ? Probablemente todos tengamos muy claro la respuesta: no. Estar y encontrarme alegre significa que probablemente tendré más tendencia a comportarme de un determinado modo, eso si, pero todo lo demás son suposiciones y fantasías. ¿Entonces? ¿Qué nos hace pensar que la emoción del miedo es la profecía de nuestro futuro?

El miedo no es humillación, tampoco es decepción, ni degeneración, tampoco es locura. Porque el miedo es lo que es, miedo.

El ser humano es simbólico y tiende a dotar de significado a todo aquello que lo rodea. Aquella playa, ese objeto que nos dejó nuestro ser querido que falleció, aquel cuadro que me regaló mi antiguo amor. Han dejado de ser espacios u objetos para contener un mensaje. Supongo que algo parecido hacemos con nuestro miedo, lo dotamos de significado creyendo a “pies juntillas” el mensaje que hemos depositado en él.

¿Cuantas veces nuestro pánico nos dijo que íbamos a morir? ¿Y a volvernos locos? ¿Y a no poder soportarlo más? Y sin embargo aquí estamos, demostrándonos una vez más que no estamos hechos para descubrir la verdad, sino para hacer interpretaciones más o menos acertadas de la realidad subjetiva que percibimos.

Decía Antonio Ferrer que conocer de qué estamos hechos es una necesidad vital. Yo supongo que conocer de lo que no, también. Y ni estamos ni hemos estado nunca hechos para descubrir la verdad, ni mucho menos para adivinar lo que será de nosotros .

Tú miedo es eso, miedo. Que hará que te cuentes aquella historia que tú más temes que suceda. Suponemos que no es aleatorio que Mario crea que su miedo es humillación, ni que María piense que su miedo es degeneración . Suponemos que su ansiedad despierta aquellas fantasías que más tenemos que sucedan, aquellos monstruos que todos guardamos en el armario, temiendo que salgan a comernos todas las noches, como cuando éramos niños. Aunque la vida ya nos demostró que nunca salió a cogernos los pies mientras dormíamos atemorizados debajo de nuestras sábanas.

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