LAS HISTORIAS DE MIEDO

Ya desde la Odisea de Homero encontramos ejemplo del gusto por lo siniestro. Desde entonces miles de obras literarias, pictóricas, cinematográficas han explorado este paradójico disfrute de las historias de miedo.

A finales del XVIII, con el auge de la literatura gótica, el terror se convierte en género. Un hecho demuestra su vigencia: en todas las épocas posteriores es posible encontrarnos alguna narración convertida en fenómenos de masas.

Con el inicio del movimiento romántico, surgido a comienzos del siglo XIX, aparecieron dos iconos del terror: el monstruo y el vampiro. Es curioso que ambos fueron concebidos en la misma noche. En 1816, en una villa cerca del lago Lemán , en Suiza, se encontraban hospedados, el famoso poeta Lord Byron junto a su médico John William Polidori, el también poeta Percy Bysshe Shelley y Mary Godwin (nombre de soltera de Mary Shelley). Aunque era verano, las condiciones climatológicas eran impropias para la estación en la que se encontraban, obligados por el tiempo a permanecer encerrados decidieron pasar el tiempo inventando historias de miedo. A través de esos relatos, Mary Shelley y John Polidori, crearon el germen de sus fascinantes y legendarios personajes: Frankenstein y el vampiro, en este último se basaría Bram Stoker para crear su famoso Drácula.

Cuando se cumplen doscientos años de la publicación de Frankenstein es un buen momento para hablar de uno de los monstruos más famosos de todos los tiempos. Mary Shelley escribió esta inquietante obra con tan solo 18 años, consiguió que la publicaran dos años después, sin firma y con una introducción de su pareja, el aclamado poeta Percy B.Shelley. Esta obra surge en medio del romanticismo de la época y del círculo que rodeo a la autora.

El Frankenstein es un ser horripilante, alto, feo, hecho con trozos de cadáveres, pensamos en él como un ser sanguinario y de reducida capacidad intelectual, sentimos rechazo por su apariencia, pero es un personaje complejo. La autora lo dotó con características humanas, capacidad de pensar, razonar y ansia de ser amado, nos referimos al monstruo como Frankenstein cuando curiosamente en la obra no tiene nombre, adquiere el apellido de su creador. La novela nos hace reflexionar sobre el sentido de la existencia, el bien y el mal, los límites y la ética científica. Para algunos expertos esta obra es considerada la primera de las historias de miedo, dentro del género ciencia-ficción.

Desde Drácula o Frankenstein hay un continuo interés por todo lo relacionado con este género que culmina en este momento, con el auge de las series de terror: American Horror Story, La maldición de Hill House, The Walking dead, y por supuesto películas del mismo género que se convierten en fenómenos sociales como It, Un lugar tranquilo, La monja o la recién estrenada La noche de Halloween.

¿Por qué nos atraen las historias de fantasmas, casas embrujadas, o monstruos?

¿Qué es lo que hace que leamos un artículo sobre un caso real de posesión o oigamos un audio varias veces para intentar descifrar unos susurros grabados en una casa abandonada? Todo esto lo hacemos porque nos gusta sentir miedo, la emoción que experimentamos al ver o oír historias de terror es algo que podemos controlar, en un momento dado podemos parar, salir de cine, cerrar el libro, sabemos que la duración va a ser breve, que va a terminar y cuando eso ocurra llegara una sensación de alivio que nos hace relajarnos, y eso nos causa placer.

El miedo estimula la misma zona cerebral que la del placer, por eso al mismo tiempo sentimos temor pero queremos repetirlo. Se trata en definitiva de activar las hormonas, la testosterona, adrenalina ,cortisol… una forma de conseguir escalofríos y angustia en una situación controlada.

Miedo es esa emoción poderosa y de raíces primitivas que habita en lo más profundo de nuestro cerebro para cumplir un fin básico, garantizar la supervivencia. Es una respuesta adaptativa que nos protege de determinado estímulos que interpretamos de forma innata o adquirido, como dañinos para nuestra supervivencia y bienestar físico y psicológico.

Sabemos que hay miedos que son universales, están instalados en el ser humanos sin importar la época o la cultura a la que pertenezcan, como los ruidos fuertes, determinados animales, la oscuridad y la muerte.

Con todo lo que sabemos, espero que paséis de una noche de Halloween llena de sustos y sobresaltos, ya sea leyendo una novela de terror o viendo una película acurrucados en el sofá con la manta, tenemos muchas opciones… ¡a disfrutar!

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