Cuando trabajamos con pacientes con problemas de ansiedad, no es infrecuente encontrar personas que manifiestan preocupaciones relacionadas con sus relaciones de pareja. Una queja común en este ámbito es sentir que cuando iniciamos una relación de pareja, repetimos determinados patrones que no nos llevan en la dirección que nos gustaría. Parece que estos patrones estuvieran grabados en un lugar profundo, como una especie de programa o algoritmo que se ejecuta de manera automática ante determinadas situaciones.
Algunas personas explican que no entienden por qué están enamorados de su pareja y a la vez actúan con indiferencia. Otros, parece que boicotean la relación buscando defectos en todas partes. También hay quien siente que una ruptura sentimental sería lo peor que le podría pasar en la vida y se vuelve demasiado complaciente con su pareja para que no se enfade y le abandone (aunque cuando adopta este patrón se siente aún más vulnerable).
Me pregunto si esta especie de programas o algoritmos podrían haberse grabado en la infancia y por eso parecen tan profundos y tan automáticos. La respuesta es que probablemente sí y que, en algunos casos, este tipo de comportamientos podría explicarse (al menos en parte) por lo que se conoce como la teoría del apego.
La teoría del apego
De acuerdo con esta teoría, el modo en que establecemos relaciones con nuestros padres o cuidadores cuando somos niños determina el estilo de apego que aprendemos y que puede clasificarse en los siguientes grupos:
• Seguro: el niño ha tenido unos padres o cuidadores cálidos, receptivos y disponibles y por tanto ha podido desarrollar conductas positivas frente a ellos y una seguridad en sí mismo que facilita la exploración del entorno.
• Evitativo: los padres o cuidadores han mostrado rechazo, hostilidad y escaso contacto, de modo que el niño ha aprendido conductas de distanciamiento y evitación.
• Ansioso-ambivalente: los padres o cuidadores se comportan de manera algo inconsistente, insensibles e intrusivos, de modo que el niño adquiere patrones ambivalentes frente al cuidador.
El apego adulto
Nuestro estilo de apego en la infancia evoluciona hasta conformar un estilo de apego adulto. Ya no son sólo las relaciones con nuestros padres o cuidadores las que están influidas por este estilo de apego, sino también la relaciones con nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo y desde luego con nuestras parejas.
En estrecha relación con los estilos de apego infantil antes descritos, el apego adulto en las relaciones de pareja se puede acomodar a alguno de los siguientes patrones:
• Seguro: Son personas fáciles de conocer y seguras de sí mismas, tienden a tener relaciones de pareja duraderas y experimentan emociones relacionadas con la felicidad y la confianza.
• Evitativo: El amor de pareja tiende a durar poco y a perder intensidad. Las personas con este estilo de apego experimentan miedo a la intimidad y a menudo tienen problemas para aceptar a la pareja.
• Ansioso- ambivalente: Dudan de sí mismos y se sienten incomprendidos por los otros. Se pueden enamorar con facilidad, pero no sienten que sea sencillo encontrar el amor auténtico, ya que no es fácil encontrar gente que se comprometa. Experimentan obsesión, celos y sentimientos emocionales extremos.
El apego, las relaciones de pareja y la ansiedad
Nuestro estilo de apego adulto y sus manifestaciones en las relaciones de pareja influyen, a su vez, en el modo en que generamos y gestionamos la ansiedad. Alguien que presenta un patrón de apego seguro podría ser menos propenso a generar ansiedad relacionada con la relación de pareja, ya que su tendencia natural será a confiar en sí mismo y en los otros. Además, las personas con este estilo de apego posiblemente tengan una mayor facilidad para acudir a su pareja en caso de necesitar ayuda, contando con su apoyo para regular la ansiedad u otras emociones. Sin embargo, una persona con estilo de apego ambivalente podría experimentar una ansiedad mayor en su relación de pareja por miedo al abandono y aquellos que tienen un estilo evitativo podrían no saber cómo apoyarse en su pareja para regular la ansiedad, ya que no están educados para acudir a figuras de apoyo que proporcionen ese confort.
Es cierto que estos programas o algoritmos están a veces grabados en un lugar profundo. No obstante, existen en psicología estrategias para comprender y también moderar su impacto en el modo en el que construimos y gestionamos relaciones y la ansiedad que se deriva de las mismas.
Referencias
Feeney, J., & Noller, P. (2001). Apego adulto. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Rholes, W. S. (2017). Adult attachment, stress, and romantic relationships Jeffry A Simpson and W Steven Rholes 2. Current Opinion in Psychology, 13, 19-24.
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